
Prefacio del editor
Naah, esta no es una generación perdida, es una generación madreada. Jack Kerouac
Historia de los cursos
En el verano de 1977, Allen Ginsberg decidió que había llegado la hora de enseñar un curso sobre la historia literaria de la generación beat. Para ese entonces, él era co-director del Departamento de Poesía en el Instituto Naropa en Boulder, Colorado. La escuela, ahora conocida como Universidad Naropa, se fundó en 1974 por el lama tibetano Chögyam Trungpa Rinpoche, un descendiente de dos tradiciones budistas: Kagyü y Nyingma. Ya en el año de 1972, Trungpa se había reunido con Ginsberg, Anne Waldman, Diane di Prima y John Cage en busca de su ayuda para organizar un departamento de poesía en su proyecto de escuela, y en 1974 se enseñaron los primeros cursos en lo que Ginsberg y Waldman denominaron The Jack Kerouac School of Disembodied Poetics (Escuela de Poesía Incorpórea Jack Kerouac). Ginsberg permaneció en la facultad y se dedicó a enseñar en Naropa hasta su muerte en 1997. A menudo cobraba poco e, incluso, enseñaba gratis. Era un maestro nato y le encantaba compartir sus conocimientos con estudiantes jóvenes y brillantes.
Cuando Ginsberg empezó a dar su primera clase en aquel verano, explicó que se cubrirían las obras más importantes de los escritores de la generación beat, y que se enfocaría en las décadas de los cuarenta, cincuenta y sesenta del siglo xx. Al principio, su plan era hacer un resumen de la obra de cada escritor o escritora y mostrar a los alumnos lo que cada poeta estaba haciendo, y concluir con su obra presente. «Bueno, la historia no termina aún, sino que está en desarrollo. Este Instituto Naropa y la conjunción budista de cualquier concepto o inspiración tienen puntos en común con la visión beat. Su presencia y mis enseñanzas en este lugar son una parte de esta divertida historia continua», decía Allen. «En otras palabras, la película continúa y ahora ustedes son parte de ella», le decía a su clase. Delineó planes ambiciosos para las siguientes 20 sesiones de dos horas cada una y enumeró una larga lista de libros que esperaba cubrir durante ese periodo. «Bien, realmente tendremos que cubrir los cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta. Es un poco más de lo que yo había planeado», comentó en cierta ocasión. Sin embargo, mientras transcurrían las semanas, resultó evidente que Ginsberg no tendría tiempo de actualizar a los alumnos, de hecho, tendría suerte si sólo se cubriera la década de los cuarenta durante las poco más de 40 horas que tenía disponibles para sus clases. Por supuesto, fue difícil para él apegarse estrictamente a una sola década porque las obras que empezaron a escribirse a finales de los cuarenta pudieron no haberse terminado o publicado hasta inicios de los cincuenta, y la primera obra de Burroughs era de los treinta. Al final del semestre, Allen seguía trabajando en temas de mediados de los cuarenta.
En 1981 y 1982, Allen decidió retomar el proyecto al ofrecer dos cursos más en Naropa. En esa ocasión, intentó ser más realista en cuanto a lo que podía cubrir en un solo semestre. Aún así, no le fue posible terminar el estudio histórico de la generación beat, y a medida que pasaba el tiempo, cada vez había más y más años por cubrir. Años más tarde, cuando fue designado a la facultad del Colegio de Brooklyn, revisó el tema dos veces, la primera en 1987 y la segunda y última en 1994. Para ese entonces, ya habían pasado casi 20 años desde que se concibió el curso original. Durante los años intermedios, se publicaron más obras de escritores beat y se había acumulado más información académica acerca de ellos. Si Ginsberg no hubiera muerto en 1997, seguramente habría intentado una vez más actualizar su revisión general de la historia literaria de los beats.
Con frecuencia, en el transcurso de los años, Ginsberg invitaba a los escritores beat a sus clases para que le contaran a los alumnos de su propio trabajo. Esto hizo que las clases fueran aún más populares y le dio a los estudiantes no sólo la oportunidad de leer y estudiar las obras de los beats, sino de conocerlos y hacerles preguntas directamente. Resultó ser una maravillosa experiencia. Los alumnos trabajaron con William Burroughs, Gregory Corso, Herbert Huncke, Peter Orlovsky, Michael McClure, Ray Bremser, Carl Solomon, Amiri Baraka (LeRoi Jones), y muchos otros para «trabajar a los pies de los maestros», como decía Ginsberg. Con el apoyo del Instituto Wolfe del Colegio de Brooklyn, Allen también llevó a cabo varios recitales que incluyeron a la mayoría de los sobrevivientes del movimiento beat.
