Diane Di Prima y Memorias de una Beatnik: Entrevista con Rubén Medina

Di Prima detiene la narración de sus andanzas para hablar francamente de los métodos anticonceptivos desde el punto de vista de una mujer liberada. Pero todo el relato me hizo pensar mucho sobre esa transformación cultural de los cincuenta, la bohemia, y el feminismo en EEUU. Ayuda a poner más piezas del rompecabezas.

[…] Sí, era bueno ser la chica de tres hombres, y cada uno de ellos con su propio viaje, cada uno deseando cosas diferentes para que el mundo se completara, una interacción, como una foto con triple exposición, hecha un infinito espacio. Desde entonces he descubierto que, por lo general, es bueno ser la mujer de muchos hombres a la vez, o ser una de las muchas mujeres en el círculo de un hombre, o ser una de las muchas mujeres en un hogar con muchos hombres, y la relación entre todos nosotros siempre era cambiante y ambigua. Lo que no es bueno, lo que es claustrofóbico y somnífero, es la relación regular de uno a uno. Está bien por un fin de semana, o un mes en las montañas, pero no está bien como una cosa de largo tiempo, no está bien una vez que ambos se han dicho a sí mismos que ésta será su forma de vida. Luego empiezan los reclamos interminables, los malabarismos para evitar el aburrimiento, y el cierre lento e inexorable del horizonte infinito de Dios […]


Diane Di Prima murió a los 86 años, el 25 de octubre de 2020. Parecía ser una de esas poetas norteamericanas que estarían con nosotros para siempre (como Lawrence Ferlinguetti, por ejemplo), que durante muchos años estuvo ahí, como figura central de los primeros brotes de la generación beat, recorriendo las calles de Nueva York, tal y como nos han contado cientos de veces los demás, los hombres, dejándonos saber a todos que a pesar de todo prejuicio, las mujeres podían librarse del yugo puritano de la sociedad de post-guerra y dar testimonio en su propia carne del enfrentamiento ante el conformismo de la época. 

Una muestra es la cita con que inicia este texto. Las caminatas por la ciudad se fueron expandiendo a cada kilómetro, cada esquina y cada persona que Diane conocía en el camino (en los años en que nuestro conocido Jack K. iba y venía escribiendo su propio camino, en la sección “mainstream” de esa generación). Conocer a un tipo con el que se “suele coger bien”, caminar con él, conocer a otro par y luego pasar un tiempo viviendo en una granja, siendo “la chica de tres hombres”. Es en Memorias de una Beatnik que, en 1969, Diane compartió con el mundo al estilo digno de su generación, sus recorridos,  vivencias, detalles que escandalizaron a la sociedad gringa que de por sí ya vivía escandalizada en plena hora pico de los hippies, Woodstock, el feminismo, la contracultura y, en el contexto beat, la muerte del ya amargado y decadente Kerouac. 

Quizá fue un buen año para aparecer. Quizá parte del mundo ya estaba listo para leer cómo una chica de 34 años (nació en el ’34) contaba sus andares sexuales y, básicamente, se cogió a todos los hombres que se le dio la gana. Entre ellos varios de los mismos beats cuya condición masculina les daba esa brevísima “ventaja estratégica” de poder contar crudamente sus experiencias (el mismo En el camino, las cartas de Neal Cassady, algunos poemas de Ginsberg, etc.) y que ahora, llegaba Diane a relatar cómo ella se los había cogido a ellos. Toda generación de explosiones creativas debe fluir en ambas direcciones.  


Florecimos en nuestra granja del río Hudson. Funcionó para cada uno. Big Bill se ocupó de mi mente —su generosidad y estabilidad, su confianza me hicieron sentir bien, como nunca me había sentido en mi vida, y su galantería me hacía sentir hermosa. Billy era compañero de equipo y camarada, éramos buena pareja: podía seguir siendo yo misma con él en las caminatas, quitando la hierba mala o cogiendo; mi fuerza vital igualaba la suya. Y Little John era hermano y amigo, escuchaba mi paranoia resonando en su cabeza, encontraba sus secretos enunciados en mis poemas. Muchos juegos de ajedrez estancados pasaron entre nosotros.


