Prendas de palabra inaudita, de Juan Martínez

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!
no permitas que el aullido del mar
despostille el aliento de los patios de abril
ni degüelle el perfume de las uvas de otoño

Masticar la soledad en diminutas porciones de muerte
es solamente un viejo oficio
pero poseer pájaros medio muertos por la lejanía
y hacerlos cantar en el cráneo,
esa es una labor que sólo se encuentra
en las otras vertientes del cielo
donde los arbollones de la noche
dejan escapar
todo el esplendoroso lujo de las estrellas nuevas
y el arancel para viajar
por el recuerdo de un sabor a metal acabado
es menos corrosivo, a pesar de los crueles manómetros
que miden el silencio de las palabras caídas
en el aljibe de los sueños;
allí, es necesario trepar de prisa las escalas
aunque nuestra conciencia suene a grillo fracturado
y los pasos retumben en el corazón
como en deshabitadas calles;
porque llegando al último escalón
con los sistemas del olvido suspendidos en cada ojo,
¡qué espectáculo hermoso!
una doncella cruel se baña en las ondas del viento
pero tan hermosa es
que los peces de la luz le vulneran su crueldad
comiéndole el corazón.
La doncella gime y canta soñando que está de fiesta
por la ventana del pecho se oyen los ecos del viento:
tu corazón está lejooos…
y lejos de las venas se encontró el corazón
a pequeños brincos cruzó las alamedas
de luz de una luciérnaga
y con guantes de niebla
se sentó en las escalas de una música hermosa.
cri, cro, cri, cro, cantaba la cigarra
apoyada en sus pétreos derribos de luna.
No nos ha de salvar el matemático equilibrista
pensaban sus antenas
ni el herbolario tierno de pecho devorado
ni la neumática mujer
recién desembarcada de un cálido espacio de amor
por eso preferimos la ululante ribera
con sus bocas de oxígeno y la luna
a quien imploramos clemencia
para nuestra diezmada raza.
Pero ni el agua ni el sol
ni la luna ni el viento
escucharon el anhelo equilibrista del insecto
y el ¡craj! inevitable
sollozó en la navaja del último lamento.
Lleno de dolor el valle
sufrió los mecanismos de la escarcha
y el pájaro viajero del paisaje
bebió la fiebre casta del interior de una lechuga.
Estrujados los relámpagos clamaron
llenando de rumor la hierba
y por el ojo de un búho
vidriada por la soledad
nació la noche con sus milenarios documentos
de parlantes orugas
y subsuelos de intuiciones fantásticas.

El viento seguía arrancando mil murmullos
a la palabra nunca pronunciada
que colgada de un tejo
era olfateada por una incipiente codorniz
pero oscilante entre el olvido y el recuerdo
gritaba formas huecas
a la mentida bendición del tranquilo silencio
que en mitad de una roca construía una plegaria:
«bendita madre muerte»
tú que entre los espacios sin voluntad
del hombre esperas

¡Ten Piedad de su Búsqueda!

no permitas que su sacudido corazón
torne a su esencia de gaviota sin rumbo
sin haber escuchado los salmos que esperan
por su llanto y su cadena de suspiros
dentro de la brillante catedral del viento

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!

porque aun desde estas rocas
carentes de atavíos absolutos
eres nuestra madre y maestra

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!

no permitas que el aullido del mar
despostille el aliento de los patios de abril
ni degüelle el perfume de las uvas de otoño

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!

tú, que desde el ojo desolado del tiempo
hiciste brotar la soledad
propiciando el lenguaje de la filosofía

¡TEN PIEDAD DE SU BÚSQUEDA!

y que el hermoso elíxir con que ungieron la ojiva
de tu blanca mirada
aleje la opresión de la silente niebla
y nos deje tocar
la prenda más hermosa
de la palabra inaudita.


Extraído de Juan Martínez, En el Valle Sagrado. Archivo negro de la poesía mexicana. Malpaís, 2019.

oye, mejico: el país que se odia a sí mismo

Oye mejico
¿no te das cuenta que ya todos saben
a quiénes odias?
¿no te cansas de decir tonterías?
Oye mejico
He trabajado para ti desde los 16
y sigo sin nada
¿de quién tengo que ser hijo para
tener algo?
¿Debo endeudarme treinta años para tener casa?
No juegues conmigo, mejico
me cobras por trabajar
Oye mejico
¿en qué momento decidiste odiar tan profundamente
a tu gente?

Sí, tú.
El que cree que el dinero lo es
todo
¿cuándo dejarás de mentir?

Oye mejico
Ya es suficiente:
El respeto no se enseña a balazos
la obediencia no se gana con miedo
Niños sin rostro será lo que veas
en tu último día.
Oye mejico
¿no te da vergüenza?
Cada que sales a hablar dices las mismas
cosas
Cosas que te inventan la noche anterior
tus
estúpidos asesores
que no aprenden mentiras nuevas

NADIE te cree
Te escuchamos hablar y sólo hay rabia
Oye mejico
¿tus negocios son más importantes que las vidas?
¿de dónde sacas a tus burócratas?

Las alcantarillas se vacían de ratas
enormes e infectadas
Ahora tus oficinas rebozan de muertos
en vida

Oye Mejico
elije bien de dónde aprendes a
ser líder

Sólo son asesinos
racistas
que no soportan ver al pueblo
lo llamas ENVIDIA
cuando lo que sentimos por ti
es ODIO

Oye mejico
te pareces a Videla
a Franco
a Pinochet
Oye mejico
eres Echeverria
Díaz Ordáz
López Portillo
Salinas
todos juntos:
eres Peña Nieto

Oye mejico
debes re-ordenar tus prioridades:
Poder
Ganancias
Negocios
Trampas
Mansiones
Influencias
¿eso es lo único en que piensas?

Oye mejico
¿quién te dijo que desollar adolescentes es enseñar una lección?
Donde quiera que te vean, te verán como asesino
ignorante con traje nuevo
y avión caro
Oye mejico
No me importa cómo se escriba tu nombre
nunca has respetado mi vida
y haces con la tierra lo que se te antoja
Te llamaré como mereces
Ni acento ni equis
ni raíces milenarias
[sin mencionar tu mayúscula]
No eres el ombligo del mundo,
eres el centro de la tortura

Oye mejico
Millones de horas de programación televisiva
que enseñan odio,
a ser pobre pero honrado
confiar en la suerte y en dios
¿estás orgulloso de eso, mejico?

Cada palabra que dices
cada frase que lees mal y sale de tu boca
Te condena

¿Qué eres, mejico?
Eres un “dictador ranchero”
ignorante
con más dinero del que tu pueblo podrá tener
jamás

¿Me oyes, mejico?
No hay nada que puedas ofrecer
más que discursos y palabrería:
no hay vida en tus ojos.

Oye, mejico
veintiséis de septiembre de dos mil catorce
Marca tu calendario
te defiendes de tu propio pueblo
los rafagueas y desapareces
¿dónde están los 43?

Oye, mejico
¿qué comiste hoy?
¿caviar, carne asada, menú mediterráneo?
tortillas con sal
frijol
huevo
una vez al día
siete días a la semana

Oye, mejico
dieciocho de marzo de mil novecientos treintaiocho
Fue tuyo
hiciste lo que quisiste
lo vendes al mejor postor
ahora no vale nada
nada de eso fue nuestro nunca
los héroes de tus libros tienen algo en común:
Los mataste
Oye, mejico
dinero a montones en la PGR
oro a toneladas en la CISEN
una mansión para cada funcionario que guarda silencio
Educación vergonzosa
estudiantes en ruinas
cadáveres en el Ajusco
fosas clandestinas
ríos de sangre invisible

Oye, mejico
¿ya hiciste cuentas?
Me debes mucho
tus finanzas están sobregiradas
Me estoy cansando de hablarte
Espero que hayas ahorrado
Acéptalo:
No te alcanza

Oye, mejico
Miles de mujeres asesinadas
¿tu ejército ejecuta indígenas por diversión?
Es sólo por preguntar
no lo tomes a mal

Oye, mejico
No pretendo poner tu nombre
en alto
a menos que te deje
caer

Oye, mejico
No somos tú
No nos molestes
Tengo que ser “blanco”
para que me quieras
¿No te has visto en el espejo?

Tengo muchas preguntas, mejico
No quiero molestarte
sé que estás ocupado
¿algún negocio que cerrar
o mujer que violar?
No te molesta, ¿verdad?

La policía en la nómina del narco
¿eso ya se acabó?
Me desperté con la inquietud, mejico

Oye, mejico
Tengo 34 años y uso barba
también cabello largo
¿Terminaré encarcelado cuando me veas?
Pensé que vivía en el siglo XXI
Escapé de la religión a los 18
la gran familia mexicana no es para mí
no creo que me vaya al cielo
mejico, no te metas en mi vida
estás en guerra contra ti mismo

Oye, mejico
¡sesentaitres pesos con setentaisiete centavos!
y miles de millones de tu lado
la única palabra que no te sabes es “perdón”.
Esclavo del pentágono
no me pidas que te respete
¿prefieres que nos matemos entre nosotros
mientras cuentas tu dinero
en el rincón?

¡Hey, mejico!
Métete tus reformas por el culo
no nos interesan
oye mejico, nos haces desear
morir lejos de ti

Fuimos a la escuela y nos hablaron de tu historia
mejico, esto no es nada bueno
Debo tomar una pastilla antidepresiva al día
desde hace años
las manos me tiemblan con el frío
¿Tu calefacción funciona bien?
mejico, mejor me pongo a trabajar
cuesta mucho sacarte de aquí
mejico, no creo que quieras guerras tontas

Tus cárceles están llenas de pobres y estudiantes
Deja a los normalistas en paz
¿tan mal te cae que te digan tus verdades?
Oye mejico, te estoy pagando demasiado
Creo que es momento de saldar
500 mil por poema largo y un canto
No es nada para ti, ¿verdad, mejico?
Apenas para una casa de mediana calidad

Los perros callejeros inundan los cielos
Tú vives bajo tierra
mejico ya sabemos quién es el enemigo
Puñado de panzones intransigentes
que se gastan todo en relojes e islas
galanes huecos de televisión
con megalomanía

A veces pienso que no tienes vergüenza
mejico, tenemos que hacer escándalo para que los demás
se fijen
en tu ineptitud
Qué bueno que no sólo hay televisión
¿Vamos a seguir así, mejico?

mejico, ya casi es hora de salir
Mi turno con este poema ya termina
no creas que me quedaré horas extra

Oye mejico,
No he usado el seguro social en años
Temo caer de cabeza contra uno de tus toletes
mejico, te dejo la propina en la mesa
Esto se acabó.

—México, DF, 7 a 17 de diciembre de 2014.


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Concha Urquiza: la poeta enamorada de dios, por José Vicente Anaya

                                              Mi naturaleza es de fuego

                                             SANTA CATALINA DE SIENA

                                   Mi temperamento quiere con ardor

                                                SANTA TERESA DE JESÚS

I

CONCHA Urquiza (1910-1945) en su corta estancia aquí en la Tierra dejó una gran estela de amor, que va de su deleitosa  poesía  místico-erótica  a  las  amistades  que cultivó. La capacidad amorosa de Concha se refleja en el gran cariño que, a su vez, le profesaron quienes la trataron de cerca. Amigos y amigas que han demostrado un especial afecto y admiración por Concha son: los escritores Mauricio Magdaleno y Arqueles Vela, los hermanos eruditos Gabriel y Alfonso Méndez Plancarte, las poetas Rosario  Castellanos  y  Dolores  Castro,  los  sacerdotes poetas Joaquín Antonio Peñalosa y Xavier Guzmán Rangel, las cultas abogadas Rosario Oyarzun y Guillermina Llach, los poetas Germán List Arzubide y Manuel Calvillo, los académicos Antonio Castro Leal y Porfirio Martínez Peñaloza, en fin, y tanta más gente.

Concha nació en la ciudad de Morelia, Michoacán, el 24 de diciembre de 1910. Siendo muy pequeña muere su padre y la familia se traslada a la ciudad de México. Desde  sus  primeras  letras  muestra  inclinación  por  la literatura  clásica,  a  tal  grado  que  a  sus  once  años  de edad ya escribe poemas de una admirable confección, como  es  el  caso  de  los  que  publicó  en  La  Revista  de Yucatán (1923). Ya adolescente, a los 14 años, publicó en  la  famosa  Revista  de  Revistas  (editada  hasta  hace pocos años), donde aparece una foto suya en la que es notable su precocidad y una especial sensualidad.

De 1928 a 1933 Concha vivió en la ciudad de Nueva York, periodo en el que se gesta su formación cosmopolita, donde se pone al día en lo que respecta a temas y autores de suma importancia en aquella época. Es también  el  momento  en  que  perfecciona  su  conocimiento del inglés y lee a los clásicos de este idioma. De aquí viene una frase de chispa que hizo correr entre sus amigos: «Cuando estoy en los Estados Unidos y oigo ladrar el inglés, me pongo a leer a Shakespeare. Cuando estoy en México y oigo aullar el español, me pongo a leer a Cervantes».

En los años que anteceden a su viaje a los Estados Unidos y que se extienden a poco después de su regreso  a  México,  Concha  vivió  una  experiencia  politizada con inclinación de izquierda, que parece haber ido de la simpatía o militancia en el comunismo al anarquismo crítico, terminando en una insatisfacción existencial que creyó sólo podría resolver en la vida religiosa, pasando así a una búsqueda mística en el catolicismo que la llevó a ser postulante en un convento de las Hijas del Espíritu  Santo  (monjas  docentes).  En  esta  etapa  Concha escribió sus más bellos poemas, caracterizados por una sabrosura  de  lenguaje  e  imágenes  erótico-amorosas, similares a los que escribieron los poetas clásicos españoles Fray Luis de León, Santa Teresa y San Juan de la Cruz.

