Jazzificando #2: Miles Ahead

En «Miles Ahead» de Don Cheadle, el personaje de Miles Davis resume su propia vida: «Vine a Nueva York, hice algo de música, conocí algunas chicas, usé drogas, hice más música…»


En «Miles Ahead» de Don Cheadle, el personaje de Miles Davis resume su propia vida: «Vine a Nueva York, hice algo de música, conocí algunas chicas, usé drogas, hice más música…». El cine puede resumir en unas cuantas secuencias y frases un cúmulo bastante complejo de experiencias previas, como cuando menciona que un día amaneció negro y por ese solo hecho, ya sabía tocar el piano. Miles Davis representa la necesidad de innovación, de renacimiento constante. Decir frases como por ejemplo «revivir la era del jazz» representa un contrasentido, esa música nunca murió, se diría que toma otras formas, va de un lado a otro y sólo mira para atrás para pensar sus influencias, para contradecirlas u homenajearlas. No existe una era del jazz como tal. Nadie puede imaginar a Miles Davis tocando «Milestones» como en su época de jazz fusión, o sus viejos estándares del «hard bop», grabados en «Kind of Blue», que ni siquiera le gustaban tanto, «eso ya pasó», diría, «nosotros nos movemos». Y no es sólo el protagonismo o las ganas de sentirse vigente para las nuevas audiencias, es la necesidad de cambio y la búsqueda de respuestas creativas. Una sola escena en la cinta de Don Cheadle nos puede dar indicios sobre determinada etapa de esa evolución: Este es Miles Davis con Gil Evans cuando pensaban que los ruidos de la civilización entrarían casi a la fuerza en esa esforzada trompeta: «Porgy and Bess», el «Concierto de Aranjuez» o los «Sketches of Spain»; este es el personaje gandalla e intratable al que sólo podían amar los masoquistas; este es un paréntesis en la vida del genio y sus problemas con las drogas, o con su disquera… Lo que hay en Miles es la voluntad de estar siempre a la vanguardia: su actitud siempre fue la de decirnos: «Yo soy lo que está vigente, el emisario de lo que viene». Bastaba verlo, nunca envejeció, incluso en su último disco, que incorpora vertientes del hip hop parece expresar que siempre es posible comenzar de nuevo en una música que él llamaba «música social».

En la citada película vemos que a Miles le roban un codiciado demo con sus trabajos más recientes, los que marcarían su renacimiento; luego mucha tensión dramática, «flash backs», disparos y persecuciones, cuál debe ser, lo que nos hace pensar que si la música no es el Santo Grial, entonces ¿qué es?



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Jazzificando #1: Summertime

Si escuchamos con atención «Summertime» de George Gershwin, notaremos que parece una canción de cuna, algo como lo que una nana nos cantaría para poder conciliar el sueño. Mientras escribo esto pienso en «Good Night» de The Beatles, y es que ellos podían grabar lo que fuera, incluso canciones que parecían infantiles o medio aniñadas sin que eso los disminuyera como músicos.


Si escuchamos con atención «Summertime» de George Gershwin, notaremos que parece una canción de cuna, algo como lo que una nana nos cantaría para poder conciliar el sueño. Mientras escribo esto pienso en «Good Night» de The Beatles, y es que ellos podían grabar lo que fuera, incluso canciones que parecían infantiles o medio aniñadas sin que eso los disminuyera como músicos. En el caso de «Summertime» lo que predomina es lo indeciso y lo inclasificable, es tan «sui generis» que se escapa a cualquier forma de catalogarla. Los que hablan sobre música popular dicen: «OK, yo paso, eso es del género operístico, no me incumbe», otros afirman que tiene la influencia de un spiritual llamado «I Feel Like A Motherless Child»; también se puede decir: «Ni hablar, esto es un blues al estilo W.C. Handy, seguro de ahí viene»; un musicólogo le encontró parentesco con la música de Antonín Dvořák; pero agárrense, porque hay otro estudioso que piensa que todo viene de «Tristán e Isolda» de Richard Wagner. Nadie dice que es jazz pero sus posibilidades jazzísticas son evidentes. «Summertime» ha sido versionada unas cuatrocientas veces, casi siempre por jazzistas aunque existe en salsa, hip hop, country, reggae… Estoy seguro que a Duke Ellington le hubiera gustado componer esta canción para su suite operística jazzística «Black, Brown, and Beige» y era el Duque quien afirmaba: «Es que Gershwin le copiaba a todo el mundo». Ustedes nombren un jazzista, cualquiera, y es muy probable que haya tenido que ver con esta composición.

Ahora mismo escucho la versión de Billie Holliday.