Réquiem por la muerte de un niño y otros poemas, de Rainer Maria Rilke

A Rainer Maria Rilke se le suele señalar como uno de los grandes poetas de la lengua alemana. Difícilmente habría quien se encuentre en desacuerdo con esta afirmación; cultivó obra también en la lengua francesa, así como en la rusa. En las traducciones que aquí presentamos hemos procurado mantener los rasgos dialectales del español de…

A Rainer Maria Rilke se le suele señalar como uno de los grandes poetas de la lengua alemana. Difícilmente habría quien se encuentre en desacuerdo con esta afirmación; cultivó obra también en la lengua francesa, así como en la rusa.

En las traducciones que aquí presentamos hemos procurado mantener los rasgos dialectales del español de México, esto, claro, para que el lector de dicho país pueda sentir una mayor empatía y cercanía a los textos. Esta decisión ha sido tomada considerando el tono especialmente emotivo del Réquiem por la muerte de un niño y la familiaridad que pudiera tener el lector mexicano con el poema La pantera por la película Güeros del director Alonso Ruizpalacios.

De los tres poemas que aquí les presentamos podemos decir que en dos de ellos encontramos uno de los temas más tratados por Rilke: la infancia. Si bien La fábula de la nube recuerda en cierta medida a Under the sunset de Bram Stoker por su tono infantil y macabro, caso onírico; en Requiem por la muerte de un niño encontramos interesantísimas observaciones filosóficas sobre la adquisición del lenguaje en los primeros años de vida del ser humano.

 

RÉQUIEM POR LA MUERTE DE UN NIÑO

Lo que le habré impreso a la palabra «Nombre»,
y el perro, y la vaca, y el elefante,
ahora, desde siempre y desde tan lejos ya reconocidos,
y además la cebra… argh, ¿para qué?
El que ahora me lleva
se eleva sobre sobre el Todo,
como el nivel del agua. ¿Es esta la calma,
saber que se ha sido cuando no se atravesaban superficies tersas y duras
hacia un rostro comprensivo?

Y estas manos abiertas…

Ustedes a veces decían: él promete.
Sí, prometía, pero lo que les prometía
ya no me importa más.
A veces me sentaba por largo rato cerca de la casa
observando un pájaro.
¡Si me hubiera podido convertir yo en esa mirada!
Y me hacía elevar mis cejas
bien altas. No tuve amor alguno.
El amar no fue más que miedo…, tú entiendes, mas
yo no era nosotros
y era mucho más grande que un hombre
y era
como si yo mismo fuera el peligro,
y dentro de ella
yo era la semilla.

Una pequeña semilla; se la envidio a las calles,
se la envidio al viento. La dejo ir.
Porque nunca he creído
que hayamos estado sentados juntos todos nosotros. Palabra de honor.
Ustedes hablaban, reían, pero no se encontraban
ni en cada habla ni en cada risa. No.
Como ustedes temblaban, no lo hacía
ni el azucarero ni lo hacía la copa de vino.
La manzana se posaba. Qué bueno era a veces
tomar la manzana dura y madura.
La fuerte mesa, los silenciosos trastes,
tan buenos, cómo calmaban el año.
Y también a veces mi juguete era bueno conmigo,
podía ser casi tan confiable
como las otras cosas, aunque no tan tranquilo.
Estaba en un despertar constante,
como en medio, entre mi sombrero y yo.
Tenía un caballo de palo, tenía un gallo,
tenía también esa muñeca con una sola pierna;
hice tanto por ellos.
Hacía el cielo pequeño cuando ellos lo veían,
pues entendí pronto
cuan solo se está cuando se es un caballo de palo.
Puedes fabricarlo: un caballo de palo de cualquier tamaño.
Lo pintan y luego lo montan,
y recibe tantos golpes por el camino.
¿Por qué no era mentira
cuando le llamaba «caballo»?
Porque incluso yo mismo me sentía como
un caballo varonil, nervudo:
incluso me sentía con cuatro patas…
(¿y convertirme algún día en hombre?)
¿Pero acaso no yo no me convertía
en madera por mi propia voluntad
y me hacía duro en silencio
con un rostro diminuto?