Entre la bohemia y la vida religiosa, Concha rechazó toda impostura o alarde típicos en los ambientes intelectuales y, desde este punto de vista, fue tan modesta y rigurosa consigo misma que nunca le dio a sus escritos la importancia que merecían. Fue así que no se preocupaba por conservar sus poemas, y esto quiere decir que  no  pensó  en  que  llegaría  a  publicar  un  libro  con ellos. Son múltiples las anécdotas de sus amigos y amigas en las que cuentan que, estando en alguna cafetería, Concha escribía rápidamente sobre una servilleta y la dejaba en la mesa o se la regalaba a quien le acompañaba.

Ahora  resulta  que  muchas  de  esas  servilletas  son  los originales de sus poemas.

Concha Urquiza murió ahogada en el mar de Ensenada, Baja California Norte, el 20 de junio de 1945. Su poesía ha tenido varias ediciones aunque de pocos ejemplares y una distribución deficiente, razón por la cual ella no es muy conocida. Hasta aquí, se trata de una breve presentación de esta poeta quien, junto con sor Juana Inés de la Cruz, es orgullo para la cultura mexicana.

II

UNA orquídea en el desierto. Sólo una imagen así nos aproxima a Concha Urquiza. Poeta inconcebible que, sin embargo,  apareció.  Insólita,  extraña,  aislada…  Nadie como ella ha podido escribir una poesía delicada, profunda, hermosa, con cánones clásicos y auténtica, en pleno siglo XX. En su poesía no hay meras formalidades, y mucho menos una simple imitación del pasado, puesto que ella vivió su religiosidad (entre 1937 y 1945) con la misma búsqueda y entrega que lo hicieron los poetas místicos españoles en el siglo XVI.

Concha Urquiza amó con intensidad, y con todas las contradicciones que ese amor implica. Su pasión quedó escrita en cartas, en un diario y en sus poemas. Su gran Amado fue Dios. Después de unos cuatro años de militar en  el  Partido  Comunista,  descubrió  que  sólo  el  amor ardiente  por  la  Divinidad  podría  llenar  su  existencia. Sucedió en 1937, «la noche en que Él se apoderó tan completamente de todos mis deseos» [1]. Unos meses más tarde escribió: «Nunca amé a nadie con tal pasión del entendimiento y la voluntad, ni creo que después de haber sentido esto pudiese contentarme con el amor de un hombre» [2].  El  amor  ha  sido  la  vía  de  acercamiento  y  culto  a Dios para la mayoría de los místicos católicos. Más de 200 años antes de los místicos clásicos españoles, Ramón Llull decía: «Sin el amar, Dios no se comunica con hombre  alguno» [3]. Y  fray  Luis  de  León: «Ninguna  cosa  es más propia a Dios que el amor; ni al amor hay cosa más natural que volver al que ama en las primeras condiciones y genio del que es amado» [4].  Recordemos que san Juan de la Cruz llegó a concebir diez grados de amor místico: «1…hace enfermar al alma provechosamente. / 2. …busca sin cesar a Dios. / 3. …hace al alma obrar y le pone calor para no faltar. / 4. …causa en el alma, por razón del amado,  un ordinario sufrir sin fatigarse. / 5. …hace al alma apetecer y codiciar a Dios impacientemente.  /  6.  …hace  correr  al  alma  ligera  hacia  Dios  y dar muchos toques en él, y sin desfallecer corre por la esperanza. / 7. …hace atrever al alma con vehemencia. / 8. …hace al alma asir y apretar sin soltar. / 9. …hace arder al alma con suavidad. / 10. …hace al alma asimilarse totalmente  a Dios…» [5]. Concha Urquiza, con toda seguridad, conoció todos estos grados de amor.

La poesía mística es forzosamente producto de una revelación, no puede escribirse sin experimentar el trance espiritual. En 1940, Concha escribe:

A veces me ha pasado una cosa natural, pero desconcertante: volver de una oración6 intensa y darme cuenta, de pronto, como que se me entra por los sentidos, del mundo alrededor  de mí. La sensación es estupor y curiosa tentación de angustia, como quien pasa de un medio físico a otro que le es extraño: había estado viviendo en ese mundo tan diferente,  del alma, y me parece que choco con las cosas exteriores, y  que me lastima su realidad [7].

Pocas veces el fuego vehemente del amor puede ser expresado en una frase corta, como lo hizo Concha Urquiza: «quiero amarte sin mí». Frase que nos recuerda uno de los versos más famosos en san Juan y santa Teresa: «Vivo sin vivir en mí». Pero estas palabras de Concha nos dan otra dimensión.

Siendo  tal  el  amor  de  Concha  Urquiza,  ella,  como poeta enamorada, se describe en un atropello de imágenes para buscar a su Amado:

Yo soy como la cierva que en las corrientes brama.
Sed y polvo de fuego su lengua paraliza,
y en salvaje carrera, con las astas en llama,
sobre la piedra el casco golpea y se desliza.

En un soneto de 1943, el ansia que produce el amor es expresada así:

Este imperioso afán que te reclama
no en el centro del alma fue nutrido:
me ha turbado sin mí, como el sonido,
es ajeno a mi ser, como la llama.

Toda  la  belleza  del  Amado  puede  ser  captada  sin necesidad  de  describirlo  detalladamente,  basta  con algunos destellos que dan una presencia más que total, como en este fragmento del poema «Job»:

hirió la tierra, la ciñó de abrojos,
y no dejó encendida bajo el cielo
más que la obscura lumbre de sus ojos.

En la poesía amorosa mística no faltan las imágenes eróticas, sabrosas, que mueven los sentidos. De «La oración en tercetos» transcribimos estos fragmentos de Urquiza:

Como amante en el seno del amigo,
que largamente bebe su deseo,
gozarme quiero en soledad contigo.
[…]
Cuando te rindas a mi tibio abrazo,
háblame, dulce Amor, de aquella cita
que has de ceñirme con eterno lazo.
[…]
Allí te encontraré la vez postrera,
y en tu pecho de amores florecido
conoceré la eterna primavera.
[…]
El ciego centro de mi vida toca,

y éntrate al corazón como la llama

que en flaco leño con fiereza emboca.
[…]
Y así anegado el corporal sentido,
aquiétate en mi seno mansamente
y tengamos las cosas en olvido.

La  descripción  de  un  paisaje  también  expresa  la delicadeza del sentimiento amoroso, las imágenes suaves nos dejan la sensación de un momento en que la enamorada de tanto tener el amor casi lo pierde:

Ya la niebla sutil se despereza,
y canturreando amores en el viento
un pájaro los valles atraviesa.

Los ojos se fascinan de ver, y ya no son los sentidos ordinarios, ven más y diferente, como en estos versos del poema «El encuentro»:

La playa vasta en los dorados ojos,
de clara luz bañada;
las aves marineras atraviesan,
colúmpianse las brisas derramadas;
cálido olor de brotes y de nidos
trasciende la montaña.
Ávida y lentamente va la tierra
por las pupilas áureas.

El pasmo ante el inmenso y complejo funcionar del Universo culmina en la percepción de la música estelar:

Bajo los quietos ojos
treme y se agita la materia informe;
giran las nebulosas encendidas,
halla su centro el incipiente orbe,
la múltiple expresión busca el principio,
agrúpanse los átomos veloces,
se organizan las fuerzas derramadas,
se complican las notas en acordes.

Vida, materia, toda posesión (hasta el amor asido), están bajo el signo de lo efímero –desgaste, trocitos que van desapareciendo:

¿Qué es bajo polvo lo que vil adoro,
y que siendo este bien perecedero,
a tiempo que lo gozo, lo devoro?

La ciudad alucinada, con su presencia aplastante de materialidad, puede explicar la tristeza y la necesidad de un contacto en el orden de lo sensible:

Va la ciudad flotando a la deriva
con perezosas brumas y deshielo;
la luz, sobre la cúpula del cielo,
más parece pintada que no viva.

Para la mística católica sólo el amor a Dios induce a pasión extrema. Ya nos había dicho Concha Urquiza: «ni creo que después de haber sentido esto pudiese contentarme con el amor a un hombre». San Juan de la Cruz dice: «es una transformación total en el Amado, en que se entregan ambas partes por total posesión de la una a la otra, con cierta consumación de unión de amor» [8]. La sabrosura de este amor pleno, erotizado, mueve al olvido de lo terrenal:

Mi corazón olvida
y asido de tus pechos se adormece:
eso que fue la vida
se anubla y obscurece
y en un vago horizonte desparece.
¡Esfuerza, corre, búscale, así aprendas
la ciencia del amor pura y sabrosa,
así del muro de su pecho prendas
y entres a la bodega silenciosa
y sepas el secreto de su vino
con que el alma se embriaga y se reposa!

¿Y qué es el amor? El amor es una de esas pocas cosas que no pueden ser explicadas sin experimento de por medio, y que tal vez sólo la precisa imprecisión de la poesía se aproxima a decirlo:

Amor, corriente escondida
que pechos adentro va,
como un manantial que está
alimentando mi vida.

En los momentos esquivos del Amado, hay dolor, y  la poeta reclama:

¿Por qué, si enamorado,
la ley esquivas del abrazo ardiente?
¿Por qué la dulce fuente
hurtas del bien deseado,
dejando labio y corazón burlado?

También, por ser inmenso el amor, la poeta queda apabullada y confundida, hasta encontrarse en el tenso centro de las contradicciones:

Entre el cobarde impulso de olvidarte
y el doloroso afán de poseerte,
el corazón vacila de tal suerte
que ya no sabe huirte ni buscarte.

Las imágenes amorosas que hemos visto en la poesía de Concha Urquiza, son sumamente explícitas de un amor de enorme fuerza. Su gran amor, Dios, ha sido vivido y cantado con un fuego que arde desde las entrañas del cuerpo y del alma. El místico español Francisco de Osuna, en las primeras décadas de 1500, escribió:

Esta amistad o comunicación de Dios al hombre, no por llamarse espiritual deja de tener mucho tomo e certidumbre…; hablo de la comunicación que buscan e hallan las personas que trabajan de llegar a la oración y devoción, la cual es tan cierta que no hay cosa más cierta en el mundo, ni más gozosa, ni de mayor valor ni precio [9].

Todo  amor  vigoroso  lleva  de  diferentes  maneras, entre la dialéctica de la unión y la separación, a sentir muchas formas de dolor y muerte. Pero si el Amado es Dios, el asunto es aún más complejo. San Agustín describió su estado de amor así:

Y no podía vivir sin Él… ¡Con qué dolor se entenebreció mi corazón! Cuanto miraba era muerte para mí… Y cuanto había comunicado con Él se me volvía, sin Él, un suplicio suavemente cruel. Y llegué a odiar todas las cosas porque no Le tenían [10].

El  asunto  es  más  complejo  porque,  en  el  amor místico católico, la muerte es el único medio en que se puede vivir (estar) definitivamente con el Amado. Y de hecho el morir (pasar a la otra vida) es un anhelo ferviente  en  estos  místicos.  Recordemos  estos  versos  de fray Luis de León:  «¿Cuándo será que pueda / libre de esta prisión volar al cielo, / Felipe, y en la rueda / que huye más del suelo, / contemplar la verdad pura sin velo?» O estos otros de santa Teresa: « ¡Ay, qué larga es esta vida! / ¡Qué duros estos destierros! / Esta cárcel, estos hierros / en que el alma está metida. / Sólo esperar la salida / me causa dolor tan fiero, / que muero porque no muero».

Sin  menos  intensidad,  sin  menos  belleza,  Concha  Urquiza escribió estos versos en que desea morir para estar con el Amado:

El corazón do entero te vertiste
tu camino forzado entre despojos,
y el duro sello de tu amor pusiste,
¿qué puede ya buscar sino tus ojos?
¿Qué desear, sino morir contigo?

La muerte es también la liberación (cfr. supra, santa Teresa) de todo sufrimiento terrenal. Lo terrenal, lo pedestre ata a la inmediatez, y hasta puede alejar de la Divinidad.  El  sufrimiento,  entonces,  se  sigue  desdoblando. El deseo de muerte aparece por no tener a Dios en vida o porque es tenido muy poco y deseado más, o para tenerlo definitivamente en la otra vida. Así, Concha Urquiza llegó a escribir:

llegará una hora –quién sabe cuándo… tal vez allá detrás de la muerte–, en que vuelva a abrirse para mí Su corazón  divino y me deje refugiarme en Él, y dormir…»  [11]/ «Dichosos aquellos que mueren en el Señor […], me pregunto si de veras es cosa de entristecerse por la muerte de un ser amado. Dichosos… ¡qué más quisiéramos nosotros que estar con Él ya para siempre!» [12] / «Todavía a ratos cometo la locura de volver a soñar con aquella muerte gloriosa que Tú sabes: morir por amarte». [13] / «En estos días mi oración viene a condensarse en un solo ruego: que si no es posible que sea Suya, no quiera alargar mi vida [14].

Lo más deseado, Dios, está en el orden de lo espiritual; entonces, en su búsqueda choca con todo lo material. Contradicción entre el Cielo y la Tierra. «Yo conozco ahora demasiado bien que me muevo entre sombras y entre muertos, y que –si quiero vivir– Él es la Vida» [15]. Y ya había escrito santa Teresa: «Dábanme gran contento todas las cosas de Dios; teníanme atada las del mundo. Parece que quería concertar dos contrarios, tan enemigo el uno del otro, como es vida espiritual, y contentos, y gustos y pasatiempos sensuales» [16].