Hasta ahora había poco trabajo editado en México sobre la obra de Diane. Podemos mencionar, por ejemplo, a José Vicente Anaya en Los Poetas que cayeron del Cielo (1998 y 2001) o su ensayo sobre las mujeres de la Generación Beat en Círculo de Poesía; o también, el trabajo de la dupla Medina/Burns en Una tribu de salvajes… (Aldvs, 2012). Todo ello enfocado a la poesía pero no a sus memorias.

 Sin embargo, a pocos meses de la muerte de su autora, Memorias de una Beatnik estará finalmente disponible en español a través de Matadero Editorial y la UNAM bajo la traducción de Rubén Medina a finales de febrero. Rubén es profesor en la Universidad de Wisconsin-Madison desde el 91, traductor y poeta desde sus días en el movimiento Infrarrealista. Entre otras cosas beats, podemos encontrar su trabajo en Una tribu de salvajes improvisando a las puertas del infierno (Aldvs, 2012), donde traduce a grandes poetas como Anne Waldman y a la misma Di Prima así como diversos ensayos y antologías a propósito del movimiento Infrarrealista. 

Pero sin duda, esta obra de es mucho más de lo que podríamos describir aquí, es por eso que, a continuación, presentamos una breve entrevista con Rubén Medina acerca de Memorias… y Diane Di Prima, con una sorpresa final.


Memorias de una Beatnik, Matadero Editorial – UNAM (2021)

Barbas Poéticas – ¿Cuánto tiempo te llevó trabajar en Memorias de una Beatnik?

Rubén Medina – Mira, empecé a traducir el libro en julio de 2019 y terminé en marzo del 20. Durante esos dos meses del verano—julio y agosto— pude dedicarme a la traducción, pero a partir de septiembre que empezó nuevamente el trabajo en la universidad, el proyecto pasó a un segundo o tercer plano, ocupando solo algunas horas de las noches y de los fines de semana. Aunque en realidad terminé la traducción dos o tres meses después, en junio del 20, con la tercera versión. Primero hice una traducción que podríamos llamar literal, al pie de la letra, apegada a lo que comunica el relato, si es posible decirlo así. Después vino una revisión fijándome más propiamente en el estilo de la autora, las peculiaridades de su escritura y usos del lenguaje, particularmente la sintaxis. La traducción, como dice Gayatri Spivak (quien tradujo la Gramatología de Derrida al inglés), es una de las lecturas más íntimas que se hace a un texto. Esa segunda versión para mí busca expresar esa intimidad. En la tercera versión, al final, ya me interesa asegurar que el texto fluya, sea legible y funcione en español. Y para eso hay que meterle mano al texto, lo menos que sea posible. Es decir, aquí ya se trata de la transición final de un idioma a otro, es donde se ven más claramente las decisiones del traductor. En general este es el proceso que sigo. Aunque imagino que para algunos traductores estas tres versiones se llevan a cabo en un mismo y único momento. 

BP – ¿Cómo fue tu aproximación a la obra de Di Prima? 

