El Deep Purple «pirata» y la caída de Rod Evans

La historia de los conciertos masivos en México, ha sido una historia llena de grandes baches, anécdotas inimaginables en otros países que han contado con conciertos masivos aún desde la misma aparición del rock; y antes. Nuestro país ha tenido la mala suerte de ser un lugar donde los conciertos y las reuniones masivas juveniles…

La historia de los conciertos masivos en México, ha sido una historia llena de grandes baches, anécdotas inimaginables en otros países que han contado con conciertos masivos aún desde la misma aparición del rock; y antes. Nuestro país ha tenido la mala suerte de ser un lugar donde los conciertos y las reuniones masivas juveniles han sido estigmatizados durante muchos años, sea por una sociedad con valores pertenecientes a otra época o poca apertura a experiencias nuevas, venidas de un mundo vertiginosamente cambiante y en movimiento. A partir de 1972, a raíz de lo sucedido en Avándaro, desde donde se desató una ola represiva a toda manifestación masiva juvenil y a los conciertos de rock, hacía finales de la década de los 70, parecía por fin, haber una luz al final del túnel. Y es en este contexto y momento histórico, en el que nuestra historia tiene lugar.

Para 1980, Deep Purple tenía por lo menos 4 años en el stand by,  que sus miembros del Mark IV, habían dejado a la agrupación, luego de la amarga salida de Blackmore (al terminar la grabación de “Stormbringer) y la entrada del malogrado Tommy Bolin como guitarrista sustituto. Un guitarrista por demás reseñable en estudio, que me encanta en su trabajo solista y como sesionista en «Stratus» de Billy Cobham, pero pobrísimo y carente en vivo. Rainbow, Whitesnake e Ian Gillan en solitario, cosechaban para 1980 éxitos sobresalientes, pero aun así, el nombre de Deep Purple, seguía resonando duro en la cabeza de los fans y del mundo del rock en general. Es aún con mucho, un nombre grande, tentador, un coloso de la música de todos los tiempos por derecho propio. Y esto, a ciertos empresarios fraudulentos no pasó desapercibido.

Luego de su salida de Deep Purple en 1969, Rod Evans logró despegar una carrera como cantante en el archi-celebrado grupo de culto Captain Beyond, con el que sacó por lo menos dos discos, uno de ellos —el disco debut— considerado fundamental desde mi punto de vista, de toda colección de música rock que se respete. Un disco que combina lo mejor del Hard Rock hecho para la fecha, a la vez de la inventiva y enrevesada maestría progresiva en sus largas canciones hechas para la potente voz de Evans. Para el segundo, «Sufficiently Breathless», Rod Evans abandona la formación —siendo 1973. Durante ese tiempo, Rod Evans se convierte en terapeuta durante siete años, hasta que el demonio se le apareció, en forma de un proyecto del que, al parecer a todas luces fraudulento, no pudo resistir.

En 1980, Rod Evans es contactado por Steve Green de la compañía Advent Talent Associates, una compañía que se dedicaba a «reunir» a viejas bandas inactivas bajo términos cuestionables. Había unido anteriormente, con un equipo de músicos incluso desconocidos entre la industria musical y del gremio de los sesionistas, a grupos como Steppenwolf. Por supuesto, en estas encarnaciones truchas, chafas, fraudulentas, poco habían tenido que ver la mayor parte de los miembros de dichos grupos o siquiera alguno. Para este Deep Purple trucho, o «Bogus» como se llamará de ahora en adelante, a Rod Evans se añadió Tony Flynn, en la guitarra como «Ritchie Blackmore», Geoff Emery (existe un ingeniero de sonido llamado Geoff Emerick… ¡que trabajó para los Beatles! pero no es el mismo) en los teclados como «Jon Lord», Dick Jurgens III en la batería como «Ian Paice» y Tom de Rivera en el bajo, como «Glenn Hughes/Roger Glover». Cabe señalar que a Nick Simper, el bajista original de Purple, se le contactó para ser parte de esa aventura pirata y declinó la invitación, cosa que celebraría cada día del resto de su vida, veremos más adelante por qué. Lo increíble, es que esta encarnación apócrifa del “purpura profundo” llegó a pisar el estudio de grabación. De hecho, se sabe que grabaron varios temas, hoy extraviados (o engullidos por la ira de Ritchie Blackmore); una nueva versión de “Hush” (vaya usted a saber a qué sonaba ese aborto sónico sin los músicos originales en batuta), “Blood Blister”, “Brum Doogie” y “Hold on Me”.