Las contradicciones entre lo terrenal y lo celestial llevan a Concha Urquiza hasta la zozobra, a un sufrimiento constante de caídas y levantadas, incluso, a las crisis nerviosas. El mismo amor, de por sí, en tanto sentimiento humano, conlleva contradicciones de las que no escaparon ni los místicos clásicos españoles. No olvidemos que el amor es una pasión. Es por eso que los místicos orientales buscan deshacerse de las pasiones [17]. Entre los cristianos (europeos)  místicos,  parece  que  sólo  Meister  Eckhart coincide con los orientales, sobre todo con su concepto del desprendimiento o desasimiento [18]. Es importante también notar que para los místicos orientales vivir o morir es lo mismo, en tanto simples cambios de «esferas» o reencarnaciones; por lo tanto, les da igual estar vivos que muertos, esto les hace esperar la muerte en cualquier momento sin el deseo de algo mejor en la otra vida. El equivalente al Cielo o Paraíso, para los budistas, es el Nirvana lo cual puede alcanzarse en vida a través del estado búdico (o de Buda); sin embargo, se puede decidir alcanzar sólo el grado de Bodhisattva para reencarnar en la  Tierra y seguir haciendo el bien [19]. En el misticismo oriental también hay erotismo (sexualidad), como lo es la práctica del tantra, pero en este caso la erotización no es con la Divinidad, sino llanamente carnal, y se toma más como una técnica de entrar en trance o iluminación a través del éxtasis orgásmico [20]. Estas diferencias, entre la mística de oriente y la de occidente, vienen al caso sólo para señalar cómo una visión determinada del mundo (cosmogonía) puede crear consecuencias específicas. Sin la vivencia apasionada del amor por Dios, los místicos católicos no habrían producido poesía amorosa tan bella.

III

CONCHA Urquiza, sobre todo, fue una gran enamorada de Dios, y es por este enamoramiento que nos dejó tan hermosa poesía. A las contradicciones de su amor por la Divinidad (todo enamoramiento profundo crea desazón) hay que agregar su lucha entre lo espiritual y lo material, sus amores a humanos y, englobándolo todo, su lucha existencial.
El  amor  siempre  marcó  a  Concha: «recuerdo  que durante muchos años una de las mayores torturas era la carencia de amor, aun el más bajo de los amores humanos…» [21]. Consideró que se excluían mutuamente el amor a Dios y el amor a un humano, y esto le creó un sinnúmero de mortificaciones y dudas: «Dios sabe qué criatura va a pasar mañana delante de mí por la calle, que despierte los antiguos impulsos; qué hora de desesperanza va  a  impulsarme  a  buscar  el  descanso  de  unas  horas lejos de Él… De esto tengo miedo» [22]. Pasaba de la certeza  de que su amor a Dios había terminado con todo cariño terrenal (« ¡qué fácilmente se olvidan los amores humanos!») [23], al descubrimiento de amar terrenalmente («mi corazón está preso, mi entendimiento fijo en una criatura; en mis momentos de adoración pienso en él aunque no quiera; y pensando en él, quiera o no, el corazón se llena de nostalgia, de alegría y de ternura» [24].   Este tipo de contradicciones, por supuesto, no sucedían en un día sino a lo largo de meses, lo cual da una idea de periodos en que su búsqueda daba giros entre aceptaciones y rechazos de entrega total que terminaban deshaciéndola hasta el desasosiego.
Concha no hacía caso omiso de sus «marejadas de sombra» (como llamó a sus crisis):

Sufro porque vivo en una contradicción perpetua. / La vida entera es guerra del cuerpo contra el cuerpo, del alma contra el alma […] no sé qué tengo ni qué quiero […] y con no desear nada, lo que me tortura no es sino un deseo más grande que todos los otros y que los absorbe todos… pero     éste es un huésped desconocido…  [25] / mi corazón está frío, mis nervios exasperados y paralizadas todas mis energías… tengo que debatirme en una angustia incesante; de aquí la terrible exasperación de los nervios, el terror del futuro, y tantas cosas que están haciendo mi vida intolerable [26].

Las búsquedas de Concha Urquiza fueron sinceras. La vitalidad de sus deseos la hizo vivir en un vaivén de extremo a extremo. De la tranquilidad a la inquietud, del gozo al sufrimiento, del cuerpo al espíritu… Cada lucha la aniquilaba:

Si se puede imaginar la desolación y la desesperanza de un hombre que camina a través de un desierto sin límite, o del náufrago que se sienta en la playa a ver el mar inmenso y el horizonte desnudo, día tras día, tal vez se pudiera dar la idea de mi cansancio [27].

En sus «marejadas de sombra», Concha deseó la muerte para dejar de sufrir o para escapar de sus contradicciones: «Yo  sólo  he  querido  morir  para  descansar  un poquito…» (8 de diciembre de 1938) / «Si Dios tuviera piedad de mí, me enviaría la muerte, antes de que me envilezca más… (5 de enero de 1939). Esto ha creado la sospecha de que ella decidió matarse abrazada por la vastedad del Océano Pacífico (también dicen que estaba enamorada del mar); sin embargo, el suicidio no es más que una hipótesis, no hay datos que lo comprueben. Quienes la trataron de cerca aseguran que se ahogó por accidente, pero esta versión puede estar determinada por la condena al suicidio en la fe católica; y también resulta una aseveración especulativa, puesto que no hubo testigos  presenciales  («alguien  dijo  que  había  oído  unos gritos»). Se podría incluso, aventurar alguna otra versión sobre la muerte de Concha Urquiza, pero ahora es un asunto irrelevante.

 Los  últimos  meses  de  su  vida,  según  dice  Gabriel Méndez Plancarte, estuvieron turbados por la depresión. Y en sus dos últimos sonetos aparece lo sombrío desde el título: «Nox» («Noche»). En esta poesía sufre la sensación  de  haber  perdido  a  su  Amado:  «¿Cómo  perdí,  en estériles acasos, / aquella imagen cálida y madura / que me dio de sí misma la natura / implicada en Tu voz y en Tus abrazos? / Ni siquiera el susurro de Tus pasos, / ya nada dentro el corazón perdura…»
La vida de Concha Urquiza fue tormentosa por intensa. Tal vez sea ley que a algunos artistas la intensidad les apresura el tiempo, y tienen que morir jóvenes bajo  cualquier  circunstancia.  A  los  35  años  logró  una obra extensa y madura que muy pocos poetas alcanzan a esa edad. Ella se calcinó en el fuego de sus contradicciones. Puede ser que nunca la consideren santa pero su sensibilidad, sus visiones, la belleza del lenguaje e imágenes en su poesía, ya la consagran como a una excelente poeta mística.


NOTAS

1 Concha Urquiza: Obras. Poemas y prosas, recopilación y prólogo de Gabriel Méndez Plancarte, Editorial Bajo el Signo de Ábside, México, 1945, p. 204.
2 Ibid.,p. 249.
3 Ramón Llull: Proverbis…, traducción, prólogo y notas de Sebastián García Palou, Madrid, Editora Nacional, 1978, p. 103.
4 Fray Luis de León (versión de): El cantar de los cantares, Madrid, Espasa-Calpe, 1981, p. 7. (Colección Austral, 464).
5 San Juan de la Cruz: Noche oscura, Libro II, Capítulo 19.
6 «la oración es una subida o levantamiento del entendimiento en Dios…» Cfr., san Juan Damasceno: Fide,Libro III, Capítulo 24.
7 Concha Urquiza, op. cit., p. 325.
8 Cántico Espiritual,Canción 22.
9 E. A. Peers: El misticismo español, Buenos Aires, Espasa-Calpe, tr. de Carlos Clavería, 1947, p. 80. (Colección Austral, 671). Veamos este argumento de José Ortega y Gasset: «No puede ser objeción contra el misticismo que su conocimiento sea indecible, un color tampoco puede decirse. Por eso lo arriesgado que es someter a peso y medida intelectual lo que el místico declara»; «Los místicos han sido en todo tiempo y lugar grandes artistas de la palabra» citado por Luis Santullano en la introducción de Obras completas de santa Teresa, Madrid, Aguilar, 1963, p. 12.
10 San Agustín: Confesiones,Libro IV, Capítulo 4.
11 Concha Urquiza, op. cit.,p. 365.
12 Ibid., p. 219.
13 Ibid., p. 349.
14 Ibid., p. 345.
15 Ibid., p. 355.
16 Santa Teresa de Jesús: Libro de su vida, Capítulo VII.
17 «Quien se ha liberado de las ligaduras de las pasiones, quien se ha desprendido del cuerpo y quien ha alcanzado la Sabiduría marchando más allá del reino de la ilusión, brilla esplendorosamente como el Sol». Undánavarga, VI, 12, edición de W. W. Rockhill, Londres, 1883.
18 «Celebro el desprendimiento más que todo amor… Lo que el amor tiene de mejor, es que me fuerza a amar a Dios, mientras que el desprendimiento fuerza a Dios a amarme… el amor me fuerza a sufrir todas las cosas por Dios, mientras que el desprendimiento me lleva a ser accesible sólo a Dios… el desprendimiento está tan próximo a la nada que no puede haber cosa alguna entre el desprendimiento perfecto y la nada». Cfr., Meister Eckhart: Los Tratados, Buenos Aires, Ediciones del Peregrino, tr. de Carlos E. Saltzmann, 1982, pp. 171-172.
19 Cfr. Evans-Wentz: El Gran Yogui Milarepa del Tíbet, Buenos Aires, Editorial Kier, tr. de Héctor V. Morel, 1977, p. 41.
20 Cfr. Philip Rawson: Tantra. The Indian Cult of Ecstasy, Singapur, Thames and Hudson Press, 1979.
21 Concha Urquiza: op. cit.,p. 238.
22 Ibid.,p. 278.
23 Ibid.,p. 206 (25 de julio de 1937).
24 Ibid.,p. 372 (20 de enero de 1939).
25 Ibid.,p. 288 (2 de febrero de 1939).
26 Ibid.,p. 284 (7 de noviembre de 1938).
27 Ibid.,p. 365 (9 de enero de 1939).


Ensayo extraído del libro «Brota la vida en el abrazo. Poesía mística y cotidianidad de Concha Urquiza: Una biografía oral», escrito por José Vicente Anaya.

Puedes descargar el libro AQUÍ.

«Ocaranza, el místico de la podredumbre y las tinieblas», por Jessica Gómez

Los místicos, a lo largo de sus búsquedas espirituales, han deseado el encuentro con la luz múltiple que viene desde lo alto y que responde a los llamados de las palabras y de las oraciones que buscan la unificación para lograr la gracia, la iluminación y el encuentro divino.
Los modos anagógicos son diversos; entregarse a monasterios, a montañas, a buscar caminos sagrados dentro de los desiertos, o entregarse a la confección y alumbramiento de la poesía. Este último es el caso de Ramón Martínez Ocaranza, que a lo largo de su trayectoria caminó por las hojas delgadas del catastrófico antiguo testamento.
González Rojo ya sospechaba esos atisbos de espiritualidad cuando dice  “Siento que “en Ramón había, e ignoro con qué grado de conciencia, ciertos residuos religiosos (aunque, desde luego, no dogmáticos) que, aplastados durante su período marxista, salen a flote ahora con toda libertad y honradez.” Y es mi menester explorar un tanto el grado de conciencia que el maestro Ocaranza tenía de su espiritualidad.
En cambio, no es mi intención rehacer frases doloridas que comparen la poesía del escritor que nos atañe con el resto de la poesía mexicana, sino desglosar algunas de las formas que en mí dialogan luego de explorar dos místicas, la de Ramón y la de Ekhart. De esa forma, rindo homenaje y elogio a la obra de un gran pensador que tuvo la fortaleza para volver a hechizar el verbo a través de la propia oscuridad que lo envuelve, a modo de negar la negación del mundo podrido que lo cobijaba y como dice el mismo González Rojo, hacer una la fenomenología de un caos. Para luego afirmar con ello, que es no sólo importante su labor dentro de las letras sino dentro de uno de los encargos que la poesía nos ha legado.
González Rojo también afirma que la poesía de Martínez Ocaranza es única y que ha dado vuelta, marometa y espalda a las corrientes latinoamericanas, que ha roto los esquemas y que ha ido más allá de la lírica nacionalista y que sus composiciones son enigmáticas. Y al suscribirme a dicha idea es que trato de hermanar esa propuesta con un interlocutor de su talla y con ello explorar sus enigmas: Meinster Echkart, un místico del siglo XIII que en su época fue considerado un dominico hereje por pensar, entre otras cosas, que la muerte de Dios era un paso importante para pisar con certeza la búsqueda de sí mismo. En ese espacio solipsista convergen la filosofía, la poesía, la ciencia matemática y la música con sus respectivos esoterismos. Y en todos esos espacios Echkart y Martínez Ocaranza conversan posados en los amarillos luminosos de la palabra y la búsqueda del verbo encarnado.
Martínez Ocaranza, se inició en los misterios gracias a la gnosis de sí mismo, que experimentaba en el México podrido de principios del siglo XX. Él mismo afirma que “los poetas lloran en el diario misterio de la conciencia con la palanca del conocimiento”. Estaba en busca de la conciencia, en un principio, a través de las emociones humanas, luego a través de las tinieblas y de las ciencias matemáticas, Así es como rasga sus consideraciones al afirmar que “[… la] metáfora de un poeta terrible –todo poeta es terrible—puede conmocionar la conciencia del mundo en contra de la bomba atómica.” Estaba seguro del poder de la palabra, del poder que podía tener en sí mismo y del poder que podía tener en el México que le dolía, porque también era comunista y también se inclinaba por las causas y movimientos sociales.

Consideraba al mundo como divino pero terrible, lleno de defectos pero bello. Odiaba el odio de su mundo y por eso quería engendrar amor al declarar: “El odio contra el odio es la más pura belleza del amor”. Este sentimiento como un aspecto de la universalidad divina, de las fuerzas antagónicas pero complementarias, pretendiendo así que sus versos fueran una especie de energía neutralizante.