RM – Por lo general traduzco poesía, si bien habitualmente trato de leer todo lo que escriben los autores y autoras que traduzco. En el caso de Di Prima hace una década seleccioné unos quince poemas de sus numerosos libros –excluyendo Loba, un poema largo y súper interesante dentro de su obra, porque no pudimos pagar los derechos de autor—para la antología bilingüe de poesía beat, Una tribu de salvajes improvisando a las puertas del infierno, que hice con John Burns. Leí entonces Memoirs of a beatnik y Recollection of My Life as a Woman. Los dos textos me parecieron extraordinarios. Son dos memorias marcadas por distintos momentos o periodos de la vida de Di Prima en que se escriben. El primero se publicó en 1969 (ella iba a cumplir 35 años) y el segundo en 2001 (ya cerca de los 70). Ambos tratan de su formación como escritora, participación en la bohemia de Nueva York y su experiencia como mujer blanca, nieta de inmigrantes italianos. Sin embargo, Memoria se circunscribe a los años 1953-1957 (Di Prima tiene entonces entre 19 y 23 años), y en este sentido son años anteriores a la segunda ola de feminismo en Estados Unidos, a la contracultura de los sesenta, la psicodelia y el rock, y el fenómeno literario y cultural beat. Pero a la misma vez Di Prima es pionera y una figura importante en cada una de estas tendencias culturales y políticas. Memoria ofrece una visión que no encontramos, por ejemplo, En el camino de Kerouac, que se caracteriza por una perspectiva y privilegios masculinos. Recollection, por otra parte, narra con más detalle y reflexiona más ampliamente sobre las primeras tres décadas de su vida. Me pareció que ambas memorias nos revelan la complejidad de su persona, sus múltiples experiencias como mujer, activista y escritora, y por tanto complementan y contextualizan su poesía. También noté varios otros atributos a la Memoria, que me impulsaron a traducirla, además de ser una narración de 194 páginas. Por ejemplo, la manera en que la ficción y el relato autobiográfico se cruzan en el texto (sirven para hacer una lectura deconstructiva), la subversión de convenciones sociales y tradiciones sexuales heterosexuales, y la relación entre escritura y mercado debido a que, por una parte, la industria cultural busca entonces sacar provecho económico del fenómeno “beat” y, por la otra, Di Prima necesita un ingreso para poder vivir como madre soltera. De todo esto hablo en el prólogo. En fin, me pareció que había que dar a conocer este texto de Di Prima en español, y sopesar su relevancia y su múltiple papel en la cultura estadounidense.  

BP – ¿Qué parte de este libro fue tu favorito durante la traducción?

RM – Confieso que me interesaba leer sobre su encuentro con Ginsberg, Kerouac, Orlosvki, en 1957, que aparece por cierto en el último capítulo. Hemos estado tan acostumbrados a la leyenda beat, a comer ese platillo, ¿no? Pero en realidad me gustaron muchas partes de la memoria. Por ejemplo, en un capítulo, creo que el 9, Di Prima detiene la narración de sus andanzas para hablar francamente de los métodos anticonceptivos desde el punto de vista de una mujer liberada. Pero todo el relato me hizo pensar mucho sobre esa transformación cultural de los cincuenta, la bohemia, y el feminismo en EEUU. Ayuda a poner más piezas del rompecabezas.

BP – ¿Qué otra poeta beat crees que necesita ser traída o profundizada al idioma español?

RM- Hay todavía mucho que traducir de las tres poetas claves beat, quienes realmente fueron (o han sido) una parte constitutiva del movimiento, y cuya asociación no fue temporal y circunstancial. Me refiero a Joanne Kyger, Anne Waldman y Diane Di Prima. Están también todos los textos de las compañeras, amantes, cómplices de aventura de los beat; me refiero a Carolyn Cassidy, Joan Haverty, Eileen Kaufman, Hetie Jones; además, las dos novelas de Joyce Johnson: Come and Join the Dance, y Minor Characters. Habría que traducir asimismo a la poeta y performer ruth weiss, quien es la primera en experimentar lecturas de poesía con música de jazz aún antes de los beat. También escribe teatro y hace películas. 

BP – ¿Tienes en mente alguna otra traducción beat?

RM – Propiamente beat no. Después de la antología beat [Una tribu de salvajes…], me pareció necesario reunir en un libro a todas las neovanguardias gringas, desde los beat a los poetas del lenguaje —unas cinco décadas de poesía. Y en ese proyecto John Burns y yo hemos estado trabajando por varios años. Y avanzamos cuando podemos. En el verano pasado, ya encerrado por la pandemia, traduje poemas de Charles Olson, cuya lectura de su obra y selección de poemas me llevó muchas semanas. Mira, el fenómeno de las neovanguardias en EEUU (lo que se conoce como “postvanguardia”) es básicamente de poetas blancos y éstos constituyen el canon de la poesía estadounidense, con algunas excepciones, entre ellas la del extraordinario poeta beat negro, Bob Kaufman. Nuestro interés es incluir también a poetas negros, chicanos, nuyoricans, asiáticos (hombres y mujeres) que se caracterizan por la experimentación pero que no se promovieron como parte de un grupo o escuela, y tuvieron un inmediato recibimiento en las universidades como el caso de Black Mountain, La escuela de Nueva York, los poetas del lenguaje. La antología busca crear un espacio de múltiples poéticas, una especie de territorio minado ya no caracterizado por la vastedad blanca (whiteness) de la poesía gringa.