Ahora casi creo que siempre hemos estado equivocados.
Veía el arroyo y murmuraba,
el arroyo murmuraba y me lanzaba a él.
Donde veía algún sonido, yo mismo resonaba,
y donde algo sonara, era por mí.

Así me metía en Todo.
Pero Todo sin mí estaba tan bien,
y entristecía si me entrometía.

Ahora estoy repentinamente separado.

¿Comienza
un nuevo aprendizaje, un nuevo preguntar?
¿O debería decir,
cómo es ahora todo ante ustedes? Eso me asusta.
¿La casa? Nunca la entendí del todo.
¿Las habitaciones? Argh, había tantas cosas en ellas.
…tú, madre, ¿quién era realmente
el perro?
E incluso que encontráramos bayas en el bosque
me parece un hallazgo increíble.

……………………………………………………..

Debería haber niños muertos
que vengan a jugar conmigo. Siempre hay
algunos muriendo. Yaciendo en sus cuartos,
así como yo lo estuve y nunca me curé.

Curarse… qué extraño suena aquí. ¿Tiene sentido?
No hay, donde estoy, creo, nadie enfermo.
Ha pasado tanto tiempo desde que me dolía la garganta…

Aquí todo es como una bebida fresca.

Sin embargo, aún no veo a quienes nos beben.
Requiem auf den Tod eines Knaben

Was hab ich mir für Namen eingeprägt
und Hund und Kuh und Elephant
nun schon so lang und ganz von weit erkannt,
und dann das Zebra -, ach, wozu?
Der mich jetzt trägt,
steigt wie ein Wasserstand
über das Alles. Ist das Ruh,
zu wissen, daß man war, wenn man sich nicht
durch zärtliche und harte Gegenstände
durchdrängte ins begreifende Gesicht?

Und diese angefangnen Hände –

Ihr sagtet manchmal: er verspricht…
Ja, ich versprach, doch was ich Euch versprach,
das macht mir jetzt nicht bange.
Zuweilen, dicht am Hause, saß ich lange
und schaute einem Vogel nach.
Hätt ich das werden dürfen, dieses Schaun!
Das trug, das hob mich, meine Augenbraun
waren ganz oben. Keinen hatt ich lieb.
Liebhaben war doch Angst -, begreifst du, dann
war ich nicht wir
und war viel größer als ein Mann
und war
als wär ich selber die Gefahr,
und drin in ihr
war ich der Kern.

Ein kleiner Kern; ich gönne ihn den Straßen,
ich gönne ihn dem Wind. Ich geb ihn fort.
Denn daß wir alle so beisammen saßen,
das hab ich nie geglaubt. Mein Ehrenwort.
Ihr spracht, ihr lachtet, dennoch war ein jeder
im Sprechen nicht und nicht im Lachen. Nein.
So wie ihr alle schwanktet, schwankte weder
die Zuckerdose, noch das Glas voll Wein.
Der Apfel lag. Wie gut das manchmal war,
den festen vollen Apfel anzufassen,
den starken Tisch, die stillen Frühstückstassen,
die guten, wie beruhigten sie das Jahr.
Und auch mein Spielzeug war mir manchmal gut.
Es konnte beinah wie die andern Sachen
verläßlich sein; nur nicht so ausgeruht.
So stand es in beständigem Erwachen
wie mitten zwischen mir und meinem Hut.
Da war ein Pferd aus Holz, da war ein Hahn,
da war die Puppe mit nur einem Bein;
ich habe viel für sie getan.
Den Himmel klein gemacht, wenn sie ihn sahn, –
denn das begriff ich frühe: wie allein
ein Holzpferd ist. Daß man das machen kann:
ein Pferd aus Holz in irgend einer Größe.
Es wird bemalt, und später zieht man dran,
und es bekommt vom echten Weg die Stöße.
Warum war das nicht Lüge, wenn man dies
«Pferd» nannte? Weil man selbst ein wenig
als Pferd sich fühlte, mähnig, sehnig,
vierbeinig wurde – (um einmal ein Mann
zu werden?) Aber war man nicht
ein wenig Holz zugleich um seinetwillen
und wurde hart im Stillen
und machte ein vermindertes Gesicht?