Le interesaba lo inexplicable de la oscuridad, asumía que dentro de la trinidad siempre existe el lado intangible que es parte de las tres fuerzas donde se conforma y mantiene el equilibrio del universo. Se preguntaba por lo deslumbrante del la luz que inevitablemente te lleva a las tinieblas, cuando siente: “el exceso de luz me ciega más que las tinieblas” (pp. 20). Asumía la parte aterradora del silencio previo al encuentro con la música del universo, aquella que experimentaba Eckhart luego de vivir las tres muertes espirituales que explicaremos después. Y en sus metáforas se recuerda al Dios ebrio imaginado por Lautremont.
Cuando uno recorre las páginas de sus poemarios, especialmente Patología del ser, se encuentra un primer desconcierto al saborear lo mismo odio que amor, luminosidad que oscuridad, arrebato que serenidad e inevitablemente piensa que hay algo oculto entre la vida y la muerte que él ya conocía. Y un ejemplo de ello es cuando dice: “Cada forma se da de lo que es por lo que hace./ De tal manera que las paralelas se juntan cuando nacen.” (pp.29) para mostrarnos que sus metáforas surgen de la contradicción y de la negación. Personalmente encontré algo de explicación cuando leí sobre la mística en la posmodernidad, esa época aplastante que poco nos permitía hablar o pensar en iniciaciones, en escalar montañas o en reposar en un espíritu trabajador y caminar más firme por la antipoesía superpoética para desvelar lo divino del odio y la podredumbre del hombre no iluminado.
Hass, filósofa alemana, al analizar las posibilidades de que exista sabiduría mística en la posmodernidad, acude a Meister Eckhart para ocuparse del camino hacia lo absoluto y hacia el abandono, asume que quien ha de trabajar por su libertad interior debe abandonarse a sí mismo, abandonar el mundo y abandonar a Dios. Asegura que el maestro Eckhart habla de esto a través de la experiencia en las tres muertes que se necesitan para lograr esos abandonos. Recordemos otro verso de nuestro poeta; “La muerte es del mundo de los triángulos”.
 La primera muertes es la “muerte del espíritu”, el ir extinguiéndose frente a lo creado, y consiste en que el alma pierde su propio ser, lo cual provoca el dejar de ser frente a todo.  Así alcanza el alma un estado de nulidad muy libre, tal como era cuando todavía no era. Esta muerte tiene que ser superada otra vez por una “muerte divina”, que consiste en una muerte, en una extinción progresiva frente al propio arquetipo, frente a la “lo increado de la imagen”. Muere la idea y el pensamiento de la divinidad y de la creación. Pero también hay que superar esta muerte: en la tercera muerte, que supera la muerte criatural y la muerte arquetípica, a través de la muerte de la trinidad de Dios dentro de la divinidad. Ésta es “la muerte suprema”: [En esta muerte pierde el alma toda apetencia y todas las imágenes, toda la facultad de pensar  y toda figura y es privada de todo ser]. Pero todavía no se ha alcanzado su final. Después de que el alma, en cierto modo, haya alcanzado la concepción de que la esencia divina es música, entonces sucede algo extraordinario. En este punto la divinidad flota en sí misma y es ella misma todo el universo. Entonces el alma sale de su ser creado y de su ser increado, se empieza a sentir a sí misma, recorre su propio camino y ya no busca a Dios. Se encuentra en la imagen eterna.» (Hass, 2009)
Dadas las concepciones místicas de Eckhart, podemos notar cómo Ocaranza encarna esas muertes en las visiones que tiene de su realidad social, se mata a sí mismo en la miseria ajena, deja de ser un yo y se convierte en un todo, quizá aún en un arquetipo. Luego, abandona la idea de Dios, de la creación como algo que es sacralizado para ser alejado. Y entonces nos deja “el testamento de la tercera muerte de (su) muerte.” (pp.45) Y afirma que “nadie conoció los misterios del nacer./ Si hubiera sido posible tal suceso,/ un inmenso ataúd sería la tierra.” (pp.48) Y para los que no logran entender les pregunta:
 
“Perdóneme, Señor: ¿por qué no quema la droga de su ser?
Hay otras drogas  que pueden conocer el infinito.
Por ejemplo: la droga del reloj cuando se muere.”
 
 
 
Él nos acerca los sacramentos a través de las borracheras o a la embriaguez de la que hablan los sufís, cuando es posible beber la sangre derramada de la verdad, nos acerca el inicio de la creación a  través de la vagina de las prostitutas y nos habla del complejo de Edipo como una manera desesperada de buscar el nacimiento y la muerte en un solo instante. Cito: “Porque los hijos de las putas cuando se acuestan con las putas son alcohólicos.”
Ocaranza encuentra en la poesía el halo necesario para poder llevar el camino de las tres muertes. Allí encuentra la belleza de la fatalidad y de la podredumbre. Él se autonombra “Caín, un hombre enfermo por la maldad del mundo, que lo que produce nace muerto, y se siente prisionero de sí mismo”. Y dice también que se debe lograr “la muerte del fondo de uno mismo”. La muerte se mata para vivir en la conjunción, en la unidad y las instalaciones intangibles de la vacuidad. Parece que Ocaranza telepatea a la pluma para que en la hoja quede todo designio de comunicación con su propia humanidad desgarrada.
Así como la iluminación es pagana, el desacralizar a los dioses es convivir con la estructura total de su ser. “Ni las sombras creadoras de las sombras pueden librarse/de sus propias sombras” (pp. 37 patología). Preconcebir a la muerte es una de sus formas de ver a la vida reluciente aún sin los dioses perfectos.
La ley de octavas utilizada por algunos místicos de nuestro siglo, con  su infinitud musical es rota por Ocaranza, quizá rompiendo el paso del tiempo o aprendiendo la forma de romper el eterno retorno del caracol y parece que aprende una lección. “Yo combiné la ley de las semanas con caracoles muertos” (pp.43) Esa misma ley es una manera sonora que él encuentra para explicarse al universo cuando dice: “No hay moradas que vayan más allá de siete cornos”. Por eso la morada, el encuentro único con dios también lo encuentra en la música como Echkart, luego de cruzar sus tres muertes.
Ocaranza es un iniciado, sabe que al pisar el umbral donde comienzan los escalones recibes aquello que está hecho para cada uno, para su tiempo y para su circunstancia. Y él estaba parado en medio siglo XX, donde el comunismo tomaba forma y fondo en Mexico, donde la montaña sagrada había de ser pisada por los que querían cambiar la realidad de la vuelta de la esquina. Además, sugiere que el comunismo quita la mácula y protege el lado angelical de Ser. ¿Qué de la mística comunista permite la comunicación con otras dimensiones? ¿Qué de lo comunista permite vivir fuera del pecado? ¿Qué de la mística da esa libertad al Ser? Son algunas de las preguntas que formula en los incendios del ser y en la convivencia con los “Fantasmas del No-ser ardiendo”. Es una manera de declarar la existencia de los brahmanes, aquellos seres mitológicos hindúes y de Agni, el dios fuego de la India,  que tienen una manera fenomenológica en la Nada, dentro de todo aquello que sucedía antes de que el mundo fuera como lo conocemos ahora.
“Dos líneas paralelas no se encuentran por el camino de la democracia” (pp.104) es la afirmación de que no se logrará la unificación e integración al todo infinito a través del supuesto régimen democrático que predomina en el sistema Neoliberal. Y entonces es que encontramos atisbos de la mística socialista que, de algún modo encuentra fallida.
Ocaranza resuelve los cuestionamientos que plantea en brillantes metáforas de locos amarillos y decide que ha de cruzarse por la muerte para preparar las huelgas. ¿Será que al descubrir las otras dimensiones de la muerte pierda el apego a las consecuencias terrenas y se pierda el miedo?
Si los astros muertos existen el ser muerto también tiene una manera en el espacio y en el tiempo cuando los astros se presentan en la muerte. “Señora: ¿sabe cómo se presentan los astros?/ En la muerte/ con copas de marfil para sus labios.” (pp.98).
Y luego de todo, se da cuenta de que la única manera de ir, de estar y de ser se encuentra en la poesía, esa combinación de música y de vibraciones sonoras que ordenan al universo. Para componer entonces la Patología del ser que según mi perspectiva es El tratado del odio que odia para engendrar amor.
En términos más concretos Ramón Martínez Ocaranza es una exposición de las muertes iluminadas. Es una épica de ternuras, la consecución de los mitos cartografiados, la paradoja de quien dice odiar.  Develación de los dioses y sus sombras. Y la patología como modo de reivindicación de la conciencia y el encuentro con el ser. Es un relato de la “conciencia de la preconciencia”. La superrealidad para Ocaranza se hace con los verbos del poema. Donde parecería que nos dió una guía de tonos amarillos y grises con el cual matar este mundo.
Y como declara en su último salmo:
“La gran aventura del poeta,
es cuando canta su último salmo
y se sienta a llorar en un camino
para esperar su muerte.”
… aquella que ya no le permitió tomar la pluma para continuar regalándonos espléndidas rítmicas de la ontología y la mística que nos ha legado para fortuna de los buscadores y de los que desean un compañero de guerra en este camino de la asunción en una humanidad que ya comienza la vuelta al espíritu.
 
Porque “allí comienza el diálogo profundo:
El verdadero diálogo del hombre:
El diálogo de la muerte y el poeta.”
 
 
 
 

– M. Haas. Viento de lo absoluto. ¿Existe una sabiduría de la posmodernidad? Alois. Traducción del alemán de Jorge Seca. Colección El árbol del paraíso, editorial Siruela. España 2009.

– Marco Antonio López López. Ramón Martínez Ocaranza, un poeta nicolaita. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Secretaría de Difusión Cultural y Extensión Universitaria. México, 2002.

– Patología del ser. Ramón Martínez Ocaranza. Editorial Diógenes. México, 1981.

– El libro de los días. Ramón Martínez Ocaranza. Universidad Michoacana. México, 1997.

** Ensayo escrito en 2013. Publicado con el permiso expreso de la autora.

Poema de amor en Pasto Verde, de Parménides García Saldaña

Te amo porque entiendo que sin ti no puedo vivir, te amo por tus ojos, pan, agua, tierra, fuego…
te amo Debby porque eres la noche y el día la gracia y la melancolía, te amo porque en tus ojos no hay bruma, te amo porque eres la reina de espadas y la reina de corazones …
… Jack DIEMOND (jajaja) puede seguir su camino al desierto, te amo porque en tu espalda y en tu vientre el agua cristalina se desliza suavemente…
te amo por todas aquellas mujeres que no he amado, te amo por todo el amor a la mujer que no he amado …
rusa negra, terror, revolución, hermana repartiendo los volantes del maestro, compañera en mi juego de la casita, paciente en mi vamos a jugar al doctor, tesoro descubierto, es mi juego de monedas ocultas
bajo la tierra, tu ere’ la rumba, tu ere’ el cha cha chá y el rhythm n´blues y el blues y el feelin’ mi negra santa, mi nocturnal, mi guapacheo, mi papá ribaramicumbandice, mi angustia, mi consuelo
mi burundanga marcando el paso, mi silbando el mambo, mi palmera tropical, bañada por el sol, mi agua azul, el mar violento el mar tranquilo Debby, mi rosa rosa mi tallo verde, mi aguacate, mi sandia, mi guanabana, te amo Debby
…porque eres todo esto en mi vida, en mi cursividatrivial, por ti las noches están llenas de estrellas, por ti esta noche no estoy llorando nena, por ti la vida no es vacía nena, por ti el sol está vibrando nena, por ti la vida no es vacía nena …
por ti mi cuerpo vibra y mi corazón mambea, mientras que el piano lleva la melodía y el acompañamiento, tus tambores marcando el ritmo vuela paloma vuela
mi yerba mala, mi yerba buena, tu eres guapachosa y cascabelera y cosquilleante
tú eres los murmullos y el silencio, Eres el Torrente
utopía
mi cubita bella
mi heroico puerto jarocho
tus tambores marcan el ritmo
tus tambores rosa negra
rusa negra
escuincla de porra
infatigable compañera
verdadera maestra del mitin y el motín
musa de los espíritus tranquilos, tempestad, cascada, torrente, ríos suave cristalino
mar abierto mar abierto mar caribe
Debby mi rusa negra
mi quinta internacional
mi novena de Beethoven
mi Rolling Stone
mi Marianne Faithful
mi energía mi movimiento
mi dialéctica
mi contradicción
mi identidad, mi actitud sincera, mi contradicción, mi eterno movimiento, mi vida, mi noche criolla, mi aventura, mi mujer, mi “solo Veracruz es bello” mi reina
por ti cuando estoy solo las noches se torn’n melancolía, pero por ti el cielo permanece azul cuando es gris
por ti no hay gris en la vida
mi Jenny Henny mi Henny Jenny
marxiana
mi high society girl
eterna musa de todos los filósofos de la existencia, de todos los jóvenes coléricos de todos de todos los encabronados del mundo
de todos los que saben que esta calma no e’ la pa’ chico, te lo digo yo que esta calma no e’ la pa’ el feelin’ chico el feelin
reina de los que saben que esta calma, que esta calma no es nada
Jenny Jenny
Jenny
Debby
KRUPSKAIA
fin de aburrimiento
de la desolación
fin de la fiesta dionisiaca
fin del frio
fin de la noche
amanecer amanecer
jarocho
nuevo día
NUEVO AMANECER
déjame amarte este día, quiero darte mis colores, quiero darte mis flores quiero que sientas mi ritmo jacarandoso
quiero amarte nena
con sabor
con franco guapacheo
este día nuevo en que el verano está en Micaela y en Carmela y en Guadalupe y en María y en la chunga
déjame amarte a ti mi nena
mi nena de los ojos melancólicos, nena de ojos azules
my Lucy in the sky with diamonds
my oh my
my love me tender
*my don’t be cruel
my you mean everything to me
mi Debby
mi cajeta de Celaya
mi negación de la IBM
mi musa del bohemio y poeta
mi palmera tropical
mi rumba fuerte
mi antigallega
mi vamo’ a baila’ oriza negra vamo’ a gozá
que suene lo’ tambore negra
que empiece el guaguanco
mis chongos de Zamora mi fresa de Irapuato
mi anticoncéptica contra las cherry pies girls uno y uno son dos dos y dos son cuatro cuatro y dos son seis seis y seis son doce doce y ocho dieciseis
mi rama dorada
mis hongos alucinantes
mi chayote de Orizaba
mi piña madura
de tierra caliente
tierra colorada y tierra caliente
tierra blanca
agua del rio Papaloapan mira como guapacheo nena
eres como el chayote Debby
aparentemente dura por fuera, aparentemente impenetrable
aparentemente invulnerable
pero estas llena de suavidad nena eres la verdadera calma, la verdadera actitud
el eterno femenino viajando en camiones y tomando en el sol en Chapultepec
la musa planchando calzones y pañuelos
la musa cocinando huachinango y mojarrita al horno, la musa que dice con sus ojos la verdad
tus ojos siempre abiertos, siempre azules terriblemente azules, terriblemente francos, suavemente amorosos de mirada suave
suave suave suavemente tierna
Debby amor
base de mi teoría del subconsumo
mi difusora
mi rosa rosa
rosa
de
Lu
xem
burgo…

 

Atento aviso a cualquier poeta

Un cadáver exquisito por Odeen Rocha y Armando Sosa
I
 
Los poetas nunca traen dinero para poesía
Lo conservan para cerveza y vino y licor
                Para hacer tiempo en lo que empiezan los halagos
Los poetas nunca traen dinero para poesía
Cuando se acaban los aplausos y los tragos
Gratis y pagados
Se despiden diciendo que ya hay que descansar
Que mañana tienen un congreso
en Atizapán
Que pasado hay una conferencia
 en Apatzingán
Que el lunes reciben una mención
En Uzbekistán
Los poetas nunca traen dinero para poesía
Cuando los invita un principiante a leer su libro
Plaquette sin chiste con un poema largo
hecho de corazón
Se paran frente a todos,
Lo leen con voz de rey
Dicen diez palabras lindas
Sonríen al aplauso
Los poetas nunca traen dinero para poesía
Se bajan del templete con cerveza en mano
Largo trago antes de acabar
Los poetas nunca traen dinero para poesía
Piden regalado el libro
O lo pretenden cambiar en trueque por el propio
Los poetas nunca traen dinero para poesía
Palmadas en la espalda y retirada-pasarela
Acaba la lectura acaban los aplausos
Acaba el poeta
Los poetas nunca traen dinero para poesía
Llegan a leer a sus amigos, a sonreír al aplauso
A palmear al principiante
Los poetas nunca traen dinero para poesía
Y la poesía es una fiesta
Y la poesía es la bebida
Alguien que les avise a los poetas.
 