Ese verano pasado también empecé otro proyecto de traducción. Se trata de 15 poetas mujeres estadounidenses nacidas más o menos entre las décadas del 30 y 90 del siglo pasado. Básicamente se trata de poetas que me gustan, pero que asimismo revelan las tendencias de la poesía de EEUU, varias concepciones del poema y del lenguaje.


[..] Pero lenta, de manera imperceptible, los días comenzaron a ser más cortos, la hierba se volvió marrón, y con los primeros grillos una inquietud se empezó a agitar en mí por el combate rápido y el duro vivir de la ciudad, por el juego y la lucha y el inagotable intercambio humano que era Nueva York para mí en ese momento. Me sorprendía a mí misma escuchando el tráfico, o el sonido de fondo de “Bird” tocado en un fonógrafo barato en el apartamento de al lado, y supe que era el momento para mí de seguir mi camino. Así que por el momento me despedí de Billy —el volvería a Nueva York en el otoño—, le devolví sus pantalones anchos y me puse la falda y la blusa de oficina. Big Bill me llevó a la estación de autobús y dentro de una hora estaba de vuelta en Nueva York […]


Agradecemos a Rubén Medina por platicar con nosotros. Entrevista realizada por correo electrónico entre el 30 de enero y 7 de febrero de 2021.

Entrevista e introducción por odeen rocha para Barbas Poéticas, 2021.

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Mujeres, poetas y beatniks

por Andrea Anaya Cetina

 

Hubo mujeres [en la generación beat], ellas estuvieron ahí, yo las traté.
Sus familias las internaron en hospitales psiquiátricos, les aplicaron electrochoques. En la década de 1950 si eras hombre podías manifestarte como rebelde, pero si eras mujer tus mismos familiares te encerraban. Hubo muchos casos que yo conocí, sobre los cuales algún día se escribirá.
— Gregory Corsso [1]

 

El mundo aún no lograba restablecerse del todo de la Segunda Guerra Mundial (que había terminado en 1945) cuando se inicia la Guerra Fría. Poco después comenzaba la Guerra de Corea y se planeaba la Revolución Cubana. El fenómeno del consumismo florecía, por un lado, mientras que los ideales de izquierda tomaban las armas y pretendían demostrarle al mundo que la repartición equitativa era mejor que la adquisición competitiva de riquezas.

Estados Unidos tenía una postura muy firme: consideraron al comunismo como un peligro para su plan de gobierno, para sus ideales de democracia liberal, y precisamente por ello, estuvieron fuertemente en contra de los “rojos” y persiguieron toda sospecha de conspiración.

Es en esa época y en ese país, ni más ni menos, que una generación de jóvenes, la mayoría poetas, aunque también prosistas, decide rebelarse contra el tranquilo conformismo. Estos jóvenes no están de acuerdo con el status quo, son insolentes y letrados, libres y libertinos, contestatarios; así nace una fuerte corriente de ideas, arte y acciones que en la praxis fue llamada contracultura. Esos jóvenes constituyeron la Generación Beat.

Beat y hip pueden traducirse como “golpe”; beaster y hipster, como “golpeado”. El término beatnik (por su terminación nik) tiene un sentido despectivo, porque hace referencia a los sput-nik rusos, pero los beats lo aceptaron (con su cinismo característico) y terminó siendo una palabra tomada como favorable para los miembros de la generación. Otras acepciones de beat son; “abatido, derrotado, derrumbado, tumbado”; y Jack Kerouac le agregó la de “beatitud o santidad”. (Anaya: 1998)

Es difícil, a estas alturas, no haber oído hablar de ellos: Allen Ginsberg, Jack Kerouac, William Burroughs, Neal Cassady, Gregory Corso, Lawrence Ferlinghetti, son sólo algunos de los nombres más sonados. El uso de drogas como rutas de acceso a estados místicos de la consciencia, el ejercicio de una sexualidad libre, sin tapujos ni restricciones, y su rebeldía constante, ocasionó que fueran múltiples veces calumniados, rechazados, prejuiciados y estereotipados.

