Poema de amor en Pasto Verde, de Parménides García Saldaña

Te amo porque entiendo que sin ti no puedo vivir, te amo por tus ojos, pan, agua, tierra, fuego…
te amo Debby porque eres la noche y el día la gracia y la melancolía, te amo porque en tus ojos no hay bruma, te amo porque eres la reina de espadas y la reina de corazones …
… Jack DIEMOND (jajaja) puede seguir su camino al desierto, te amo porque en tu espalda y en tu vientre el agua cristalina se desliza suavemente…
te amo por todas aquellas mujeres que no he amado, te amo por todo el amor a la mujer que no he amado …
rusa negra, terror, revolución, hermana repartiendo los volantes del maestro, compañera en mi juego de la casita, paciente en mi vamos a jugar al doctor, tesoro descubierto, es mi juego de monedas ocultas
bajo la tierra, tu ere’ la rumba, tu ere’ el cha cha chá y el rhythm n´blues y el blues y el feelin’ mi negra santa, mi nocturnal, mi guapacheo, mi papá ribaramicumbandice, mi angustia, mi consuelo
mi burundanga marcando el paso, mi silbando el mambo, mi palmera tropical, bañada por el sol, mi agua azul, el mar violento el mar tranquilo Debby, mi rosa rosa mi tallo verde, mi aguacate, mi sandia, mi guanabana, te amo Debby
…porque eres todo esto en mi vida, en mi cursividatrivial, por ti las noches están llenas de estrellas, por ti esta noche no estoy llorando nena, por ti la vida no es vacía nena, por ti el sol está vibrando nena, por ti la vida no es vacía nena …
por ti mi cuerpo vibra y mi corazón mambea, mientras que el piano lleva la melodía y el acompañamiento, tus tambores marcando el ritmo vuela paloma vuela
mi yerba mala, mi yerba buena, tu eres guapachosa y cascabelera y cosquilleante
tú eres los murmullos y el silencio, Eres el Torrente
utopía
mi cubita bella
mi heroico puerto jarocho
tus tambores marcan el ritmo
tus tambores rosa negra
rusa negra
escuincla de porra
infatigable compañera
verdadera maestra del mitin y el motín
musa de los espíritus tranquilos, tempestad, cascada, torrente, ríos suave cristalino
mar abierto mar abierto mar caribe
Debby mi rusa negra
mi quinta internacional
mi novena de Beethoven
mi Rolling Stone
mi Marianne Faithful
mi energía mi movimiento
mi dialéctica
mi contradicción
mi identidad, mi actitud sincera, mi contradicción, mi eterno movimiento, mi vida, mi noche criolla, mi aventura, mi mujer, mi “solo Veracruz es bello” mi reina
por ti cuando estoy solo las noches se torn’n melancolía, pero por ti el cielo permanece azul cuando es gris
por ti no hay gris en la vida
mi Jenny Henny mi Henny Jenny
marxiana
mi high society girl
eterna musa de todos los filósofos de la existencia, de todos los jóvenes coléricos de todos de todos los encabronados del mundo
de todos los que saben que esta calma no e’ la pa’ chico, te lo digo yo que esta calma no e’ la pa’ el feelin’ chico el feelin
reina de los que saben que esta calma, que esta calma no es nada
Jenny Jenny
Jenny
Debby
KRUPSKAIA
fin de aburrimiento
de la desolación
fin de la fiesta dionisiaca
fin del frio
fin de la noche
amanecer amanecer
jarocho
nuevo día
NUEVO AMANECER
déjame amarte este día, quiero darte mis colores, quiero darte mis flores quiero que sientas mi ritmo jacarandoso
quiero amarte nena
con sabor
con franco guapacheo
este día nuevo en que el verano está en Micaela y en Carmela y en Guadalupe y en María y en la chunga
déjame amarte a ti mi nena
mi nena de los ojos melancólicos, nena de ojos azules
my Lucy in the sky with diamonds
my oh my
my love me tender
*my don’t be cruel
my you mean everything to me
mi Debby
mi cajeta de Celaya
mi negación de la IBM
mi musa del bohemio y poeta
mi palmera tropical
mi rumba fuerte
mi antigallega
mi vamo’ a baila’ oriza negra vamo’ a gozá
que suene lo’ tambore negra
que empiece el guaguanco
mis chongos de Zamora mi fresa de Irapuato
mi anticoncéptica contra las cherry pies girls uno y uno son dos dos y dos son cuatro cuatro y dos son seis seis y seis son doce doce y ocho dieciseis
mi rama dorada
mis hongos alucinantes
mi chayote de Orizaba
mi piña madura
de tierra caliente
tierra colorada y tierra caliente
tierra blanca
agua del rio Papaloapan mira como guapacheo nena
eres como el chayote Debby
aparentemente dura por fuera, aparentemente impenetrable
aparentemente invulnerable
pero estas llena de suavidad nena eres la verdadera calma, la verdadera actitud
el eterno femenino viajando en camiones y tomando en el sol en Chapultepec
la musa planchando calzones y pañuelos
la musa cocinando huachinango y mojarrita al horno, la musa que dice con sus ojos la verdad
tus ojos siempre abiertos, siempre azules terriblemente azules, terriblemente francos, suavemente amorosos de mirada suave
suave suave suavemente tierna
Debby amor
base de mi teoría del subconsumo
mi difusora
mi rosa rosa
rosa
de
Lu
xem
burgo…