II
 
¡Ah, los poetas!
Esos seres que comen pollo y escupen plumas
Todo les sabe mal, hasta las letras,
Sean comestibles o caducas.
Los poetas son un mito
De voces escurridas
En megáfonos descompuestos
Sostenidos por la mano cadavérica
De algún sueño inconcluso.
¡Ah, los poetas!
Que entran en calor con tragos de cerveza helada
Vasos y versos
He ahí el conflicto del dinero.
Poetas que piden botana
Y les dan mal gobierno y matanzas
Y prefieren la botana
Esos poetas post-modernos de la era anti-humana
Peleando las regalías del sueño literario
Son artistas de algún programa
Que siempre anhelaron ver en tv abierta
¡Ah, esos poetas!
Que confunden el cielo con su reflejo en el mar
Y le llaman cielo
Y se olvidan del mar
Esos poetas con ismos tan costosos
No les alcanza para comprar poesía,
Y la crean de la nada
A la nada
La poesía no se transforma
Solo se crea y se destruye
En un mismo acto.
¿Cómo pagarán los poetas, semejante espectáculo?
Si la vida misma no alcanza
¡Ah, esos poetas!
Esperando la quincena de los otros poetas
Para derrocharla juntos
Bebiendo poesía que embriaga
La poesía es la cerveza
Perjudicando la existencia
Mientras el espíritu goza
¡Sí, hermano!
La poesía es la fiesta
Pero los poetas judeo-cristianos rebeldes
Siguen festejando como manda la santa iglesia
Un solo festejado
Y miles, adoran-dólo
La poesía es la risa honesta
Que alguien les explique a los poetas.
 
III
 
Poetas mexicanos
Poetas de ciudad
Poetas que no quieren que nadie sepa que su nombre y apellidos
Están en nómina gubernamental
Poetas cansados que llegan a caer en el sofá
A leer el periódico y lamentar
Por qué no terminaron el semestre y tuvieron que
Trabajar
Poetas alumbrados y en llamas
Que sufren cada semana
La ausencia del papel moneda
Poetas que fluyen como viejos jipis
Pero que consumen más hierba que
Letras
Poetas que gustan de gritonear
De subir al templete a loar
A amigos de oficina y
De facultad
Poetas poetas poetas
Lean algo más que a los viejos
Mofetas
Ahí trepados se ven muy guapos y bellas
Pero
¿Ahí solitos con sus libros, quién les da bola, quién les da arenga?
Poetas poetas poetas
Lean con su público
Si es que tienen uno
O diez
O cien
Alguien debe haber
No todos leen a Cohelo
O enamoran con Arjona
Poetas poetas poetas
No se lean entre ustedes mismos
Mejor leerse solo
Que entre cuates
Poetas poetas poetas
Que les aplaudan sus premios y sus
Diplomas
Así, en montón
Solos
Sin sonrisas curiosas
De analfabetas
No nos sirven para nada
Poetas
Poetas
Poetas
 
IV
 
Poetas libres con aires de sistema
Gateando entre profesionales
Independientes e insoportables
Tallerean la vida, nunca un texto
Su materia gris enferma de ego
Y entonces se nombran poetas
Se nombran literatos,
Escritores
Y bohemios
Se presentan en lecturas:
A continuación, el escritor, poeta, ensayista,
Filósofo, literato, doctor,
Director de la revista La concha de tu madre
Co-Director de la Editorial Letritas
Líder del Movimiento Rectilíneo Uniforme del 69´
Etcétera.
Poetas que duelen
Porque no heredan nada
Poetas que plagian
El anhelo de vivir
Comprando la vida
Poetas de la escuela de Dylan
Con sede en algún centro cultural municipal
Poetas que venden poesía
Para comprar cerveza
Y estupefacientes varios
Pero económicos
Poetas que recorren la ciudad
Fumando hierba
Y robando libros en Donceles
Desafiando policías en cada esquina
Disfrazados de estudiantes
Forjando letras en el inconsciente
Que mañana mismo no estarán
Es tiempo de crear otra historia
Otros escritores
Otros poetas
Poetas que no den de qué hablar
Sino de qué pensar
Poetas del pueblo
Aquí inicia la historia más importante
La reconstrucción del lenguaje justo
¡Poetas!
¡Avisados quedaron!

 

¡Es tiempo de destruir!

"La única libertad es la poesía" – Carta de José Revueltas a Octavio Paz desde Lecumberri

Muy bien habría logrado reunir aquí Martín Dozal sus dos, sus tres docenas de libros, su Baudelaire, su Juan Ramón Jiménez, su Miguel Hernández, su Pablo Neruda, su Octavio Paz. 2, 3 docenas de libros; ah, qué bello es decirlo aquí, los 20, los 30 libros, qué amoroso resulta, qué callada y paciente aventura esconde. Han venido uno a uno hasta llegar a sus manos- y ahora a las mías-, y aquí están para esa visita antigua, renovada, que se convino con nuestras gentes, de sus manos a las nuestras, de nuestros ojos a los suyos, ¿cómo decirlo?, años no, sueños atrás, desde entonces, desde aquel entonces -éste de hoy mismo, éste de no importa qué día de visita-, tan lleno de la confiada seguridad moral, del sosiego cálido y humilde con que nos miran a través de esa forma severa y religiosa que aquí toma el amor, cuando vienen a visitarnos, nuestras gentes y nuestros libros, cuando vienen a visitarnos y a quedarse aquí en la cárcel con nosotros, todo lo que nos ama y lo que amamos. Han venido desde los años y los sueños más distantes y más próximos y aquí están en la celda que ocupamos Martín Dozal y yo, su Baudelaire, su Proust, mi Baudelaire, mi Proust, nuestro Octavio Paz.
 
Martín Dozal lee a Octavio Paz; tus poemas, Octavio, tus ensayos, los lee, los repasa y luego medita largamente, te ama largamente, te reflexiona, aquí en la cárcel todos reflexionamos a Octavio Paz, todos estos jóvenes de México te piensan, Octavio, y repiten los mismos sueños de tu vigilia.
Pero puesto que estas palabras se escriben para hablar de ti, Octavio, antes de hablar de estos jóvenes que en la cárcel de Lecumberri leen tu obra, he de decirte quién es Martín Dozal, mi compañero de celda, mi hermano, Octavio, nuestro hermano.
 
Un día cualquiera de este mes de julio, Martín cumplió 24 años y realmente ésa es la cosa: está preso por tener 24 años, como los demás, todos los demás, ninguno de los cuales llega todavía a los treinta y por ello están presos, por ser jóvenes, del mismo modo en que tú y yo lo estamos también, con nuestros cincuenta y cinco años cada uno, también por tener esa juventud del espíritu, tú, Octavio Paz, gran prisionero en libertad, en libertad bajo poesía. Porque si leen a Octavio Paz es por algo. No son los jóvenes ya obesos y solemnes de allá afuera, los secretarios particulares, los campeones de oratoria, los ganadores de flores naturales, los futuros caciques gordos de Cempoala, el sapo inmortal. Son el otro rostro de México, del México verdadero, y ve tú, Octavio Paz, míralos prisioneros, mira a nuestro país encarcelado con ellos. Martín Dozal lee a Octavio Paz en prisión. Hay que darse cuenta de todo lo que esto significa, cuán grande cosa es, qué profunda esperanza tiene este hecho sencillo. Hubo pues de venir este tiempo, estos libros, esta enseñanza que nos despierta.
 
 
Martín Dozal tiene 24 años, es un joven maestro inalcanzable y bello que trabajaba sus 24 años, sus 24 horas diarias en las aulas, en las escuelas, en las asambleas, que enseñaba poesía o matemáticas e iba de un lado para otro, con su iracunda melena, con sus brazos, entre las piedras secas de este país, entre los desnudos huesos que machacan otros huesos, entre los tambores de piel humana, en el país ocupado por el siniestro cacique de Cempoala.
 
 
 
 
 
No, Octavio, el sapo no es inmortal, a causa, tan sólo, del hecho vivo, viviente, mágico de que Martín Dozal, este maestro, en cambio, sí lo lea, este muchacho preso, este enorme muchacho libre y puro. Y así en otras celdas y otras crujías, Octavio Paz, en otras calles, en otras aulas, en otros colegios, en otros millones de manos, cuando ya creíamos perdido todo, cuando mirabas a tus pies con horror el cántaro roto. Ay, la noche de México, la noche de Cempoala, la noche de Tlatelolco, el esculpido rostro de sílex que aspira el humo de los fusilamientos. Este grandioso poema tuyo, ese relámpago, Octavio, y el acatamiento hipócrita, la falsa consternación y el arrepentimiento vil de los acusados, de los periódicos, de los sacerdotes, de los editoriales, de los poetas-consejeros, acomodados, sucios, tranquilos que gritaban al ladrón y escondían rápidamente sus monedas, su excremento, para conjurar lo que se había dicho, para olvidarlo, para desentenderse, mientras Martín Dozal —entonces de 15 años, de 18, no recuerdo— lo leía y lloraba de rabia y nos hacíamos todos las mismas preguntas del poema: «¿Sólo el sapo es inmortal?»
 
Hemos aprendido desde entonces que la única verdad, por encima y en contra de todas las miserables y pequeñas verdades de partidos, de héroes, de banderas, de piedras, de dioses, que la única verdad, la única libertad es la poesía, ese canto lóbrego, ese canto luminoso.
 
Vino la noche que tú anunciaste, vinieron los perros, los cuchillos, «el cántaro roto caído en el polvo», y ahora que la verdad te denuncia y te desnuda, ahora que compareces en la plaza contigo y con nosotros, para el trémulo cacique de Cempoala has dejado de ser poeta. Ahora, a mi lado, en la misma celda de Lecumberri, Martín Dozal lee tu poesía.



Cárcel Preventiva, 19 de julio de 1969.

Barbas para desatar la lujuria, de Efraín Huerta

Un día de marzo de 1962. Por los desnudos clandestinos de Cecilia Montero; por la barba de Ricardo Salazar, fotógrafo; por mis amigos Jesús Arellano, Jaime Sabines, Antonio Galván Corona, A. Silva Villalobos y Rubén Salazar Mallén.