Finalmente, Ginsberg enseñó el curso sobre la «historia literaria de la generación beat» cinco veces, con un total de casi 100 clases que cubrieron una impactante cantidad de material. Muchos se sorprenden al saber que Ginsberg era un profesor exigente que esperaba que los alumnos leyeran y se prepararan bien para cada clase. A menudo, les dejaba más lecturas de las que esperaban completar. Les dio una antología de textos y una bibliografía del curso; esta última se incluye como apéndice en este libro.
Ginsberg hablaba de varias razones para dar el curso. La primera de todas es que muchos estudiantes de Naropa habían solicitado que Allen hablara sobre él mismo y sobre la generación beat, el movimiento literario en cuya creación Ginsberg desempeñó un papel clave. Nadie sabía más del tema que él. Allen reconocía que, además de los alumnos inscritos en su clase, también se dirigía a «académicos y gente que se interesará en el futuro», a sabiendas de que sus palabras serían grabadas y preservadas. Tenía la esperanza de que algún día tendría el tiempo de editar esas grabaciones y crear un documental completo sobre la historia de su propia generación literaria. Y, finalmente, tenía muy presente el hecho de que sus conocimientos y su inteligencia eran pasajeros, que su memoria se desvanecería y que algún día moriría y dejaría incompleta su interpretación personal, a menos que la documentara él mismo. Debido a estas razones, estas conferencias siempre tuvieron la intención de ser un registro permanente, «de una vez y para siempre», de lo que Allen consideraba las cumbres de la literatura beat.
Lo anterior era un comportamiento típico de Ginsberg, quien siempre creyó que a él le correspondía documentar la era, preservar la literatura y educar a las personas en lo que concierne a la importancia del movimiento que él había creado casi por su cuenta, ya que sin Ginsberg, no existiría la generación beat. A pesar de que había una docena o más escritores notables trabajando de manera independiente, no se les veía como un grupo literario. Fue Allen quien forjó la percepción pública de estos escritores como un grupo unificado, y los expuso a una mayor cantidad de lectores a medida que crecía la importancia y la fama de la generación beat. El mayor problema que enfrentó Ginsberg al organizar el plan de estudios del curso fue cómo condensar los escritos de docenas de poetas y novelistas en una discusión razonablemente corta. Y, francamente, nunca lo logró. Un simple comentario acerca de Herbert Huncke desembocaba en una discusión de dos horas sobre el mundo alrededor de Times Square en la década de los cuarenta del siglo xx, en la que indagaba sobre temas como las drogas, la política mundial, el sexo, la narrativa y la moralidad. Un comentario introductorio sobre los primeros textos de Burroughs podía expandirse hasta incluir una lectura de esos escritos, una discusión acerca de la juventud y los amigos de Burroughs, experiencias visionarias y el poder y significado de las palabras. La explicación de Allen sobre la importancia de aquellos trabajos en el desarrollo de Burroughs podía continuar a lo largo de varias semanas de conversaciones en las clases. Como resultado, algunas de sus conferencias se salen por la tangente y a menudo parecen reflexiones que formulaba junto con sus ideas frente a los estudiantes. Muchas veces, sus pensamientos rompen con la narrativa estricta que el programa indicaba. Estas digresiones abren nuevas puertas hacia la comprensión de los escritores beat.
Alcance de los cursos
Otro problema que enfrentó Ginsberg fue separar la obra de los escritores y sus biografías. También intentó distanciar sus textos del fenómeno social que, de manera inadvertida, engendraron a medida que sus obras se hicieron públicas. Fue una tarea imposible, ya que la vida de la mayoría de estos escritores se convirtió en su obra. En estas grabaciones, Allen comenta acerca de esta fusión a menudo, cómo es que Kerouac y Burroughs se volvieron uno con sus propios textos, lo cual fue más complicado aún en el caso de aquellos escritores que enredaron más las cosas al rechazar la etiqueta de «escritores de la generación beat». De manera comprensible, los autores no querían que se les encasillara en un grupo al que, con frecuencia, se le describía en los medios como un puñado de delincuentes juveniles. En la opinión de Kerouac, la generación beat había dejado de existir a finales de la década de los cuarenta del siglo xx. Sin embargo, Allen hizo su mayor esfuerzo para extender la membresía a algunos escritores que apenas estaban entre los 10 y los 20 años de edad durante dicha década.