¿Hasta una mujer puede?

Son los cincuenta, el papel de la mujer en la sociedad está tratando de ser reconstruido en un icono de femineidad de ama de casa, de la madre cariñosa, de la esposa obediente, que todos los medios bombardean. Durante la segunda guerra mundial las mujeres habían tenido que “ponerse los pantalones”, así que en esta década se da una suerte de reivindicación de las obligaciones femeninas: nunca hacer enojar al marido, atenderlo, cuidar a los niños, mantener la casa pulcra, cocinar bien, entre muchas otras cosas. Es completamente mal visto, en esta época, que una mujer estudie una carrera o pretenda balancear el trabajo con los deberes del hogar.
Las mujeres no saben manejar, no pueden abrir una botella de catsup por sí solas, son incapaces de sobrevivir sin un hombre que las rescate de todos sus problemas, no entienden nada de política ni de deportes. La mujer estereotípica es la mujer con delantal de todos los comerciales, es Lucy (de I love Lucy).
Así, en un mundo donde no puedo subsistir sin un hombre, donde casarme y tener hijos es mi mayor meta en la vida, donde mi única utilidad es ser una buena esposa y ama de casa, ¿qué harán conmigo si escribo poesía, si busco estados místicos, si no creo en las instituciones como el matrimonio, si soy abiertamente lesbiana o bisexual, o si ejerzo una sexualidad libre, aun en la heterosexualidad?

¿En dónde están todas?

Como lo dice Gregory Corso, sí hubo mujeres beats. Y ser rebeldes les ocasionó terribles problemas sociales. Hubo más de una veintena de mujeres que escribieron y experimentaron tal como los demás beats, que convivieron y crearon lazos firmes de amistad con Ginsberg, Kerouac, etcétera. Que tuvieron romances con unos y con otros, que vivieron sus propias experiencias, que se posicionaron en el rechazo social en pos de vivir tal como querían y leer lo que les daba la gana, y escribir lo que nacía de su pecho y de su mente iluminada.
Mujeres que marcaron pauta, que crearon puentes para entender a la mujer como un ente mucho más ambicioso que la imagen gris de la obediente esposa. Mujeres como Mary Fabilli, Diane di Prima, Joyce Johnson, Hettie Jones, Joanne Kyger, Denise Levertov, Marge Piercy, Joanna McClure, Janine Pommy Vega, Anne Waldman, Ruth Weiss, Leonore Kandel, Brenda Frazer, Elise Cowen, Mary Norbert Korte, entre otras; mujeres de las que casi no se habla porque, como dice Simone de Beauvoir: “La representación del mundo, como el mundo mismo, es obra de los hombres; ellos lo describen desde su punto de vista, el cual confunden con verdad absoluta.”
No están totalmente olvidadas, la bibliografía de este trabajo es la prueba irrefutable de ello, pero no se les da el reconocimiento que merecen. Muy pocas veces se habla de ellas, tan pocas que hay quienes piensan que no hay mujeres beatniks, o que sólo aquellas que fueron musas o esposas de un beatnik pueden entrar en la categoría. Algunas de ellas tuvieron alguna relación amorosa con alguien de su generación, es sólo lógico, pero su talento no dependía de ningún hombre.
En este caso me centraré en tres de estas mujeres: Elise Cowen, Diane di Prima y Marge Piercy.

Elise Cowen

Un alma libre en un cuerpo reprimido por la sociedad. Empezó a escribir desde niña y desde entonces la persiguieron algunas sombras. No era la típica niña, la que sus padres hubieran querido, no hacía lo que “era debido”, lo “correcto” para una “mujercita”.
La rodeaba un ánimo sombrío y estuvo internada en instituciones psiquiátricas (nunca sabremos si una fue causa de la otra, o viceversa). Conoció a Allen Ginsberg, su gemelo de alma y cuerpo, aunque no de sangre, y aunque tuvo un romance con él, ambos abrazaron su homosexualidad y construyeron una fuerte amistad.
Después de múltiples tratamientos psiquiátricos para su supuesta psicosis (quizá era sólo rebeldía o libertad) su mente no soportó más y se estrelló en el pavimento al tirarse desde un séptimo piso en Nueva York.