So espléndido chilló Ricardo
(Bloom) y se afeitó la negra y mulliganosa barba de cinco meses
alors cayeron catedrales de moscas piando misericordia
y fotos de Cecilia enseñándolo todo la muy cínica;
la expulsaron y después la dejaron entrar
mientras Ricardo (Bloom bum bum van a filmar Ulises)
se ahoga en un buche de agua en la Casa del Lago
y su barba de alquitrán va y viene
y el rector papá Chávez protesta cuando esa maldita barba
de no sé qué coño me recuerda
y la estatua del gran pirata apestaban a pólvora
Porque ya hemos llegado, so hermanos
oh hermanos en el páramo de dólares de Joarez Avenue,
vamos a ver, queridos, que cada quien se la saque y orine sobre
su propia tumba
(tum tum tumba Politécnico Politécnico ra ra ra)
porque ha sonado la hora divina del trasero de Cecilia
y todo lo demás
                               Y después ya podremos hablar de todo lo que
                               usted guste
y por ende hasta de Paz
paz paz paz para las palomas de La Habana
paz para las palomas del Louvre para las palomas de Moscú
y Nueva York
paz para los palomos pentágonos de Washington
pido paz para el crepúsculo de las dulces doncellas
para la atareada vagina de Cecilia
para la muerta barba de Ricardo bloom bloom Ricardo
       vámonos a Dédalus
a ver qué te echas
                                 Ahora me toca sangre de cordero
la santa sangre de cordero sabe a miel y a lo que te conté
nada más que aquí se rompió una granada y cada uno
de nosotros se va mucho a Chihuahua a un baile
                                                                                                              ¿No lo crees?
Adiós oh so espléndida barba de Ricardo
adiós me deprimen me debilitan las camisas de Chucho
los pantalones ajustados y
las botas de Silva Villalobos
oh recontrasagrados mensos precoses asaz procaces
oh amigos llenos de barbas amigos lampiños
pero antes voy a leer mi epitafio
y dar el visto bueno a mi consigna personal y estúpidamente
apasionada:
Sabed que un día bajo techo en lo negro y hostil
una paloma con cara y nalgas de Cecilia
se recostó hecha cristal auroras pelos
gozó durmió báñose durmió gozó
cosa lógica golosa axila empedernida
fruta soez espesa miel durazno
brutal con dormidas toallas sábanas martirio
luminosa fornicación mieles arriba mieles abajo
dedos roció pegajosos huelen los nardos
noche jade jadeante jodidamente sudorosa
alas sobre debajo dame dámelo
                                                               so espléndida
Entonces oh cordero sacrificio leña de barbas
bas bas bas Universidad Universidad ra ra ra
adorado cordero pájaro de arena
costillar de melancolía
pata de cabra conejo del alma
noche teotihuacana paz octaviana pas pas pas
Atlante Atlante ra ra ra
voy sigo aúllo tras trasero tras tras
por el adormecido culo del alma ra ra ra
Vengo a ser la tortuga bicicleta copulosa
fúnebre funeral (RIP Riparto tam tam)
muérete vívete escálala Adelaida
cuando Silva se embriaga en los volcanes
soñador soñoliento sonso
Vente baby a bailar el twist
pies de fósforo rebeliones
                                               Ahora corresponde
saber de qué mueren los ardidos
los mentejotos los solapípedos
alors el gran desfile con adolescentes
cogiéndose de las azules manos
camino al Centro Mecsicano de Escritores
ponme al pie de la beca
vaca vaca vaca sagrada Margaret
danza de seda con sabrosos calzones humeantes
humareda danzón (¿ya cerraron en Tranvía?)
¿qué carajos hacemos aquí tragando barbas
de petróleo barbas de cuarto oscuro?
Orita vengo solemne ubérrima morena
yo soy tu colibrí pero
pásame la torre de la rectoría
pásamela grandísimo hijo de Ayo el chiquito
uberrímate uberrimeado
pásamela con todo y cuernos en cueros
encuerada te espero el 10 de mayo
anda ándale putilla
cara de colofón de matáfora
vámonos Uruchurtu permite periféricamente
absurdamente andar arando pasos a desnivel
pies llenos de barbas
Sabed que piso pisoteo la verdad
la libertad de expresión (bla bla bla)
toco (a sus pies seños presidente
el que a hierro mata Filomeno muere)
aspiro (¿usted gusta un cachito de Texas?)
soy turista señor procurador licenciado
mi querer ver Siqueiros penitenciarrrria
Oh no existen pobres presos políticos pudriéndose
túpele túpele túpele
rojas rejas rojos
¿subvertimos el orden madre?
Sabed sabed
esperad ahora písame la verdad de dios
porque dios es grande y
ahora llega Jaime con ojos de tigre
ojos de dios en celo tumba tarumba tum
dios tzotzil jaimebundo
pérezjoloteando ginebra ron poemas
para cantar contar a la orilla
de sórdidos lechos sórdidas barbas
(Hasta mañana, si yo quiero, y dios-Jaime
se echó a dormir ¿Recuerdas Jaime
¡Puto cura! dijeron las alondras del valle)
Rubén dijo la Jija
                               ¡me estrello!
la otra noche me rompí tres costillas oh tres
costillas nada más
                               Esas son tontejadas
pa traducir a Baudelaire aquí estoy yo
musitó José Emilio
Negra me cae la nueva ola
que muy negra le caiga
oh camaradas
                               no hagan olas
ái vienen los azules
ayayayayay cuánto me gusta el gusto
lacrimógeno estoy
Cecilia mía
(papión habemus grandísimos cabrones)
y la estatua del gran pirata turista
fue dinamitada y el procurador
proclamó la ley marcial
                                               Pues mueran
las doctrinas exóticas
muera Cuba (Gringas sí Kennedy no)
viva el Pentágono (Whote trash FBI)
mulas mestizos guarachudos judiciales
polizontes abstractos granaderos surrealistas
críticos chartarreros paz paz paz
paz para los tamayos de todos los tamaños
sin tamaños tamañitos abstrusos
paz para el paraíso de Lecumberri
paz para mister Mann y mister Tello
no será usted un marxista-leninista?
Oh maligno incorruptible demócrata representativo
escupidera tapadera de mister Rusk
por las barbas disolutas
por las barbas lujuriosas
pásame aquella dama
pásamela con todo y todo
capataza cantárida
                               cántale Toñito
mujer perjura hip hip hurra
damn yanquis cultura rocanrol
twist rockefeller el que la descocalizare
pinche y abyecto descocalizador será.
Olvidé mi epitafio pri pri pritafio
prio prio prio cardenal pajarraco
pájaro cardenal (¿bailamos madre?)
juntos arrejuntados revueltos
nuncios cristeros miramones
cómo quieres tu dogma ¿frío o al tiempo?
militarazgo ostanazgo
y ardientes monjas de abismal trasero.
Oh Cecilia oh Ricardo
oh dolorosas barbas en remojo
pásame a Lolita Justine la rata sabia
confabúlame confabulario
Introito ad altare Dei
cierra el pico y ámame mujer de espeso sueño
senos maduros trigo dura entrepierna
axilas adivinanza nerviosos hombros
refulge lengua oh trasero sucumbe
lléname de barbas escándalo soy el cadáver
la entraña cementerio semen municipal
arrójame abúsame con hielo brazos
te esculpo besos brasas dorado vientre
te digo alba deshielo primavera
en sueños canto despertar lluvia primera
infancia dolorida juventud irredenta
dame redonda estrepitosa realidad
esbelto palomar húmeda herida
suena resuena clarinada
cobíjame o caderas oh saliva
silenciosa vencida resucitada muerta
bien muerta bajo labios bajo dientes
bajo la piel guitarra
ay amada así sea
Sabed sabed
la libertad tiene cara de perro
voy a mear en la punta del este
en consejeros senadores
(Cuba territorio libre de América, Argelia libre)
pásame alors las barbas oh locura
oh demonio fiebre ¿quién carajos escribe
cornos unicornios cocodrilos?
Traguemos sí traguemos miseria muladar
vientres vacíos rameras ramilletes de asco
vomitemos hasta morir de frío
de barbas duelo espuma gayosso rabia
mujeres maricones lesbianas
oh Cecilia
oh Cecilia
arrúllame
                Hay un niño dormido
al otro lado del mundo
Puro final marasmo encrucijada detenme
átame tricolor bochornoso país
digo patria digo revolución digo amor
pronuncio Jesucristo Lenin Gandhi
cruces vienen hoces martillos van
ladran infantes de marina
en Acapulco Veracruz Guantánamo
voy a meterme en cintura voy a
 ser obsidiana tezontle estela
                                                               nada
Circúndame noche de barbas cuervos buitres
barras estrellas dólares águilas calvas
hay que ser macho
quémense ardan sanlorenzos
acribíllense sansebastianes
ya voy y vuelvo
No lo despierten niño manzana azúcar
paz femenina masculina
pásame el trasero de Cecilia
pásame ron
Ataúlfo
bebamos como asnos
bebamos so espléndidos amigos
arrodíllense
catedrales impías góticos coños
salud
                y paz
                               misericordia

                                                               ¡Vámonos al carajo!

Elegía a Efraín Huerta

El próximo 18 de junio se celebrarán los 100 años del nacimiento de Efraín Huerta, poeta mexicano a quien dedicamos la siguiente entrada en Barbas Poéticas.

La administradora  leyó el groso volumen que contiene la poesía completa del autor en un par de semanas. Al terminar su voraz lectura, con ojos rojos y delirante, escribió la siguiente elegía a manera de homenaje para el “Gran Cocodrilo”.
Fondo de Cultura Económica editó “Poesía completa” que pueden indagar acá: FCE
Y se puede encontrar colgado en Scribd acá:
Hablamos de poesía en medida de lo que nos provoca. Sirva esta entrada precisamente para eso, para provocar, para incitar, para invitarlos a reconocer y a eternizar la obra de Huerta, cada vez que se lee alguno de sus poemas.


Elegía a Efraín Huerta
Efraín le escribe a la patria
Nos pinta un paisaje, nos lleva en una nube
Hasta el Tajín
O por avenida Juárez y Reforma
Escribe de la cuidad que lleva dentro
y de sus paseos en metro
Transforma su visión
En un poemínimo
Juguete textual
Hijo del haiku
Escribe sobre la revolución
Responsos de paz y libertad
Y les aúlla y les llora
A los justos asesinados
Guerrilleros, campesinos, ciudadanos
A los poetas
A los poetas muertos
A los poetas suicidas
A los poetas descuartizados
Los hace suyos,  nuestros
De México a Rusia o Alabama
Le escribe a sus amigos
Le escribe a sus hijos
A su adorada Andrea
Escribe sobre cocodrilos sexuales “nalgaístas”
A los hombres del alba
Sobre barbas lujuriosas
Y a las mujeres,  sus mujeres
A mujeres artistas, a mujeres poetas
A la Diana cazadora
A sus senos, a sus muslos, a sus ojos, a sus manos
A sus labios
A su sexo
[El alba de tu vientre,
de tu sexo,
sobre el chorro de mármol de tus piernas,
en esa quieta espuma de tus pies.. VI]
Las hace Diosas, sirenas,
Muchachas ebrias
Pero sobre todo
Escribe al amor
A ese infinito y absoluto amor
Que rodeó toda su vida
Y demostró que en un poema
Cabe entero un universo:
El universo del amor.

***

Transcripción de algunos poemas:


Juárez-Loreto

Alabados sean los ladrones… 
H.M.E.

La del piernón bruto me rebasó por la derecha: 
rozóme las regiones sagradas, me vio de arriba abajo 
y se detuvo en el aire viciado: cielo sucio 
de la Ruta 85, donde los ladrones 
me conocen porque me roban, me pisotean 
y me humillan: seguramente saben 
que escribo versos: ¿Pero ella? ¿Por qué 
me faulea, madruga, tumba, habita, bebe? 
tiene el pelo dorado de la madrugada 
que empuña su arma y dispara sus violines.
Tiene un extraño follaje azul-morado
en unos ojos como faroles y aguardiente.
Es un jazmín angelical, maligno,
arrancado del zarzal en ruinas.
A los rateros los detesto con todo el corazón,
pero a ella, que debe llamarse Ría, Napoleona,
Bárbara o Letra Muerta o Cosa Quemada,
empiezo a amarla en la diagonal de Euler
y en la parada de Petrarca ya soy un horno
pálido de codicia, de sueños de poder,
porque como amante siempre he sido pan comido,
migaja llorona (Ay de mí, Llorona), y si ayer pasadas las diez 
    de la noche 
fui el vivo retrato de la Novena Maravilla, 
ahora sólo soy la sombra de una séptima colina desyerbada.

Alabados sean los ladrones, dice Hans Magnus. 
Pues que lo sean: los veo hurtar carteras, relojes, orejas, 
pies, nalgas iridiscentes, bolígrafos, anteojos, 
y ella, que debe llamarse Escaldada, ni se inmuta. 
Vuelve al roce, al foul, al descaro, 
se alisa la dorada cabellera 
(¡Coño, carajo, caballero, qué cabellera de oro!), 
se marea, se hegeliza, se newtoniza, 
y pasamos por donde Maimónides y Hesíodo 
y pone todavía más cara de estúpida 
cuando Alejandro Dumas, Poe y Molière y los cines cercanos! 
Malditilla, malditita, putilla camionera, 
vergüenza seas para las anchas avenidas 
que son Horacio, Homero y, caray (aguas, aguas), Ejército 
    Nacional. 
Rozadora, pescadora en el río revuelto
de las horas febriles; ladrona de mi mala suerte, 
abyecta cómplice del “dos de bastos”, hembra de los flancos 
como agua endemoniada; 
cachondísima hasta la parada en seco 
del autobús de la Muerte.
Alabada seas, bandida de mi lerda conmiseración. 
Escorpiona te llamas, Cancerita, Cangreja, 
amada hasta la terminal, hasta el infinito trasero 
que me despertó imbecilizado en el boulevard 
¡Miguel de Cervantes Saavedra y demás clásicos! 
Porque luego de tus acuciosos frotamientos 
y que cada quien llegó a donde quiso llegar 
(para eso estamos y vivimos en un país libre) 
hube de regresar al lugar del crimen 
(así llamo a mi arruinado departamento de Lope de Vega), 
y pues me vine, sí, me vine lo más pronto posible 
en medio de una estruendosa rechifla celestial.

Adoro tu nalga derecha, tu pantorilla izquierda 
tus muslos enteritos, lo adivinable y calientito, tus pechitos 
    pachones 
y tu indigno, antideportivo comportamiento. 
Que te asalten, te roben, burlen, violen, 
Nariz de Colibrí, Doncella Serpentina, 
Suripantita de Oro, Cabellitos de Elote, 
porque te amo y alabo desde lo alto de mi aguda marchitez.

Hoy debo dormir como un bendito
y despertar clamando en el desierto de la ciudad
donde el Juárez-Loreto que algún día compraré
me espera, como un palacio espera, adormilado, 
a su viejo-príncipe-poeta 
                                        soberbiamente idiota.



                                                                22 de octubre de 1970 


***

MATAR A UN POETA CUANDO DUERME
[Fragmento]

Le dispararon aquí mismo, mire.
Mire y escuche mi sangre. En esta arteria,
de abajo arriba, para que la bala llegara al cerebro
y deshiciera, bruscamente, su genio y su infinito amor.

(Los Chacales Erpianos se habían dicho:
«Que sea cuando este bien dormido.
Los pobres poetas son muy sensibles…»)

***

ÉSTE ES UN AMOR

Éste es un amor que tuvo su origen
y en un principio no era sino un poco de miedo
y una ternura que no quería nacer y hacerse fruto.

Un amor bien nacido de ese mar de sus ojos,
un amor que tiene a su voz como ángel y bandera,
un amor que huele a aire y a nardos y a cuerpo húmedo,
un amor que no tiene remedio, ni salvación
ni vida, ni muerte, ni siquiera una pequeña agonía.