Jetzt mein ich fast, wir haben stets getauscht.
Sah ich den Bach, wie hab ich da gerauscht,
rauschte der Bach, so bin ich hingesprungen.
Wo ich ein Klingen sah, hab ich geklungen,
und wo es klang, war ich davon der Grund.

So hab ich mich dem Allen aufgedrängt.
Und war doch Alles ohne mich zufrieden
und wurde trauriger, mit mir behängt.

Nun bin ich plötzlich ab-geschieden.

Fängt
ein neues Lernen an, ein neues Fragen?
Oder soll ich jetzt sagen,
wie alles bei euch ist? – Da ängst ich mich.
Das Haus? Ich hab es nie so recht verstanden.
Die Stuben? Ach da war so viel vorhanden.
…..Du Mutter, wer war eigentlich
der Hund?
Und selbst, daß wir im Walde Beeren fanden,
erscheint mir jetzt ein wunderlicher Fund
……………………………………………………..

Da müssen ja doch tote Kinder sein,
die mit mir spielen kommen. Sind doch immer
welche gestorben. Lagen erst im Zimmer,
so wie ich lag, und wurden nicht gesund.

Gesund… Wie das hier klingt. Hat das noch Sinn?
Dort, wo ich bin,
ist, glaub ich, niemand krank.
Seit meinem Halsweh, das ist schon so lang –

Hier ist ein jeder wie ein frischer Trank.

Noch hab ich, die uns trinken, nicht gesehen
……………………………………………………………

 

LA FÁBULA DE LA NUBE

El día en tonos suaves partió,
y como un golpe de martillo murió.
Como un melón dorado
yacía grande la luna a la vera de la yerba.

Una nubecilla quiso morderla,
y lo logró, tan solo un par de pulgadas
del claro iris;
mordía a prisa sus mejillas rechonchas.

Largo tiempo así permaneció
bebiendo su luz;
La nube se derritió y negra se volvió.

 

Das Märchen von der Wolke

Der Tag ging aus mit mildem Tone,
so wie ein Hammerschlag verklang.
Wie eine gelbe Goldmelone
lag groß der Mond im Kraut am Hang.

Ein Wölkchen wollte davon naschen,
und es gelang ihm, ein paar Zoll
des hellen Rundes zu erhaschen,
rasch kaut es sich die Bäckchen voll.

Es hielt sich lange auf der Flucht auf
und sog sich ganz mit Lichte an; –
da hob die Nacht die goldne Frucht auf:
Schwarz ward die Wolke und zerrann.
LA PANTERA*

Su mirada de ver pasar las rejas
se ha cansado tanto que ya no retiene más.
Ahí está él, como si hubiera mil rejas
y detrás de mil rejas no hubiera mundo alguno.

El andar suave de pasos flexibles y fuertes,
en un círculo estrecho gira;
es como una danza de poder en torno a un círculo
en el que en el centro se alza un gran deseo.

Tan solo a veces el telón de sus párpados se alza
en silencio. Entonces una imagen entra,
viaja por la calma en tensión de sus miembros
y en su corazón se queda.

 

Der Panther

Sein Blick ist vom Vorübergehn der Stäbe
so müd geworden, daß er nichts mehr hält.
Ihm ist, als ob es tausend Stäbe gäbe
und hinter tausend Stäben keine Welt.

Der weiche Gang geschmeidig starker Schritte,
der sich im allerkleinsten Kreise dreht,
ist wie ein Tanz von Kraft um eine Mitte,
in der betäubt ein großer Wille steht.

Nur manchmal schiebt der Vorhang der Pupille
sich lautlos auf -. Dann geht ein Bild hinein,
geht durch der Glieder angespannte Stille –
und hört im Herzen auf zu sein.


Presentación y traducción desde el alemán por Alejandro H. Monarres (1995), para Barbas Poéticas.

*NOTA: En el poema Pantera, sería conveniente mencionar que en la lengua original el género gramatical del animal mencionado en el poema es masculino, esto contrasta con la palabra pantera, como se le conoce en español y que es de género femenino. Esto habría que tenerlo en mente al leer al poema: pensar en el personaje central del texto como una entidad masculina en vez de femenina.

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