Elise Cowen, la chica poeta con lentes de pasta


Elise era una chica reservada, aunque en momentos llegaba a ser explosiva. En constante lucha con su familia a causa del moralismo de la época en que vivió. Joyce Johnson fue una muy cercana amiga suya, quien describió lo duro de su vida en el libro “Personajes secundarios” donde narra su historia con Jack Keruac. 

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Nació en  Washington Heights, Manhattan, el 31 de julio de 1933. Una chica americana que fue rebelde en tiempos en que ser rebelde no era permitido y mucho menos, siendo mujer. Una vida complicada, existencia llena de vacíos y baches, Elise sufrió de depresión durante la mayor parte de su vida. Depresión causada por la presión de su familia, de donde se escapaba frecuentemente para reunirse con los jóvenes artistas de esa zona de la ciudad donde sus padres siempre le prohibieron acercarse. Amiga cercana de Joyce Johnson en los primeros años 50, Elise se convirtió en poeta dada su cercanía con los beats que conocieron en sus andanzas por Nueva York. Joyce empezó a salir con Kerouac y Elise conoció a sus compañeros de fiesta y literatura. 


Perdidamente enamorada de Gisnberg, en los años en que Allen aún iba y venía de una etérea heterosexualidad —aun pensando que su homosexualidad era un desorden psíquico—, Elise escribió para él y para ella. Para sus propios demonios. Sin poder comprender por qué Allen pasaba de ser su “novio” a ser su hermano gemelo y dejaba de escribirle o llamarle durante periodos largos. 

A causa de ello, los conflictos de Elise se volvieron cada vez mayores. Desaparecía por periodos largos de tiempo, provocando que sus amigos la buscaran en hospitales y morgues. Vivió con artistas que no le dieron una buena vida. Quizá porque ella pensaba que probablemente no se la merecía.


 



Llevada por sus padres hasta las salas de hospitales psiquiátricos, llegó a recibir crueles tratamientos con choques eléctricos, causando que sus emociones se fueran deteriorando hasta que el 27 de febrero de 1962 dejó de resistir y se arrojó desde el séptimo piso, en el departamento de sus padres en Bennett Avenue. Tenía 28 años. 


SENTADA

Sentada contigo en la cocina
conversamos de todo
y te amo bebiendo té.
“Eso” es la palabra perfecta,
regia y hermosa. ¡Oh,
cuánto deseo, aquí mismo, tu cuerpo,
con o sin poemas barbudos!



QUIÉN ME DARÁ…

¿Quién me dará la
           nalgada cuando
vuelva a nacer?

¿Quién cerrará mis
           ojos cuando
a la hora de mi muerte
me vea?


LA DAMA…

La dama es una cosa sumisa
hecha de agua y muerte.
La moda la viste con sobriedad y
usa su mente para coserle la bastilla.






Se cree que este fue el último poema que escribió poco antes de suicidarse:


Sin amor 
Sin compasión 
Sin inteligencia 
Sin belleza 
Sin humildad 
Veintisiete años son suficientes 
Madre – demasiado tarde – años de locura – Lo siento 
Papá – ¿Qué pasó? 
Allen – Lo siento 
Peter- Santa Rosa Juventud 
Betty – Tanta valentía femenina 
Keith – Gracias 
Joyce – Chica hermosa 
Howard – Nene, cuídate 
Leo – Abrir las ventanas y Shalom
Carol – Deja que suceda
¡Déjenme salir ahora por favor! 
Por favor, déjame entrar 

* Palabra hebrea usada como saludo, puede significar Hola o Adiós.




Este próximo abril (2014) se publicará un libro que reúne los apuntes y poemas rescatados del último cuaderno sobreviviente del archivo de Elise, rescatado y editado por Tony Trigilio. Esperemos que no le tome décadas ser traducido al español. 

 

Traducción y presentación de Odeen Rocha, para Barbas Poéticas

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