Éste es un amor rodeado de jardines y de luces
y de la nieve de una montaña de febrero
y del ansia que uno respira bajo el crepúsculo de San Ángel
y de todo lo que no se sabe, porque nunca se sabe
por qué llega el amor y luego las manos
-esas terribles manos delgadas como el pensamiento-
se entrelazan y un suave sudor de -otra vez- miedo,
brilla como las perlas abandonadas
y sigue brillando aún cuando el beso, los besos,
los miles y millones de besos se parecen al fuego
y se parecen a la derrota y al triunfo
y a todo lo que parece poesía -y es poesía.

Ésta es la historia de un amor con oscuros y tiernos orígenes:

vino como unas alas de paloma y la paloma no tenía ojos
y nosotros nos veíamos a lo largo de los ríos
y a lo ancho de los países
y las distancias eran como inmensos océanos
y tan breves como una sonrisa sin luz
y sin embargo ella me tendía la mano y yo tocaba su piel llena de gracia
y me sumergía en sus ojos en llamas
y me moría a su lado y respiraba como un árbol despedazado
y entonces me olvidaba de mi nombre
y del maldito nombre de las cosas y de las flores
y quería gritar y gritarle al oído que la amaba
y que yo ya no tenía corazón para amarla
sino tan sólo una inquietud del tamaño del cielo
y tan pequeña como la tierra que cabe en la palma de la mano.
Y yo veía que todo estaba en sus ojos -otra vez ese mar-,
ese mal, esa peligrosa bondad,
ese crimen, ese profundo espíritu que todo lo sabe
y que ya ha adivinado que estoy con el amor hasta los hombros,
hasta el alma y hasta los mustios labios.
Ya lo saben sus ojos y ya lo sabe el espléndido metal de sus muslos,
ya lo saben las fotografías y las calles
y ya lo saben las palabras -y las palabras y las calles y las fotografías
ya saben que lo saben y que ella y yo lo sabemos
y que hemos de morirnos toda la vida para no rompernos el alma
y no llorar de amor.


***
RESPONSO POR UN POETA DESCUARTIZADO


Claro está que murió —como deben morir los poetas,
    maldiciendo, blasfemando, mentando madres, 
viendo apariciones, cobijado por las pesadillas. 
Claro que así murió y su muerte resuena en las malditas 
    habitaciones donde perros, orgías, vino griego, prostitutas
    francesas, donceles y príncipes se rinden 
y le besan los benditos pies; 
porque todo en él era bendito como el mármol de La Piedad 
y el agua de los lagos, el agua de los ríos y los ríos de alcohol
    bebidos a pleno pulmón, 
así deben beber los poetas: Hasta lo infinito, hasta la negra 
    noche y las agrias albas 
y las ceremonias civiles y las plumas heridas del artículo 
    a que te obligan, 
la crónica que nunca hubieras querido escribir 
y los poemas rubíes, los poemas diamantes,
    los poemas huesolabrado, los poemas
floridos, los poemas toros, los poemas posesión, los poemas 
    rubenes, los poemas danos, los poemas madres, 
    los poemas padres, tus poemas… 

Y así le besaban los pies, la planta del pie que recorrió 
    los cielos y tropezó mil y un infiernos
al sonido siringa de los ángeles locos y los demonios
    trasegando absintio
(El chorro de agua de Verlaine estaba mudo), ante el azoro 
    y la soberbia estupidez de los cónsules y los dictadores, 
    la chirlería envidiosa y la espesa idiotez de las gallinas 
    municipales.
Maldiciendo, claro, porque en la agonía estaba en su derecho
    y porque qué jodidos (¡Jure, jodido!, 
dijo Rubén al niño triste que oyó su  testamento), ¿por qué 
    no morir de alcholes de todo el mundo si todo el mundo es 
    alcohol y la llama lírica es la mirada de un niño con la cara 
    de un lirio?
Resollaba y gemía como un coloso crisoelefantino 
hecho de luces y tiniebla, pulido por el aire de los Andes, 
    la neblina de los puertos, el ahogo de Nueva York, 
    la palabra española, el duelo de Machado, Europa 
    sin su pan.
Rugía impuramente como deben rugir todos los poetas 
    que mueren (¡Qué horror, mi cuerpo 
destrozado!) 
y los médicos: Aquí hay pus, aquí hay pus —y nunca 
    le hallaron nada sino dolor en la piel 
limpios los riñones heroicos, limpio el hígado, limpio 
    y soberbio el corazón
y limpiamente formidable el cerebro que nunca se detuvo, 
    como un sol escarlata, como un sol de esmeraldas, como 
    la mansión de los dioses, como el penacho de un 
    emperador azteca, de un emperador inca, de un guerrero 
    taíno;
cerebro de un amante embriagado a la orilla de un dulcísimo 
    cuerpo, ay, de mieles y nardos
(su peso: mil ochocientos cincuenta gramos: tonelaje de poeta
   divino, anchura de navio),
el cerebro donde estallaron los veintiún cañonazos 
    de la fortaleza de Acosasco
y que luego…

Claramente, turbiamente hablando, hubo necesidad 
    de destrozarlo, enteramente destazarlo como a una fiera 
    selvática, como al toro americano 
porque fue mucho hombre, mucho poeta, mucho vida, 
    muchísimo universo 
necesariamente sus vísceras tenían que ser universales, 
    polvo a los cuatro vientos, circunvoluciones repletas 
    de piedad, henchidas de amor y de ternura. 
Aquí el hígado y allá los riñones. 
¡Dame el corazón de Rubén! Y el cerebro peleado, de garra 
    en garra como un puñado de perlas. 
Aquel cerebro (¡salud!) que contó hechicerías y fue sacado 
    a la luz antes del alba; 
y por él disputaron y por él hubo sangre en las calles 
    y la policía dijo, chilló, bramó: 
¡A la cárcel! Y el cerebro de Rubén Darío —mil ochocientos 
    cincuenta gramos— fue a dar a la cárcel 
y fue el primer cerebro encarcelado, el primer cerebro entre 
    rejas, el primer cerebro en una celda, 
la primera rosa blanca encarcelada, el primer cisne degollado.

Lo veo y no lo creo: ardido por esa leña verde, 
    por esa agonía de pirámide arrasada, 
el poeta que todo lo amó
cubría su pecho con el crucifijo, el crucifijo, el suave crucifijo, 
    el Cristo de marfil que otro poeta agónico le regalara 
    —Amado Nervo— 
y me parece oír cómo los dientes le quemaban y de qué 
    manera se mordía la lengua y la piel se le ponía violácea 
nada más porque empezaba a morir, 
nada más porque empezaba a santificarnos con su muerte y 
    su delirio, sus blasfemias, sus maldiciones, su testamento, 
y nada más porque su cerebro tuvo que andar de garra 
    en mano y de mano en garra 
hasta parecer el ala de un ángel, 
la solar sonrisa de un efebo, 
la sombra de recinto de todos los poetas vivos, 
de todos los poetas agonizantes, 
              de todos los poetas.


19 de enero de 1967

***
LA MUCHACHA EBRIA

Este lánguido caer en brazos de una desconocida,
esta brutal tarea de pisotear mariposas y sombras y cadáveres;
este pensarse árbol, botella o chorro de alcohol,
huella de pie dormido, navaja verde o negra;
este instante durísimo en que una muchacha grita,
gesticula y sueña por una virtud que nunca fue la suya.

Todo esto no es sino la noche,
sino la noche grávida de sangre y leche
de niños que se asfixian,
de mujeres carbonizadas
y varones morenos de soledad
y misterioso, sofocante desgaste.

Sino la noche de la muchacha ebria
cuyos gritos de rabia y melancolía
me hirieron como el llanto purísimo
como las náuseas y el rencor,
como el abandono y la voz de las mendigas.

Lo triste es este llanto, amigos, hecho de vidrio molido
y fúnebres gardenias despedazadas en el umbral de las cantinas
llanto y sudor molidos, en que hombres desnudos, con sólo negra barba
y feas manos de miel se bañan sin angustia, sin tristeza:
llanto ebrio, lágrimas de claveles, de tabernas enmohecidas,
de la muchacha que se embriaga sin tedio ni pesadumbre,
de la muchacha que una noche
y era una santa noche me entregara su corazón derretido,
sus manos de agua caliente, césped, seda,
sus pensamientos tan parecidos a pájaros muertos,
sus torpes arrebatos de ternura,
su boca que sabía a taza mordida por dientes de borrachos,
su pecho suave como una mejilla con fiebre,
y sus brazos y piernas con tatuajes,
y su naciente tuberculosis,
y su dormido sexo de orquídea martirizada.

Ah, la muchacha ebria, la muchacha del sonreír estúpido
y la generosidad en la punta de los dedos,
la muchacha de la confiada, inefable ternura para un hombre,
como yo, escapado apenas de la violencia amorosa.

Este tierno recuerdo siempre será una lámpara frente a mis ojos,
una fecha sangrienta y abatida.

¡Por la muchacha ebria, amigos míos!

***

Monólogo frente al Michigan Lake mientras arde un pato, de Jordi Soler


El corazón bombea 500 mililitros
De ginebra Gordon’s
No encuentro el valor para subirme al pájaro de
American Airlines
Tengo que buscarlo a sorbos
Asiento 25 y algo
Lejana como Islandia una azafata gesticula
Las instrucciones de vuelo,
Dice que en caso de desastre basta con un salvavidas
O con una mascarilla
O con algún otro objeto incapaz de evitar el desastre
Que es estar encerrado en este pájaro,
No entiendo cómo un salvavidas o una mascarilla
Pueden reducir los niveles de claustrofobia,
No entiendo cómo pueden funcionar mejor que la
Mar de Gordon’s que está 
Bombeando el corazón. 