 

La onda es resistencia: el Parme ha vuelto

por Odeen Rocha

Rebelarse nunca ha sido fácil. No pasa mucho tiempo antes de que los sistemas de mercado o los mecanismos de gobierno encuentren la forma de asimilar la rebeldía y convertirla en algo que les derive en votantes o mejor aún, en clientes.

Quizá el resultado más común de la rebeldía es cuando aquellos que se niegan a vivir como la mayoría cree que se debe vivir —sobre todo su propia familia y el respeto a las tradiciones— es cuando esa rebeldía se convierte en otro dogma, un puente hacia la fama y la fortuna que antes rechazaban pero que ahora no parece tan mala idea.

“«Vanguardias» de tal índole están formadas por aquellos individuos «molestos» para quienes la sociedad está conformada por «idiotas» y no enajenados. «Revolucionarios» así, consideran que la sociedad no ha sabido apreciar su talento. Cuando el talento de algunos de ellos es reconocido por ésta, calman sus ansias de transformar todo. El poder ya los ha tomado en cuenta. He aquí la trampa. Han pasado a ser caricaturizados por la sociedad que combatían, han sido contagiados por la enfermedad que los aterrorizaba”.

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Parménides García Saldaña lo sabía bastante bien: desde que empezó a escribir lo tenía presente. En 1972 la Editorial Diógenes publicó su libro “En la ruta de la Onda”, que es muy probablemente uno de los primeros trabajos que versaban sobre la rebeldía en el México de su época y, sobre todo, de la capital. Desde la salida de su primera novela “Pasto Verde” (Diógenes, 1968), el Parme se puso a la cabeza de un “movimiento” llamado Literatura de la Onda —de la que en realidad fue él el único que tomó esa bandera como suya, porque la Onda no la escribía el Parme, sino el Parme ERA la Onda—. Un periodo literario mexicano que motivado por los movimientos estudiantiles y campesinos surgidos esa década, llevó a varios autores a escribir lo que verdaderamente sentían y vivían como jóvenes —»Gazapo» de Gustavo Sainz y «La Tumba» de José Agustín, por ejemplo—, todas con características muy definidas: El uso del lenguaje ñero, callejero, las referencias a la sexualidad —gran tabú de la época— y las drogas como escape a la vida aburrida de la clasemedia mexicana tan decente y respetuosa.
En la ruta de la onda es la historia de esos jóvenes que aún no llegaban a los treinta años — ¿qué tienen los treintas que nos asustan a todos? — y que vieron en el rock and roll, las drogas y el sexo su manera de ser ante el mundo que definitivamente no les gusta. Bob Dylan, Miguelito Jagger, Elvis el Rey, las pandillas callejeras en las colonias del Deefe son lo que el Parme creyó como la verdadera rebeldía que ponía de cabeza a la bienportada familia mexicana.

“La onda fue ser el más listo, tiro con las viejas. La onda fue traer la mejor nalga. La onda fue ser el más chingón para los chingadazos. La onda fue aguantar todo más que los cuates: más alcohol en la sangre, más venidas con las viejas. La onda es resistencia”.