¿Quiénes eran los escritores de la generación beat en la opinión de Ginsberg? En charlas, Allen expresaba una idea general acerca de quién era beat. Estos escritores se encuentran en un rango de edad que va desde William Burroughs, nacido en 1914, hasta Anne Waldman, nacida en 1945, una diferencia muy amplia para tratarse de una sola generación. Este es un problema al cual, en mi papel de editor, me tuve que enfrentar con el objetivo de dar forma a estas conferencias y presentarlas de manera unificada y concisa en un solo volumen. Allen creía que el grupo original constituido por Kerouac, Burroughs, Lucien Carr y el propio Ginsberg en las residencias estudiantiles de la Universidad de Columbia en Nueva York en la década de los cuarenta era el núcleo de la generación beat. Estos personajes son a los que se aboca con profundidad en sus clases, y a los cuales regresa una y otra vez en sus conferencias. El hecho de que no se hayan cubierto a los escritores del Renacimiento de San Francisco y a los del Black Mountain College se debe a que Allen no tuvo tiempo de hacerlo. En sus últimos años, abordó el trabajo de escritores más jóvenes y los incluyó en lecturas y bibliografías, pero no dio conferencias sobre ellos de la misma manera en que lo hizo cuando se trataba de Kerouac, Burroughs y Corso.
Proceso editorial y selección de textos
La falta de información sobre los miembros más jóvenes del grupo por parte de Ginsberg me permitió poner un mayor énfasis en los beats originales de nueva York y en el papel que jugaron en la concepción del movimiento. Allen empezó cada uno de los cinco cursos con conferencias extensas sobre Kerouac, Burroughs y Corso. A medida que el tiempo lo permitía, hablaba, o no, de Gary Snyder, Robert Creeley, Ray Bremser, Philip Whalen, Philip Lamantia, Michael McClure, Diane di Prima, Lawrence Ferlinghetti, John Clellon Holmes y los demás. Hubo mucho material repetido y yuxtaposiciones en sus clases en cuanto a la obra de los tres primeros escritores, por lo cual me di a la tarea de cotejar sus comentarios con el objetivo de presentar las clases de los cursos de la manera más fluida posible. A pesar de que esto llevó tiempo, fue más fácil de lo que parece porque las opiniones de Allen cambiaron poco en el transcurso de los casi 20 años en los que impartió el curso. Ginsberg siempre consideró que Kerouac era el mejor prosista; Burroughs, el de más intelecto; y Corso, el poeta con los mejores dotes naturales. A menudo se refería a las mismas líneas de los textos de estos autores una y otra vez para destacar algún pasaje notable y su admiración por ciertas palabras clave nunca mostró titubeos.
El método de enseñanza de Allen era simple. Organizó las conferencias por autor, más o menos en orden cronológico. Enseñaba a sus alumnos a través de una serie de ejemplos. Seleccionaba los textos que, a su juicio, eran los más interesantes e importantes, y también explicaba el porqué creía que esos textos eran esenciales, distintos o notables. Por medio de ese proceso, presentaba una radiografía del estilo de cada escritor, lo cual no habría sido posible si sólo se hubiese dedicado a hablar. Utilizó este sistema a lo largo de los cinco cursos. Agradecemos la posibilidad de haber impreso nuevamente muchos de aquellos textos de sus camaradas escritores en este libro y, de esa manera, evitar una buena cantidad de referencias cruzadas provenientes de fuentes externas. En algunos casos, los textos eran muy largos, o su importancia no era la suficiente en las disertaciones de Ginsberg como para dedicarles varias páginas como material reimpreso. En esas pocas entradas interrumpidas, se ha insertado el símbolo […] para indicar que se ha suprimido una porción del original. En todos los otros casos, los textos se presentan de la manera en que Allen los leyó en clase.
Éste es el decimosegundo libro que he editado para The Ginsberg Trust desde la muerte de Allen, y el número 28 sobre la generación beat. La mayoría de mis proyectos editoriales con los beats ha requerido poca o nula presentación debido a que sus obras sobresalen por sus propios méritos y me he tratado de mantener al margen cuando ha sido posible. En este caso, sin embargo, hubo muchas más decisiones editoriales que me fue necesario tomar y me parece importante describir mi método.
Para empezar, Ginsberg grabó todas sus clases en casetes. La calidad de las cintas varía en cada clase, pero Allen era obsesivo en este aspecto y puso su mejor esfuerzo al documentar cada palabra. Las cintas de Naropa de 1977, 1981 y 1982 se digitalizaron y están disponibles en línea. Además, hay varios casetes originales en el Ginsberg Archive en la Universidad Stanford. Muchas de las cintas del Colegio de Brooklyn correspondientes a las clases de 1987 y 1994 también se encuentran en Stanford. También me fue posible transcribir algunos casetes grabados por William Gargan, bibliotecario del Colegio de Brooklyn quien, en su papel de estudiante comprometido con la generación beat, asistió a todas las clases de Ginsberg y organizó sus propias cintas. Sus grabaciones resultaron esenciales en muchos casos en los que el casete «oficial» no estaba disponible o era inaudible.