Aterriza el American Airlines,
El mundo tiembla cuando 120 pasajeros caen
Encima y en venganza nos manda a los 120 frente a
Una ventanilla
Pregunta: “¿Ha estado alguna vez en una granja?”
Respuesta: “Tampoco estaré  nunca”.
Un taxista cobra 70 dólares por llevarme a donde sea
Le pregunto dónde queda el barrio de los indios.
En Chicago hay blancos y negros
Y probablemente en la ciudad de México
Tampoco daría con ese barrio.
Me bajo en Lake Driveway y Dickens
El frío trae puesta la casaca de guerra,
Soy blanco y vengo de un país que han arruinado
Los blancos.
En la orilla del Michigan Lake
Un vagabundo negro tira migajas a los patos,
Me acerco y tiro una línea al agua:
“when the battle’s lost and won”.
El vagabundo mira asombrado
Los patos comen igual migajas que poesía;
Le propongo al negro que no lleguemos
A conclusiones estúpidas.
Al fondo los edificios de Chicago
El párpado baja y protege al ojo del estruendo
La memoria corre detrás de un pato
La bala tumba el objetivo:
Volar con las plumas del pensamiento.
Brinca la ballena que moría asfixiada
En un estanque mexicano
Y que fue subida en una grúa, en un tráiler, en un 
Avión que la depositó en un estanque de New Port,
Aquel estanque fue llenado con agua de este lago.
Las entrenadoras de la ballena lloraron por televisión
Tenían que separarse de ella luego de quince años de
Hablarle como gato
“¿de quién son estos ojitos?”
Y la ballena delimitaba la propiedad de sus ojos con
Un chillido de su inteligencia.
La ballena entiende español de México y ahora la
Entrenan en inglés para que se vuelva salvaje,
La historia tiene el trazo de un suspiro:
Alguien la capturó en Islandia
La vendió en dólares en Estados Unidos
La trasladó a la ciudad de México
La acostumbró a comer animales muertos
La enseñó a brincar por un aro
A dejarse tocar por los niños
La hizo creer que el mar tiene las dimensiones 
de un estanque:
la ballena da vueltas
los asistentes pagan por verla dar vueltas y aplauden.
No lleguemos, s’il vous plaît, a conclusiones estúpidas.
Pero la gente paga por ver una fiera,
Un monstruo que hunde barcos de un colazo
Y esta ballena tiene las dimensiones de un gatito,
No sirve,
Hay que devolverla,
Acostumbrarla a un estanque con las dimensiones
Del mar,
Que no salte por un aro,
Que le arranque con los dientes las manos
A los niños,
Hay que pagarle en dólares al que la capturó para que
La regrese al mar de Islandia.
No lleguemos, s’il vous plaît, a conclusiones estúpidas.
El pato se incendia en el centro del lago
La ballena brinca a Islandia por el aro
De mi memoria.
Manejo despacio por el Eje 6
Mido la velocidad en ráfagas de ceniza,
Recuérdame —le digo al negro— cualquier cosa que
Valga la pena,
400 metros cúbicos de ceniza volcánica por hora o
Por latido
Voy sorteando la tempestad que es negra y choca
Contra el parabrisas
La ceniza del volcán pertot arreu
No veig res
Saco la cabeza por la ventana,
No consigo olvidar a esa mujer que vi hace apenas un
Instante batida por la tormenta
Que trata de ajustar sus limpiadores
Mientras trata de ajustar su falda
Y el toldo de sus ojos que se viene abajo
Con el peso de la ceniza,
De esos instantes que nacen y que en un instante
Son recuerdos,
Ni consigo olvidarla ni la ayudo
No quiero interferir con ese cuadro hermoso y
Despiadado
“Mujer luchando contra el volcán, óleo sobre
Ceniza, 3 500 pesos, vendido”.
El golpe de la ceniza en la cara
Medio cuerpo fuera para hacerme una idea
General de la avenida,
El Popocatépetl vomita parte de su estómago sobre
Esta ciudad de México
Que por otra parte goza de una estabilidad
Asombrosa en:
Robo a mano armada
Asalto en taxis
Violaciones en cualquier parte
Toneladas de ozono, plomo y benceno en el aire
Abuso de poder de la policía que tiene la obligación
De evitar abusos de poder
Abuso de poder del ejército que tiene la obligación
De evitar los abusos de poder de la policía
Abuso de poder de los secretarios de estado que
Tienen la obligación de evitar los abusos de poder
Del ejército
Abuso de poder de todo el que tiene algo de poder;
Tendríamos que hacer saltar el poder por el aro
De la ballena
Para que caiga lejos, en el mar de Islandia.
“Para mantener la estabilidad de esta ciudad” —dice
El secretario de Hacienda— “hay que pagar
Puntualmente los impuestos”.
No lleguemos, si us plau, a conclusiones estúpidas.
El vagabundo negro alimenta a los patos
Yo les arrojo más líneas: 
La ciudad de donde vengo está viva
Tiene fuego arriba y abajo
La tierra tiembla
Los banqueros despedazan la economía de las familias
Y luego se reparten los pedazos y  las familias
Nada más por respirar tendremos mañana cáncer
La pistola contra la sien y el desvalijamiento es un 
Acto equiparable a rasurarse frente al espejo,
Soy blanco y vengo de la tierra de los indios
El pato arde lejos en el agua,
Vine en pájaro, voy a pluma
Las llamas del pato han contagiado una paloma.
Más de mil zapatistas entra a la ciudad
Por Xochimilco
Debe haber huracán en algún lado,
El pasamontañas enseña los ojos
Los ojos enseñan la selva
La selva, su casa
Su casa, su mujer y sus hijas.
El fuego:
Soldados que violan, que envenenan el agua
Que arriman una antorcha a la casa
Que matan,
Que defienden a la patria de esos hombres que
Luchan por conservarla.
El pasamontañas enseña los ojos
Detrás de los ojos crece la selva,
Debe haber huracán en algún lado.
Más de mil zapatistas caminan por el Paseo
De la Reforma
Llegan al centro espiritual de América
Nada es más importante.
Una mujer de Chicago bebe jerez en la terraza
Del hotel Majestic
Los ve llegar
Vienen cargando las armas que han
Derrotado al gobierno:
El pasamontañas
El empeño
El silencio
La mujer abandona el jerez y baja a la plaza
Nada es más importante.
Miles y miles de partidarios de los indios,
El país es un nuevo remolino
Nueva espiral jalada por la selva
Nada es más importante.
Los indios en la plaza miran, se callan: llueve.
Pintan su raya
Establecen su tiempo
Nada es más importante.
El soldado viola, mata, a veces defiende, 
La patria es lujo de sus dueños
México está en otro lugar.
“Y esto, hermanos” —dice el comandante Moisés—,
“es una batalla para que nos traten como personas”
Nada es más importante
Luego veremos cuál patria
Luego veremos qué país.
Venir en pájaro no fue tan angustioso como venir
De donde vengo,
La paloma arde y cae al agua contagiada
Nada es más importante.
El pato y la paloma.
Los dos puntos cardinales de la llama.
Frente al Michigan Lake la llama se llama homesick
Tiricia en Veracruz
Saudade en Lisboa,
Mi madre en su lengua diría que la llama se llama
Marfuga
La marfuga en otro lado es morriña
La morriña en Nicaragua es cabanga,
Aquí es viento helado en plan de guerra,
Algo bate sus alas frente al Michigan Lake
Las manos en puño, haciendo fuerza contra el frío
Engañar al cuerpo con la ilusión de que alguien
Lo protege.
De Chicago voy a La Habana
El asunto es no detenerse
Engañar al cuerpo con la ilusión de que se avanza
De un momento a otro aparecerán las barricadas
Del futuro.
El pájaro raya la tierra cubana
El mar, como es usual,  como es su ritmo,
Dicta sentencias
De la a a la z
Del son al son
Del beso al revólver
Y luego de la z y del son y del revólver, como es
Usual, como es su ritmo, vuelve a dictar la sentencia.
En La Habana se mete la isla al cuerpo,
Ya soy mitad yo y mitad isla
Voy lleno de mar y ron y negros y grados centígrados 
Inútil defenderme del viento
O agarrarme a mí mismo con los puños metidos
En los bolsillos
Inútil engañar al cuerpo con la ilusión de que
Alguien nos protege:
Nadie nos espera detrás de la barricada,
Qué soledad la punta del tiempo.
Oshun
La fiebre cubana que tuve ayer
De un lado al otro sudando la cama que me 
Alquila doña Nereida,
El delirio que me hacía firmar en un pliego
Que la vida terminaría en pliegues, en holanes,
En sentencias del mar,
Que un general ex combatiente de Angola me abriría 
El cuello con un puñal del ejército.
El miedo bajó
Era un ángel con aspas
Que al tocar el suelo se convirtió en cenizas de pato.
Brinco yo mismo por el aro de la ballena
Adiós, negro
Adiós, Chicago.
Me subo al pájaro de American Airlines
Y con otro mar de Gordon’s en el corazón
Me voy a la tierra de los indios.



(La novia del soldado japonés, 2001)
Gracias a María Delirium por la transcripción. 

A la mierda con todo – Una carta de Marco Fonz

Carta desde el Mesías Salvaje
a los mundos escriturales,
a los estudiantes de letras
y a los poetas astrales:

Dedicado a todos aquellos farsantes 
que se dicen vivir en la bohemia 
sin haber leído nunca 

Scènes de la vie de bohème 
de Henri Murger

“A la MIERDA con TODO”: podría ser un buen principio de epístola con pistola desenfundada y escupiendo una bala expansiva que pueda destrozar todo aquello con brillo falso: ¿A quién creen que están engañando? Por principio se engañan a sí mismos, dictando “grandes” charlas sobre “grandes, grandes, grandes” (exceso) poetas: Homenajes que rozan lo ridículo para abarrotar pequeños lugares que rayan apenas y con penas el mapa mundial de la literatura local. Nadie está leyendo bien a nadie. Todos parecen tener prisa de SER los “grandes” poetas, o los “grandes” conferencistas y se olvidan de lo más importante: LEER; ya no pidamos comprensión de lo leído o textos sesudos sobre la técnica literaria, la poética, la estética o lo semiótico o semántico de los poemas leídos: simplemente abrir la visión de un diálogo básico con la multiplicidad inherente a la lectura de una obra, en tanto construcción del trabajo escritural a lo largo de la vida de un escritor dedicada a ello.
Es clave una pregunta para entender el planteamiento anterior: desde hace un año más o menos, he conocido diletantes como hongos que aseguran -y se aseguran reafirmándose con la boca llena de una bofa burguesía- que ellos son POETAS y escritores… En el total descaro de la afirmación, eso es no tener vergüenza ni saber lo que están diciendo. Si es verdad que se pueden considerar escritores, será únicamente por el simple y llano acto de escribir, pero esto no significa que lo que ahí escriban tenga algún valor literario o poético. Y créanme que la mayoría no lo tiene.
La pregunta es sencilla: ¿Qué tanto del poeta que dices amar, leer, conocer, respetar y llenarte la absurda boca de su nombre, conoces? Esta reflexión surge a partir de algo que he escuchado y sufrido en carne propia recientemente: resulta que toda la obra de Neruda, según estos imbéciles “cultos”, puede reducirse a un sólo libro, el más elemental, por supuesto, y en el peor de los casos a un sólo poema, el más sobado por todos y ya ridiculizado hasta el cansancio. Por si fuera poco, estos pequeños cerebros con patas hacen o quieren hacer creer que por mencionar el nombre de Pablo Neruda, ellos ya son o pertenecen a las mismas alturas del poetita chileno.
¿Por qué no nos dejamos de pendejadas de una vez? Y si en verdad aman tanto a la poesía, dejen de escribir sus versos, no sólo los más tristes, sino todos, por favor. Es una lástima que en estos tiempos se haya montado al carro de la poesía tanto mal poeta pueblerino junto con una bandada de poetas burrócratas y drogados a lo puro pendejo -aquellos mal poetitas de mierda como dice por ahí un buen verso- que se alcoholicen como brutos y como brutos digan que son los más grandes poetas de nuestros países sufridos latinoamericanos. No mamen.
¿Para qué tanta universidad en donde imparten la carrera de LITERATURA, a la que acuden estudiantes con confusiones mentales que nada saben y no saben a qué van con sus pobres vidas y sus ridículas almas a la escuela? Y como les aplauden todo, los hacen creer desde jovencitos que son los Grandes poetas o los Grandes narradores.
¿Quién sale beneficiado con esta farsa? La poesía o la literatura por supuesto que no, porque ni siquiera son para comprar libros, cosas u objetos muy caros en nuestros países tercermundistas. Ni siquiera este tipo de estudiantes compra libros: en los encuentros de “poetas” los poetas no compran libros; nadie se lee en este falso escenario de malas vibras y peores sentimientos o emociones. Se llenan la boca de AMOR, pero son sus genitales primitivos los que los hacen salir de sus miserables existencias colgándose un letrero que no les pertenece ni han ganado.
Como dije en otro texto, el 80% de la poesía escrita en Latinoamérica es una verdadera porquería. Y en algún momento, nuestra tarea es que no sea o que no siga sucediendo de esta forma.
Pobres estudiantes de Letras: inevitablemente se convierten en maestritos amaestrados para que bailen al son de las autoridades universitarias, la mayoría ciegas con maestrías y doctorados, cuyos sentidos se encuentran bloqueados por su limitada ciudad y su pensamiento lleno de miedos.
¿Hasta cuándo despertarán? Eso seguirá siendo un gran gran gran misterio.
Parece también que después de tantos años, los pobres estudiantes de literatura no conocen otros adjetivos para referirse a un autor: “grande, muy grande, importante, fundamental, fundacional, único, joven…” y así hasta que se les vuelve a acabar el carrete y vuelven a repetir lo ya repetido desde hace más de cincuenta años en otras universidades de todo el mundo. Tesis que a nadie le sirven se acumulan como testigos sordos y mudos y ciegos y sin tacto ni aroma vital: ahí están hasta que los pobres estudiantes de literatura aplaudan como monos sus propios intereses para salir corriendo y terminar con la aburrida y burocrática universidad. ¿Por qué las carreras de literatura y letras asesinan a la literatura, las letras y la creatividad? ¿Por qué se han vuelto enemigos de la imaginación? ¿A quién beneficia tanto atraso en estas carreras? Es una lástima que en nombre de la poesía o de la literatura se asesina el espíritu de tantos jóvenes.
“A la Mierda con Todo” podría ser la mitad del cuento chino que nos han hecho creer sobre la poesía. Premios mal dados, premios vendidos, premios ridículos en donde el poeta se sube al carro de Apolo y se siente dorado cuando en realidad está más cagado que su poesía. Poemas rápidos con el único objetivo de ganar su pinche premiecito y sentirse por una hora EL reconocido del país. No existe mayor error en la construcción de un libro de poemas que mandarlo a concursar por unas cuantas monedas que al poeta cabrón le servirán para enamorar a quien sea y creerse el más machito del pueblo y seguir con su estúpida vida: una estupidez cerrada con sus amiguitos que por supuesto se gastarán el pobre premio en algunas cervezas y algunas drogas y a sentirse el poeta maldito de la aldea.
Puro engaño de la más pura fuga existencial y de la peor feria de pueblo. A esa sombra reducida vomitando por las calles y escupiendo vergas les llaman POETAS. No mamen. ¿Cuándo han hecho una verdadera construcción de una propuesta estética, que realmente hable por sus sentidos y emociones alterados? ¿Cuándo han alterado un verso de tal manera que puedan continuar llamando a lo que escriben “poema”?
El orinarse en la poesía, el cagarse en los poetas oficiales, el vomitar y consumir ácidos no es escribir poemas. Por el amor de las chingaderas. El error es algo que brilla y late como el corazón del acierto. Pero lo que ahora se está presentando como poeta o como estudiante de letras o de literatura, es en verdad una gran mamada ontológica. Que se los crea quien tiene intereses sobre ellos y sus colegiaturas y que se los crea quien no tiene nada de creatividad ni imaginación y sólo tiene una tesis que por la sal del viento y lo exuberante de la selva se quedará sin que a nadie le sirva para nada.

Y tenemos ahora a los “poetas astrales”: son tan ridículos que se ufanan con tener un club de admiradores en la Patagonia, por el amor de los clavos del aire. ¿A quién chingaos le importa eso y qué importancia tiene eso en un mundo en donde el hambre sigue siendo lo principal y después el sexo? ¿A quién le importa? ¿Podemos ser sinceros por primera vez en nuestras grises vidas y decir: nuestros pueblos son una mierda feliz y sobre ellos nuestras tumbas? Salir de una vez por todas del romanticismo barato y atrasado y dejar claro que los poetas no solucionarán nada, ni compondrán la vida de nadie ni tienen soluciones bajo el brazo. Lo poetas sólo escriben poemas y a veces tienen una buena imagen. Los poetas tan sufridos y perseguidos por los militares… pues que se dediquen a obras sociales; los poetas amarillos como el oro o el paludismo… pues que se dediquen a adorarse; los poetas con cohetes en las patas… pues que se quemen en el viaje; los “jóvenes” poetas, tan de moda en estos días… pues que puedan quitarse toda la mierda de los siglos, las vacas sagradas de homenajes en un salón donde caben 60 personas y dicen con la voz emocionada y trémula que el lugar estuvo lleno… que se extirpen los ojos y que vean con el espíritu su fracaso. Ya no más engaño, autoengaño: estoy harto de tanto interés en vez de poesía. Poeta, hermano mío, no tengas miedo y ponte a escribir POEMAS, no mierdas llamadas poemas. Explotar será y fue y sigue siendo un proceso de integración con la propia obra. Dejar de aplaudir en manada a poetas “excéntricos” como Leopoldo María Panero, quien sólo quería tocarle las nalgas a las muchachas y muchachos. Dejen de aplaudir como monos envidiosos, rencorosos y adoradores de lo fácil, y si en verdad son poetas, escriban algo que cambie la tierra: a seguir el propio consejo y arrancar mi lengua de trapo.
Por todo lo demás podría decir: Que todo se vaya a la Mierda y principalmente los POETAS.

Marco Fonz
Quito, Ecuador,
Septiembre, 2013

 


 Extraído de Facebook Hassel Yen Fonz.