Diane di Prima

“Soy una mujer de placer / y doy sal cuando me dan sal. / Libre de la esperanza y del conocimiento, / he dejado esto entre piedras molidas de otros umbrales.”

Nieta de un anarquista de origen italiano, empezó a escribir seriamente a los catorce años. Conoció a los beats en los años sesenta, se volvió una de ellos, escribió junto, sobre y lejos de ellos, besó a algunos y a algunas, y de todas esas experiencias escribió Memories of a Beatnik (Memorias de una beatnik) en 1969. En este libro cuenta su testimonio, aquello que vivió como mujer rebelde en su época, y los detalles eróticos de su vida con otros beats. Aquí un fragmento:

Nos dispusimos a ponernos un buen colocón, y Allen, y Jack Kerouac que estaba con él, soltó un largo discurso hermoso e inspirado, sobre la poesía y el afán de superación. Jack opinaba, y también Allen, por aquel entonces que uno nunca debía cambiar ni reescribir nada porque el primer impulso de la inspiración era el mejor, tanto en la vida como en la poesía. Era evidente que Jack vivía de ese modo. Cogió mis cuadernos de poesía y se puso a eliminar las correcciones, recitando los irregulares versos originales, convirtiendo en algo hermoso las pausas e imperfecciones mientras nos poníamos cada vez más enceguecidos. (Di Prima:1999)

Diane di Prima fue muy criticada por publicar unas memorias tan envueltas en escenas sexuales y de uso de drogas, pero no llegó a más que fuerte crítica y quizá una que otra reseña despectiva. El poemario The Love Book (El libro del amor) de Leonore Kandel, también de la generación beat, no tuvo tanta suerte; fue acusado de “obsceno” y retirado de circulación. Otros libros de beatniks habían sido acusados también de lo mismo, como Howl (Aullido) de Allen Ginsberg y The Naked Lunch (Almuerzo desnudo) de William S. Burroughs, por ejemplo, pero en el caso del libro de Leonore Kandel, aun después de más de veinte años que se retiró, continúa prohibido. Difícil de creer, pero totalmente cierto.

Marge Piercy

Piercy es una de las más activas feministas de la generación beat. Escribió libros de poesía, novela, teatro, ensayo y autobiografía.
En sus libros no sólo trata de y defiende a la mujer, sino también hace crítica sobre la manera de tratar a los supuestos enfermos mentales, de las torturas que significan los tratamientos psiquiátricos culpables de que varios beatniks perdieran la verdadera razón (que a veces se encuentra en la locura) y que ocasionaron que se les fuera la luz interna.

Marge Piercy se presenta con estas palabras: “Nací en Detroit, Michigan, lugar que abandoné al cumplir diecisiete años. He vivido principalmente en Chicago, Brooklyn, Manhattan, San Francisco y Boston… He sido activista política (lucha por los derechos civiles, grupos antiguerra, Estudiantes por una Sociedad Democrática) de 1965 a 1969. Después de 1969 he estado activa en la lucha de las mujeres.” (Anaya en Piercy: 1981)
Así su obra está plagada de lucha social, “Como feminista, su obra refleja las inquietudes humanas de una mujer en su tiempo”, pero sin sacrificar nunca la forma. En su poesía, y sobre todo con su vida, ella “destruye un mundo constreñido y anquilosado al tiempo que construye otro pletórico de intensidades”. (Di Prima:1999)

Marge Piercy es un ejemplo de cómo las mujeres rebeldes en su época tuvieron que enfrentarse a calumnias y humillaciones, y cómo las valientes siguieron luchando por crear un mundo donde ninguna otra persona tuviera que pasar por lo que ellas sufrieron. Su claridad de mujer liberada en el siglo XX está patente en toda su obra literaria, lo atestiguan poemas como “Blues luctuoso para Janis Joplin”, “Indecencia”, “Vivir a la intemperie” y “La luna siempre es hembra.” Termino con uno de sus notables poemas breves, toda una celebración femenina de la sensualidad y el gozo:

“Canción postrada”: “Húmedo, húmedo, en la humedad metido, / creo que eres cerveza, leche y semen. / Eres remolino de agua, un dios del río / con cabeza afelpada. De tu nariz / brota la sangre, y de tu boca el vino. / Eres humectante que cura catarros y / resfríos. Emites un vapor perenne, / exhalación, riachuelo de orina, lágrimas / tibias. Tienes una erección en frío y, / escurridizo, te pierdes debajo de la / lama. De pronto caes, fogoso, ganas tú, / barullero, y en todas las habitaciones / tocas puertas. Mientras yo, cual medusa / vibrante, como un salmón que encalla, / sobre tu suavidad resbalo y quedo/ plena.” (Versión de José Vicente Anaya)


SELECCIÓN DE POEMAS

 

FOR PIGPEN

— Diane di Prima

 

Velvet at the edge of the tongue,

at the end of the brain, it was

velvet. At the edge of history.

 

Sound was light. Like tracing

ancient letters w/yr toe on the

floor of the ballroom.

They came & went, hotel guests

like the Great Gatsby.

And wondered at the music.

Soud was light.

 

jagged sweeps of discordant

Light. Aurora borealis over

some cementery. A bark. A howl.

 

At the edge of history & there was

no time

 

shouts. trace circles

of breath. All futures. Time

was this light & sound

spilled out of it.

 

Flickered

& fell under blue windows. False dawn.

And too much wind,

 

We come round.

Make circles. Blank as clock.

Spill velvet damage on the edge

of history.

 

 

CHRONOLOGY

— Diane di Prima

 

I loved you in October

when you hid behind your hair

and rode your shadow

in the corners of the house

and in November you invaded

filling the air

above my bed with dreams

cries for some kind of help

on my inner ear

in December I held your hands

one afternoon; the light failed

it came back on

in a dawn on the Scottish coast

you singing us ashore

now it is January, you are fading

into your double

jewels on his cape, your shadow on the snow,

you slide away on wind, the crystal air

carries your new songs in snatches thru the windows

of our sad, high, pretty rooms

 

WHO WILL SLAP…

— Elsie Cowen

 

Who will slap

my backside

When I am born

again

 

Who will close my eyes

when

In death

They see

 

EMILY…

— Elise Cowen

 

Emily white witch of Amherst

The shy white witch of Amherst

Killed her teachers

with her love

I’ll rather mine entomb

my mind

Odr best that soft gret dove.

 

 

BARBIE DOLL

— Marge Piercy

 

This girlchild was born as usual

and presented dolls that did pee-pee

and miniature GE stoves and irons

and wee lipsticks the color of cherry candy.

Then in the magic of puberty, a classmate said:

You have a great big nose and fat legs.

 

She was healthy, tested intelligent,

possessed strong arms and back,

abundant sexual drive and manual dexterity.

She went to and fro apologizing.

Everyone saw a fat nose on thick legs.

 

She was advised to play coy,

exhorted to come on hearty,

exercise, diet, smile and wheedle.

Her good nature wore out

like a fan belt.

So she cut off her nose and her legs

and offered them up.

 

In the casket displayed on satin she lay

with the undertaker’s cosmetics painted on,

a turned-up putty nose,

dressed in a pink and white nightie.

Doesn’t she look pretty? everyone said.

Consummation at last.

To every woman a happy ending.

 

EL MIEDO

— Marge Piercy (trad. de José Vicente Anaya)

 

Despierto con huellas de dientes

en mi cuello. Tengo la sensación

de que algo falta. No estoy entera.

De este cuerpo mío, blando, debo

sacar algún provecho, antes de ser

tragada como aceituna, antes de que

se expanda la fosa con mis huesos.

Los minutos son boquitas de hormigas;

dientes de tiburón, los días. Y la

noche, cual mandíbulas enormes de

ballena, se abre.


NOTAS:

[1] Respuesta a una pregunta de la audiencia en un homenaje a Allen Ginsberg en el Naropa Institute, Julio 1994.

Bibliografía recomendada sobre el tema:
– Anaya, José Vicente, Los poetas que cayeron del cielo, la generación Beat comentada y en su propia voz, Juan Pablos, México, 1998, 326 pp.
– Baccala, Angela, Muses or Maestros? Women of the Beat Generation, 1997
– Di Prima, Diane, Memorias de una beatnik, Muchnik, Barcelona, 1999, 184 pp.
– Kinght, Brenda, Women of the Beat Generation, The writers, artists and muses at the heart of a revolution, Conari Press, Berkeley, 1996, 366 pp.
– Piercy, Marge, Ventana de la mujer en llamas, Universidad Autónoma del Estado de México, México, 1981, 76 pp.