Después de reunir todas las cintas, transcribí lentamente cada palabra y cada expresión de Ginsberg. Al final, esas transcripciones sumaron casi 400,000 palabras, casi 2,000 páginas de texto. Para alguien que es tan obsesivo con los detalles como era Allen Ginsberg (de hecho, en más de una ocasión mencionó que compartíamos esa característica), me habría encantado publicar el manuscrito completo, sin eliminar partes, íntegro. No obstante, esa decisión no habría sido tan útil como parece, debido a las repeticiones. Fue necesario hacer un trabajo de edición para reducir a la mitad el tamaño de este compendio y que los lectores puedan sostenerlo en sus manos.
Después, las clases se organizaron por tema, de forma cronológica. Así fue la manera en que Allen abordó la mayoría de los temas; sin embargo, en algunos casos se realizaron ajustes. El enfoque se centra en los escritores de forma individual. Por ejemplo, debido a que habló acerca de En el camino en cinco ocasiones distintas, se cotejaron fragmentos y se eliminaron aquellos que resultaban repetitivos, lo cual significó leer cada frase cuidadosamente y seleccionar las mejores, las más claras, y las más reveladoras de cada obra.
En repetidas ocasiones, Allen decía que Corso «confeccionaba» sus poemas, y debo admitir que este trabajo también es resultado del mismo proceso. Debido a la naturaleza de las clases, se omitieron palabras innecesarias y comentarios al margen sin hacer uso de puntos suspensivos. De haberlo hecho, casi todos los párrafos tendrían este signo de puntuación, lo cual causaría distracción y la lectura sería difícil. También se eliminaron las preguntas y los comentarios de los estudiantes. Todas las palabras que omitió Ginsberg en sus disertaciones están entre corchetes [ ]. Todos estos añadidos se hicieron en aquellos casos en donde era necesario esclarecer algún comentario en particular; no obstante, se procedió con moderación hasta donde fue posible.
Debido a que las transcripciones se tomaron de conferencias orales, la separación de los párrafos y la puntuación es mía y no necesariamente de Allen. En algunas ocasiones, se detenía a la mitad de una oración, pensaba una mejor forma de decirla y comenzaba de nuevo. Estas pausas inoportunas se corrigieron sin distorsionar la esencia de sus pensamientos. Asimismo, Ginsberg tenía unos cuantos hábitos que habrían causado distracción si se hubiesen reproducido. La mayoría de las frases en sus clases empezaban con la palabra bueno. Allen la usaba tanto como algunos oradores utilizan la expresión mmm, indicando una pausa o un puente hacia otro tema. «Bueno, ¿en qué nos quedamos?», por ejemplo. También usaba mucho las palabras de hecho y como, las cuales fueron disminuidas sin ningún tipo de explicación. Los investigadores y académicos que deseen escuchar todas estas imperfecciones, pueden hacerlo en páginas de internet o en casetes, como se mencionó líneas arriba.
Concebimos este libro con el objetivo de brindar la perspectiva de Allen Ginsberg sobre la generación beat, así como su historia. Por lo tanto, no hemos incluido los comentarios ni de los alumnos ni de los distintos poetas que visitaron el salón de clases. Considero que, por razones de espacio, en este volumen no es crucial brindar la interpretación u opinión de Corso sobre algún poema en particular. Se trata, más bien, de presentar la opinión de Ginsberg, independientemente de que la visión de Corso también pueda ser de interés.
Me tomé la libertad de corregir algunos hechos que se dijeron con equivocación. De ninguna manera cambié las opiniones o ideas de Ginsberg sobre ningún tema; en algunos casos, sin embargo, su memoria fallaba. Por ejemplo, Joan Burroughs murió en 1951, no en 1950 como afirmó Allen en una clase, y el libro de Burroughs al cual se refirió en una ocasión era El exterminador en lugar de ¡Exterminador!, que era otro libro con un título muy similar. Las correcciones de este tipo fueron mínimas y los cambios no se notan en el conjunto de la obra.
Finalmente, añadimos las notas al pie de página y la bibliografía, lo cual, de haber preparado este libro, el propio Allen habría hecho; sin embargo, esos añadidos son míos.
El propósito de este libro es presentar la versión de Ginsberg de la historia. Probablemente esta obra produzca un interés y un estudio más profundos acerca de un grupo de escritores que permanece entre los movimientos literarios más influyentes del siglo xx.
Extraído de: Ginsberg, Allen. The Best Minds of My Generation: A Literary History of the Beats, Grove Press (2017).
Cómpralo aquí.
Traducido por Eduardo Hidalgo para Barbas Poéticas, febrero 2020.