Pero el cinismo y la desfachatez, no pararon ahí. Este Deep Puple «pirata», se presentó en Canadá, Estados Unidos y, por supuesto, ¡México! Para los afiches de esta gira se presentaba a Rod Evans como miembro fundador de Purple, cosa que al presentarse sobre el escenario, viendo a Evans cantando a medio pelo canciones hechas para la tesitura de Ian Gillan o David Coverdale —eso sin contar a los miembros truchos de la alineación— generaba una indignación entre el público que no pocas veces terminó en disturbios violentos.

Deeppurplemexico

En México se presentaron con toda alevosía y lujo de ventaja, como era la costumbre en los convulsos años de intentos para hacer llegar el rock a terreno nacional. Dieron conferencia de prensa, y toda la parafernalia de entrevistas para la revista «Conecte» (N° 179 de Julio de 1980) en la que, además, aparecía un Black Oak Arkansas decadente que se presentó junto a los Dug Dug’s como teloneros, abriendo el gran espectáculo fraudulento de esa noche.

La cita fue en el Estadio Olímpico de la Ciudad de México. Menuda sorpresa se llevaron los espectadores de esa noche, que en vez de la alineación soñada del Mark II o algo parecido, apareció un cantante desconocido o poco esperado para la mayoría de los chavos presentes, que había grabado los primeros dos discos de la agrupación —y posiblemente hasta ahí, todo bien— salvo para el momento de temas como «Smoke on the Water» o «Highway Star» donde se notaba sin ninguna pena lo forzado en la tesitura de Evans. Lo peor, los músicos improvisados y casi amateurs que traía, que ni la pinta y mucho menos el talento de los originales, que ni siquiera sabían tocar las canciones apropiadamente y desafinaban a cualquier punteo, como una vulgar banda de bar de medio pelo. Desastre absoluto, como era de esperar.

Aquella noche desastrosa como muchas a lo largo de Norteamérica con ese fraudulento Deep Purple, pudo haber pasado como una anécdota más, si no es porque el grupo original decidió demandar a Evans por daños y perjurios al nombre de la banda. Cosa merecida, aunque no inicialmente al pobre Evans, sino a los empresarios fraudulentos que jamás probaron el látigo de la ley, desapareciendo con las ganancias sin pudor alguno. Evans fue multado con una cantidad en dólares que no podía pagar, pues la suma por daños, uso del nombre sin permiso y penas adicionales ascendía a los casi $4,000.000 de dólares actuales ($1,344.000 de entonces), por lo que como «misericordiosa» indulgencia, al no tener con qué pagar semejantes cantidades de dinero, se le retiraron de por vida los derechos y regalías sobre toda participación que hubiera tenido con Deep Purple.

Luego del hecho, Jon Lord e Ian Paice han comentado en reiteradas ocasiones que no había otra forma posible para detener a Evans en su afán de seguir haciendo “tour” con ese combo fraudulento de músicos chafas, que para colmo, ponían en entredicho el buen nombre y reputación de Deep Purple. En ese sentido, ambos miembros  originales de la banda coinciden en decir que Evans fue bastante tonto como para meterse en ese lío.

A cinco años de ese hecho, el mundo volvió a ver la gloria del Deep Purple original, regresando con su formación clásica en el disco Perfect Strangers.

Despojado de todo, Evans desapareció de la vida pública. Durante varias décadas su paradero fue desconocido para los pocos fans que pudieron haber extrañado sus incursiones en el escenario. Y digo fue, puesto que una fuente confiable —Gil «Ciempiés» Galindo, bajista del grupo de stoner-progresivo El Brujo— cuyo contacto con el actual manager de Captain Beyond ha revelado que actualmente se encuentra viviendo en California,  y que como lo hizo alguna vez en los años setenta, está dedicado completamente a su trabajo como terapeuta. Eso sí,  retirado completamente del negocio de la música, del que no quiere saber nada.

Y después de todo, ¿quién podría culparlo?


Un ensayo de Héctor Ramírez para Barbas Poéticas con testimonio de Gil «Ciempiés» Galindo. Julio, 2018.


En canal LA HEMEROTECA realizó un documental con base en este ensayo en agosto, 2020

Respuesta a “El Deep Purple «pirata» y la caída de Rod Evans”

  1. Matusalem Matus

    Igual sería interesante escuchar otros temas de aquella presentación, aunque sea solo audio…

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