*Este ensayo fue publicado originalmente en La Jornada Semanal #861, Domingo 4 de septiembre de 2011 y es publicado en Barbas Poéticas con la autorización de su autora. Marzo, 2018.


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Para Amiri Baraka, un poema de Diane Di Prima

Amiri Baraka murió el 9 de enero. El círculo poético de San Francisco estuvo ahí el 2 de marzo, en la Emerald Tablet gallery, honrando su obra y a su amigo.

Diane Di Prima, poeta beat con quien Amiri tuvo una hija, Dominique, escribió en el SF Gate a finales de febrero que tenía un poema inspirado en la vida del poeta del poder negro. Barbas Poéticas presenta el poema “Para Amiri Baraka” en la que creemos es su primera versión al español. Gracias a Sandra Toro por aventarse esta exquisita labor bilingüe.

 


PARA AMIRI BARAKA                       
Diane Di Prima                          
(Versión de  Sandra Toro)


no importa si el que empeoró
fue tu pie izquierdo 
o el derecho
no importa si fueron tus pulmones
o tu corazón
no importa si ese
tumor
en el hígado era
maligno
ni qué había andado mal
tanto tiempo
c/tus riñones
no importan
las drogas
ni las hierbas
ni la acupuntura
ni por qué no
fuiste
a esas consultas
no importa cuánto tomaste
ni si tomabas
no importa si te drogabas
o no
hablando de medicinas
o hablando de drogas
lo que importa ahora
lo que importa &
lo que va a importar
cien
mil años
lo que importa cuando
lo que escribimos
lo que pensamos
se pierde
(& no te engañes
Ginsberg
es todo eso
lo que se va a perder)
lo que importa:
cada lugar
donde leíste
cada verso
que escribiste
cada libro con la página doblada
o panfleto
en la biblioteca de alguien
cada chico desgarbado y lleno de esperanza
al que le sonreíste con esa sonrisa
mientras decían 
que pensaba que podía escribir
que pensaba que podía luchar
que estaba seguros
de poder cambiar el mundo
cada sueño humano
que escuchaste 
o inspiraste
después de la presentación
después de la lectura
después de otra
inenarrable
cena de la facultad
después de ese vuelo horroroso
& de conducir hasta la escuela
lo que importa:
el recuerdo del poema
en miles de mentes
ese quántum
de energía
pasando
dando la vuelta 
y pasando 
al otro
a miles
de otros
lo que importa
la Revolución
lo que importa
la Revelación
el poema
echando raíz 
en miles
de mentes…




amiridiane



«For Amiri Baraka»


don’ matter was it
yr left foot went bad
or yr right
don’ matter yr lungs
or yr heart
don’ matter if that
mass
on yr liver was
malignant
or what’s been wrong
so long
w/yr kidneys
don’t matter
drugs
or herbs
or acupuncture
or why you didn’t
go
to those appointments
don’t matter how much you drank
or if you drank
don’t matter you did or you didn’t
take drugs

meaning meds
or take drugs
meaning drugs
what matters now
what matters &
what’s gonna matter
a hundred
a thousand years
what matters when
what we wrote
what we thought
is lost
(& don’t kid yourself,
Ginsberg
it’s all of it
gonna be lost)
what matters:
every place
you read
every line
you wrote
every dog-eared book
or pamphlet
on somebody’s shelf
every skinny hopeful kid

you grinned that grin at
while they said
they thought they could write
they thought they could fight
they knew for sure
they could change the world
every human dream
you heard
or inspired
after the book-signing
after the reading
after one more
unspeakable
faculty dinner
after that god-awful flight
& the drive to the school
what matters:
the memory
of the poem
in thousands of minds
that quantum
of energy
passed over
passed
all the way over

to the other
to thousands
of others
what matters
Revolution
what matters
Revelation
what matters
the poem
taking root in
thousands
of minds …