Joan Vollmer: La Mujer que Disparó la Literatura Beat

Ciudad de México, 1951. Joan Vollmer se pone un vaso en la cabeza. Burroughs dispara. Falla. Nace la literatura beat más radical del siglo XX. ¿Una tragedia romantizada 60 años en nombre de nuestra rebeldía?

Ciudad de México, 6 de septiembre de 1951. 7:30 pm.

Joan Vollmer yace en una camilla de la Cruz Roja mientras los médicos luchan por salvarla. Una bala en la sien. Un vaso intacto rodando por el suelo. William Burroughs gritando su nombre desde la sala de espera. Una hora después, todo termina.

Lo que no termina es la pregunta que perseguirá a la Generación Beat para siempre: ¿fue un accidente, un suicidio encubierto, o algo más siniestro?

El Juego Final

Esa tarde, en el apartamento 10 de la calle Monterrey 122, cinco personas compartían ginebra Oso Negro y limonada. La conversación derivó hacia los sueños de Burroughs de mudarse a Sudamérica, de vivir cazando en la selva. Joan, con esa sonrisa torcida que todos conocían, le dijo que probablemente morirían de hambre.

«Joanie, déjame mostrar a los muchachos qué gran tirador es el viejo Bill», dijo Burroughs sacando una pistola automática Star .380. «Supongo que es hora de nuestro número de Guillermo Tell.»

Joan se levantó. Tomó un vaso medio lleno. Se lo puso en la cabeza.

«No puedo ver esto, sabes que no soporto la vista de la sangre», murmuró entre risas ahogadas, cerrando los ojos.

Tres metros de distancia. Un disparo. El vaso intacto. La bala en la sien.

La Arquitectura de la Autodestrucción

Para entender esa tarde, hay que entender a Joan Vollmer. No la Joan romántica de las primeras fotos beat, sino la Joan de 1951: hinchada por la Benzedrina, cojeando por los primeros signos de polio, bebiendo tequila desde las ocho de la mañana.

Su hijo Billy la recordaría años después preguntando «¡Ja ja! ¿qué tan rápido puede ir esta vieja chatarra?«, mientras manejaba los pedales de un auto que Lucien Carr no podía controlar, borracho, con los niños chillando de terror en el asiento trasero.

Joan había perfeccionado el arte de la autodestrucción sistemática. Dos tubos de Benzedrina al día. Tequila nativo sin medida. Negligencia absoluta de su higiene mientras bañaba obsesivamente a sus gatos. Deambular por Times Square hasta que la internaran en Bellevue.

Y el juego de Guillermo Tell. Que no fue la primera vez. Billy recordaba que su madre lo hacía «a menudo en fiestas».

¿Qué buscaba Joan cada vez que se ponía ese vaso en la cabeza?


El Escritor que Nació de una Bala

Treinta y cuatro años después, Burroughs escribiría en el prefacio de Queer:

«Me veo forzado a la terrible conclusión de que nunca me habría convertido en escritor de no ser por la muerte de Joan, y a la comprensión de la medida en que este evento ha motivado y formulado mi escritura.»

La bala que mató a Joan Vollmer disparó la carrera literaria más radical del siglo XX. Burroughs desarrolló su obsesión con el «control», con los virus del poder, con la posesión de los cuerpos y las mentes. Todo emanó de lo que él llamó el «Espíritu Feo», que lo poseyó esa tarde.

Naked Lunch, Nova Express, The Soft Machine: una cosmología completa de la liberación nacida del momento más oscuro de su vida.

El México de las Paradojas

México les dio a los Beats lo que buscaban: libertad, drogas baratas, escape de la moral estadounidense. Pero también les dio muerte. Ambrose Bierce desaparecido en Chihuahua. Hart Crane ahogándose en el Golfo. Neal Cassady encontrado muerto junto a las vías del tren en San Miguel de Allende.

Gregory Corso lo dijo mejor: «Hay muerte en México—vi un molino de viento girando la muerte de esta manera—no me gusta aquí».

México se convirtió en el país perfecto para los Beats porque les ofreció exactamente lo que su rebeldía romántica necesitaba: un escenario donde la autodestrucción pudiera florecer sin interferencias, donde el caos personal se volviera arte.

¿Qué habría pasado si Joan Vollmer hubiera sobrevivido? ¿Si hubiera encontrado tratamiento para su adicción, terapia para su depresión, una salida que no fuera la muerte?

¿Habríamos tenido a William Burroughs el escritor? ¿O solo a William Burroughs el adicto fugitivo?

Calonne, D. S. (2022). The Beats in Mexico. Rutgers University Press.

García-Robles, J. (1995). La bala perdida: William S. Burroughs en México, 1949-1952.

García-Robles, J. (2000). Jack Kerouac en México: Al final del camino. Ediciones del Milenio.


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