Los libros de Parménides García Saldaña han sido lecturas de culto durante más de treinta años. Quizá demasiado de culto. Han sido la columna para quienes en México aún no nos creemos que “La región más transparente” o “Pedro Páramo” son lo mejor que han dado las letras nacionales o como muchos creen, no es lo único que se produce en la literatura nopalteca. En la ruta de la onda estuvo mucho tiempo perdida entre los puestos de libros viejos de Donceles o de Balderas o de algún despistado del callejón de la calle de Tacuba que no sabía lo que estaba vendiendo. Los últimos años fue conservado en fotocopias y archivos pedeefes que han rolado de mano en mano y de link en link entre los que íbamos descubriendo al Parme a partir de otras lecturas. A estas alturas, cuando se está rescatando su obra, iría siendo hora de que En la Ruta de la Onda fuera parte de las lecturas básicas sobre la contracultura mejicana desde mediados del siglo XX hasta hoy, cuando hay tantas corrientes culturales en las calles de la capital y las provincias que las autoridades y los padrestradicionales ya no tienen canas verdes que arrancarse.
Hace falta rebelarse, hace falta ser curiosos e ir a buscar qué más hay y elegir lo que sea mejor para lo que queremos ser. También podemos ser románticos como el Parme:

“¡Divino tesoro es la juventud! Rosada juventud entre sueños de pureza, / tú y yo tomados de la mano, / te adoro, / te amo con el debido respeto que merece mi noviecita santa, / mi tal vez esposa, / la probable madrecita de mis hijos, / despierta dulce amor de mi vida porque traigo serenata hasta tu balcón para pedirte perdón porque anoche soñé que te bajaba el calzón”.

En la ruta de la Onda ya anda rolando por ahí, — ¡por fin! Editorial Jus, 2014— de nuevo en forma de libro. Peligrosamente cerca de cualquiera que pueda leerlo y entrarle a la onda ondera palomera mera mera. Corriendo el riesgo de que alguien lo nombre texto valioso para la comunidad y se les olvide que lo que nos tiene así de jodidos son la tradición y la moralidad. De cualquier forma, lo que importa es que en el formato que sea que nos llegue, En la ruta de la Onda —o cualquier libro del Parme— nos hace parte de la ñeriza. De la forma que sea, el Parme hace que los libros que dejó —desde Pasto Verde, La ruta, Rey Criollo, Mediodía (oh, Mediodía) y el Callejón del Blues— se conviertan en favoritos. Seamos rebeldes, ñeros. Rebeldes con causa.

“Is barniz. El ñero es nuestro manito, nuestro compita, el carnal que comparte nuestras penas y nuestras alegrías, nuestro blues y nuestro rhythm & blues. Nuestro ñero entiende nuestra onda porque anda en la misma onda que nosotros. Con el mismo blues en la sangre”.

¡Sabor!

Esto es Barbas Poéticas – Manifiesto

Una poesía, una literatura, una música para disfrutar cuando sea. Cuando seamos.

La poesía es de todos y es a diario.

Barbas Poéticas pretende ser eso. Uno de muchos instrumentos que llevan el oficio de la escritura como un elemento de diversión, de descripción del mundo en que vivimos. Sin ser académicos o aburridos o estar metidos en una u otra corriente formal. Sin preocuparse si la rima quedó en la sílaba correcta o si el haiku tiene el ritmo adecuado. Es de ser. De ser donde estés.

Desde hace mucho ha habido poetas que han llegado a quitar, a arrancar a la poesía —al lenguaje, en un panorama más amplio— de ese proceso soso y aburrido que lo tiene la mayor parte del tiempo dependiendo de quién dice cómo y cuándo debe o no estar en algún lugar o salir de alguna boca.

Desde los Beats en San Francisco, cuando llegaron a poner la prosa y la poesía en el primer plano de la expresión, sin filtros, desde el sentimiento hasta el papel; los Onderos mexicanos que tomaron su ejemplo y lo transformaron. Parménides, el único Beat genuino de la Colonia Narvarte y de la literatura mexicana de los sesenta. Todos ellos que escribieron viviendo sobre lo que eran y lo que fueron siendo. Los infras que boicoteaban lecturas formalísimas con los “maestros” de las letras nacionales sólo porque sí. Porque era aburrido pensar —y aún lo es— que un libro de poemas con todo y su poeta incluido deben ser formales, serios, siempre hablar en metáforas, matar de aburrimiento a todos los que no estén ocupados fingiendo que entienden sus recovecos y figuras dificilísimas, complejísimas dotados de esas habilidades y sensibilidad que sólo ellos y sus colegas pueden identificar o siquiera imaginar. Eso no es la poesía. Al menos no la poesía que nos gusta.

La poesía que nos gusta es que la que está en el aire cuando la necesitamos. Que llega ahí, al lugar indicado para hacernos sonreír o llorar o gritar o gruñir justo cuando hace falta sonreír y gritar y gruñir. Escribirla justo en el momento que es necesario escribirla y leerla en el instante que nos da la gana. La libertad de decir quién nos gusta y quién no. Usarla para divertirnos, y no para enamorar.

Una poesía, una literatura, una música para disfrutar cuando sea. Cuando seamos.


Así, de Barbas.


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